Varios incendios múltiples en Portugal, España y Francia destruyen miles de hectáreas de bosque
Con el verano y las altas temperaturas, empieza la temporada de incendios forestales. Países de todo el hemisferio norte (donde el verano se extiende entre junio y septiembre) extreman sus precauciones y ponen en marcha planes de seguridad y protección civil para reducir los riesgos. Pero no siempre es posible controlar el fuego.
En la última semana, Portugal ha activado la alerta roja por culpa de una ola de incendios que ha afectado todo el territorio. Más de 20 incendios rurales están activos y se han registrado más de 800 focos de incendio (fuegos de pequeñas dimensiones que, si no se controlan a tiempo, pueden convertirse en incendios más graves).
El gobierno portugués ha movilizado a cerca de 4.000 bomberos, 2.000 vehículos de extinción y 30 medios aéreos (hidroaviones y helicópteros). El fuego ha quemado miles de hectáreas, ha destruido algunas viviendas y ha provocado una víctima mortal.
La situación se ha agravado por culpa del viento, las altas temperaturas y la ola de calor que afecta a varios países de Europa. El aumento generalizado de las temperaturas durante todo el año, incluso en otoño e invierno, han provocado que la vegetación esté más seca de lo normal y que el fuego se extienda con mayor facilidad.
También en España, varios incendios forestales afectan las provincias de Salamanca y Extremadura, en la frontera con Portugal. Estos incendios empezaron hace una semana y han quemado más de 6.500 hectáreas.
En el suroeste de Francia, dos grandes incendios han quemado más de 5.000 hectáreas y han obligado a desalojar a 10.000. La mayoría han pasado la noche en albergues y polideportivos, a la espera de que los bomberos apaguen los fuegos y puedan volver a su casa.
En varios países del sur de Europa, como Croacia y Turquía, los bomberos luchan contra las llamas. Los portavoces de la Unión Europea alertaron a principios de julio de que los incendios forestales se han agravado en los últimos 5 años y que la tendencia es que sean cada vez peores debido a los efectos del cambio climático.
Un bosque histórico en peligro
La región de California, en la costa oeste de Estados Unidos, ha sufrido algunos de los peores incendios de los últimos años. Y lo que es peor: de forma continuada, lo que implica que la vegetación no tiene tiempo de regenerarse.
Tal y como explica el Departamento de Bomberos de California en su página web, las temporadas de incendios son cada vez más largas debido al cambio climático y sus efectos: el aumento de las temperaturas, los períodos de sequía prolongados y un nivel de humedad en la vegetación cada vez menor.
Los incendios de este año amenazan uno de los bosques más emblemáticos de Estados Unidos: la arboleda Mariposa, un espacio natural del Parque Nacional de Yosemite. Allí se encuentran más de 500 ejemplares de secuoyas, la especie de árbol más grande del mundo.
El incendio de Washburn empezó el 7 de julio y amenaza Yosemite y sus alrededores, incluidos algunos pueblos. Más de mil bomberos de diferentes partes de Estados Unidos se han trasladado hasta allí para intentar proteger el parque y las secuoyas milenarias. La más conocida de todas es la llamada Grizzly Giant, que mide más de 63 metros y se estima que tiene 2.900 años de antigüedad.
Los agentes rurales trabajan todo el año en la arboleda Mariposa para reducir el riesgo de incendios. Pero, al mismo tiempo, también provocan pequeños incendios controlados que sirven para eliminar la vegetación más pequeña y liberan espacio para que las secuoyas más jóvenes puedan seguir creciendo.
El hemisferio sur, a la espera del verano
Los países del hemisferio sur se encuentran ahora en invierno, lo cual no excluye el riesgo de incendio pero sí que reduce mucho las posibilidades. Los meses más difíciles allí van de diciembre a mayo.
En América del Sur, los períodos de sequía son cada vez más largos y están provocando problemas de abastecimiento de agua. Esto, a su vez, haría muy difícil reaccionar contra un incendio forestal y combatir las llamas.
En Brasil, los incendios de la Amazonia aumentan cada año. En la mayoría de casos, se trata de incendios provocados para destruir los árboles y la vegetación y crear nuevas zonas de cultivo. Los focos de incendio aumentaron un 17,9% durante el primer semestre de este año, en comparación con el mismo período del año pasado.
La desaparición de la selva amazónica tiene graves consecuencias para el entorno natural, las especies animales y las comunidades que viven allí, pero también para el planeta entero. Los bosques son uno de los principales sumideros de carbono: absorben el dióxido de carbono de la atmósfera y reducen los efectos del calentamiento global.
Los incendios forestales también son cada vez más peligrosos en Australia. Los datos muestran que, debido al calentamiento global y los cambios en el clima, la temporada de incendios dura 30 días más que hace 40 años. El verano 2019-2020 fue uno de los peores en la historia del país: los fuegos quemaron millones de hectáreas y provocaron la muerte de más de mil millones de animales que vivían en estado salvaje.