Gobiernos e instituciones trabajan para combatir los estereotipos y promover la presencia de niñas y mujeres en el ámbito científico
Cuando hablamos de mujeres famosas, seguro que se te ocurren varios nombres del mundo de la música, el cine, el deporte… o incluso de la política. Pero, ¿qué pasa con la ciencia? Igual que Arquímedes, Newton o Einstein, ¿podrías nombrar a tres científicas famosas de la historia?
Durante mucho tiempo las mujeres han sido excluidas del ámbito científico, ya sea por prejuicios o porque tradicionalmente se les ha asignado un rol de cuidadoras en el hogar. A partir del siglo XIX, con la aparición de los primeros movimientos feministas organizados, las mujeres pudieron acceder a estudios superiores y desarrollar su propia carrera profesional en la mayoría de países.
Sin embargo, la igualdad todavía está muy lejos. En la actualidad, menos del 30% de los investigadores y científicos de todo el mundo son mujeres, según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Y solo 1 de cada 3 estudiantes de carreras universitarias del ámbito STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) es una mujer.
La ONU declaró el 11 de febrero el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia para concienciar sobre la desigualdad de género que afecta a este ámbito del conocimiento e impulsar proyectos que den visibilidad a las mujeres científicas, además de combatir estereotipos y animar a las niñas y chicas más jóvenes a emprender carreras de ciencias.
Este año, además, las Naciones Unidas destacan el “papel crucial de las mujeres investigadoras” en la lucha contra la pandemia del coronavirus, ya sea investigando el virus o desarrollando las vacunas y test de detección de la enfermedad.
En ese sentido, la crisis económica derivada de la pandemia ha afectado sobre todo a las científicas que se encontraban al inicio de su carrera, ampliando todavía más la brecha de género en la ciencia.
La ciencia es un campo de estudio esencial para el progreso y el desarrollo de la humanidad. Si excluimos a las mujeres en ese ámbito, perdemos la oportunidad de mejorar la vida de millones de personas.
2020: Tres Premios Nobel para mujeres
En la actualidad, las mujeres que se dedican a las disciplinas STEM publican menos estudios, cobran menos por sus investigaciones y ocupan cargos menos importantes que los hombres. Aun así, el panorama va cambiando poco a poco y reconociendo el papel de las mujeres científicas.
La última edición de los Premios Nobel, los galardones científicos más prestigiosos del mundo, reconocieron el trabajo de tres investigadoras.
Por un lado, la astrónoma Andrea Ghez fue galardonada con el Premio Nobel de Física junto a Roger Penrose y Reinhard Genzel. Ghez lideró un grupo de científicos que descubrió un objeto compacto y supermasivo en el centro de nuestra galaxia, a 26.000 kilómetros de la Tierra, demostrando así la existencia de Sagitario A*, un agujero negro que equivale a cuatro millones de soles.
Por el otro, Emmanuelle Charpentier y Jennifer A. Doudna recibieron el Premio Nobel de Química por su aportación al desarrollo de la tecnología CRISPR, un método de edición genética que permite recortar partes de la secuencia de ADN y sustituirlas por otras a nivel molecular. Esto permite modificar el código genético de una célula y corregir posibles mutaciones que provocan enfermedades.
Sin embargo, no hay que olvidar que cerca de 900 hombres han recibido el Premio Nobel desde su creación en 1901, en comparación con las 57 mujeres galardonadas.
Una historia en el anonimato
Durante siglos, las mujeres se han visto excluidas del ámbito académico, reservado a los hombres. Hasta nosotros han llegado los nombres de grandes pensadores clásicos como Arquímedes, Euclides o Pitágoras, pero conocemos muy pocos casos como el de Hipatia de Alejandría, que nació en el siglo IV y está considerada la primera matemática de la historia.
Hipatia tampoco se libró de las envidias y prejuicios por ser una mujer científica, pero al menos su figura no cayó en el anonimato y hoy en día conocemos sus logros. En cambio, nunca conoceremos el nombre de muchas otras mujeres que contribuyeron al progreso de la ciencia.
En los últimos años se han puesto en marcha varias iniciativas para reivindicar el papel de las mujeres en la historia de la ciencia. Desde recuperar sus perfiles en Wikipedia a través de editatonas especializadas, hasta incluir más nombres de mujeres en los libros de texto escolares.
La campaña #NoMoreMatildas, impulsada por la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT), también busca recuperar los referentes femeninos con el objetivo de fomentar la vocación científica entre las niñas y chicas adolescentes.
El nombre de este proyecto se basa en el Efecto Matilda, que hace referencia a las mujeres cuyos méritos científicos han sido ignorados o atribuidos a sus compañeros hombres. La activista norteamericana Matilda Joslyn Gage (1826-1898) fue la primera en denunciarlo.