Adolf Hitler y Benito Mussolini se impusieron como dictadores y eliminaron cualquier tipo de oposición a sus regímenes
La Segunda Guerra Mundial (1939-1945) todavía se considera el conflicto más sangriento de la historia. Participaron países de todo el mundo, aunque su origen tuvo lugar en Europa.
El conflicto enfrentó a dos bandos, que agrupaban a varios países: por un lado, los Aliados, liderados principalmente por Francia, el Reino Unido y los Estados Unidos. Luchaban contra las Potencias del Eje: Alemania, Italia y Japón, entre otros estados.
La guerra no solo se libró por el control de territorio: ambos bandos representaban maneras muy distintas de entender el mundo.
Los países europeos del Eje, Alemania e Italia, estaban gobernados por dictadores autoritarios que impusieron sus propios regímenes autoritarios: el nazismo alemán y el fascismo italiano. Aunque hubo diferencias entre ambos, analizamos sus principales características y similitudes.
Crisis en Europa
La población de Italia y de Alemania estaba descontenta con las consecuencias de la Primera Guerra Mundial . Alemania había perdido la guerra y los ganadores habían impuesto condiciones de rendición muy duras que extendieron la pobreza, así como un sentimiento de humillación y rencor generalizado hacia el resto de Europa.
Italia, aunque estuvo en el bando de los vencedores, sufrió muchas bajas durante el conflicto y también a causa de la gripe española. Además, el país no obtuvo todas sus demandas en los tratados de paz de la Primera Guerra Mundial. Más tarde, las malas cosechas se unieron a la crisis económica que potenciaron el malestar entre los ciudadanos.
La población se sentía atraída por líderes con carisma que representaran un cambio respecto a los políticos tradicionales, a quienes se culpaba de la crisis. Tanto Mussolini como Hitler cautivaban a los votantes con sus potentes discursos y su promesa de un futuro mejor.
Líder único y autoritario
Uno de los rasgos más característicos de ambos regímenes era la importancia que daban al líder único. Se presentaban como personas a las que admirar y eran vistos como dirigentes que guiaban a su pueblo con mano de hierro.
Al mismo tiempo, nazismo y fascismo recurrieron a la violencia para obtener sus objetivos: aterrorizaban a las personas contrarias al régimen y eliminaban cualquier tipo de oposición a sus ideas.
El nazismo ha pasado a la historia por sus políticas de exterminio contra personas cuyo origen étnico, religión, creencias políticas u orientación sexual no encajasen con los ideales de Hitler. Se considera que unos 17 millones de personas murieron como consecuencia de estas políticas.
Por su parte, el gobierno fascista de Mussolini también persiguió a las personas que se oponían a sus políticas, especialmente a los comunistas o personas con ideales de izquierda. Aquellos contrarios al régimen eran juzgados, torturados, encarcelados, desterrados o incluso asesinados.
Políticas expansionistas
Tanto Hitler como Mussolini hacían referencia a los antiguos imperiosde sus países en sus discursos. En el caso de Alemania, el objetivo era alcanzar los dominios y poder del Sacro Imperio Romano Germánico.
En Italia, Mussolini se refería al antiguo Imperio Romano, que extendió su control alrededor del mar Mediterráneo durante siglos.
Según ellos, tenían derecho a recuperar los territorios que habían formado parte de sus países en el pasado y expandir su control por el mundo, aunque tuviesen que emplear la violencia. Es el caso de la invasión nazi de Polonia en 1939, que marcó elinicio de la Segunda Guerra Mundial.