Meta ha anunciado nuevas medidas para proteger a los usuarios menores de edad de los peligros de sus redes sociales, como la adicción o el ciberacoso
El grupo Meta, empresa matriz detrás de Facebook, Instagram y Whatsapp, ha anunciado un nuevo paquete de medidas para proteger a los menores de edad que cada día utilizan sus redes sociales. El objetivo es que estos usuarios, que son más vulnerables, no tengan que enfrentarse a experiencias inseguras o inapropiadas mientras navegan por Internet.
La compañía ha presentado las nuevas “Cuentas para adolescentes”, que empezarán a funcionar en Instagram para los jóvenes de entre 13 y 15 años. En los próximos 60 días se activarán en Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y Australia; en la Unión Europea lo harán a finales de año.
En la práctica, esta novedad implica que los menores tendrán cuentas privadas por defecto, solo podrán recibir mensajes de personas a las que sigan, tendrán limitado el acceso a contenidos sensibles (por ejemplo, imágenes y vídeos violentos) y recibirán notificaciones indicándoles que abandonen la aplicación después de 60 minutos cada día.
Los jóvenes que deseen un perfil público y menos restricciones tendrán que obtener el permiso de sus padres. Estos tendrán la posibilidad de aprobar y denegar las solicitudes de sus hijos adolescentes para cambiar los ajustes o permitir que ellos mismos gestionen sus ajustes.
La presión de los gobiernos para que las grandes plataformas protejan a los menores no ha hecho más que aumentar en los últimos años. En 2023, 40 estados de Estados Unidos presentaron una demanda contra Meta por desarrollar plataformas que manipulan y mantienen a los menores adictos, al mismo tiempo que rebajan su autoestima.
Usuarios vulnerables
Instagram tiene 2.000 millones de usuarios activos mensuales, según los últimos datos de Data Reportal. Entre esos millones de personas, una gran parte son menores de edad, ya que la aplicación permite hacerse una cuenta a partir de los 13 años. Estos usuarios son más vulnerables a los contenidos que circulan en internet por diversas razones, por eso precisan de una protección especial.
Los niños y adolescentes aún están en proceso de desarrollo, lo que significa que no siempre tienen las herramientas necesarias para discernir entre lo que es real o falso, distinguir intenciones detrás de ciertos mensajes o analizar críticamente el contenido al que están expuestos.
Además, los menores no siempre comprenden la importancia de proteger su privacidad mientras navegan en línea, lo que los expone a riesgos como la explotación, el robo de identidad o el ciberacoso por parte de desconocidos.
De ahí surge que gobiernos, instituciones y usuarios reclamen cada vez con más frecuencia un mayor compromiso por parte de las grandes empresas tecnológicas como Meta, para impedir que contenidos peligrosos o nocivos se extiendan libremente por las redes sociales y lleguen hasta los más pequeños.
Salud mental y redes sociales
Las nuevas medidas aprobadas por Meta llegan después de la publicación de diversos informes que alertan sobre cómo el consumo de redes sociales puede afectar negativamente en la salud mental de los usuarios más jóvenes. Uno de los más recientes viene de parte de la UNESCO, que es el órgano de las Naciones Unidas (ONU) dedicado a la educación, la ciencia y la cultura.
El informe, titulado La tecnología en los términos de ellas, advierte que las redes sociales pueden exponer a las niñas a materiales que van desde contenidos sexuales a vídeos que ensalzan comportamientos poco saludables o estándares corporales poco realistas.
Según la UNESCO, esta exposición puede tener efectos especialmente perjudiciales en la autoestima y la imagen corporal de las menores, lo que a su vez repercute en su salud mental y su bienestar.
Para explicar esta problemática, los investigadores citan un estudio de Facebook según el cual el 32% de las adolescentes que se sienten mal con sus cuerpos, se sienten peor a causa del contenido que ven en Instagram. Esta plataforma suele mostrar imágenes idealizadas de cuerpos y estilos de vida, que no siempre reflejan la realidad.
El organismo también advierte que, con el auge de la inteligencia artificial, las niñas están sufriendo las peores consecuencias del ciberacoso. En concreto, los analistas denuncian la proliferación de deepfakes de contenido sexual generados por IA en las aulas. Estos montajes no solo dañan la reputación de las víctimas, sino que también pueden generar un profundo impacto emocional, aumentando los niveles de ansiedad, depresión y vergüenza.
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