Incendios forestales, temperaturas de récord y olas de calor muy intensas afectan a millones de personas en el continente europeo
Los incendios forestales y las altas temperaturas están marcando este verano en Europa. En el sur del continente, el fuego ha arrasado ya decenas de miles de hectáreas y ha obligado a desalojar a miles de personas; en el norte, los termómetros están registrando récords de temperatura. Los efectos del cambio climático son más evidentes que nunca.
Las temperaturas en el Reino Unido llegaron a los 40,2ºC, una cifra que nunca había aparecido en los registros meteorológicos de este país (la anterior más alta eran 38,7ºC en 2019). El gobierno británico declaró por primera vez el estado de emergencia por calor extremo.
Al norte del país, en la región de Escocia, la ola de calor ha provocado temperaturas superiores a los 25ºC durante tres días seguidos: aunque no parezcan muy elevadas, Escocia es una región fría todo el año y este cambio en el clima tiene un impacto sobre la fauna y la flora, además de repercutir en el consumo energético y la contaminación.
Las playas de la isla de Gran Bretaña, donde generalmente hay pocos bañistas, se han convertido en lugares masificados donde tomar el sol. Han pasado de un clima Atlántico a una temperatura similar a la del Mediterráneo en primavera.
La ola de calor ha causado otros contratiempos. Por ejemplo, en el tráfico aéreo: el aeropuerto de Luton (Londres) tuvo que suspender los vuelos porque la pista de aterrizaje se había derretido. También se cancelaron centenares de trenes porque el calor podía deformar el metal de las vías y provocar accidentes.
La devastación de los incendios continúa
En el sur de Europa, las consecuencias son mucho más graves. Los incendios forestales han quemado miles de hectáreas y han destruido bosques, monte e incluso algunas viviendas. De momento, los países más afectados son España, Francia y Portugal.
En Francia, cerca de 40.000 personas han sido evacuadas de sus casas por culpa de los incendios en el suroeste del país, que ya han quemado 20.000 hectáreas. La ola de calor avanza hacia el centro y en París, la capital, se espera alcanzar los 41ºC.
En España, el fuego afecta diferentes partes del país; el incendio más grave es en la provincia de Zamora, donde se han quemado unas 30.000 hectáreas. Los bomberos y las autoridades temen que sea uno de los peores veranos de los últimos años: en lo que va de 2022, ya se han quemado 140.000 hectáreas en todo el territorio español (la peor cifra de los últimos 15 años).
Los incendios parecen estar controlados en Portugal, donde se han quemado unas 40.000 hectáreas (más que en todo el año pasado). El gobierno portugués ha suspendido el estado de emergencia pero mantiene el estado de alarma porque todavía quedan algunos incendios pequeños que podrían descontrolarse en cualquier momento debido a la sequedad de la vegetación y las altas temperaturas.
¿Cómo afecta el calor a nuestra salud?
La ola de calor también ha provocado numerosas muertes en los países más afectados por este fenómeno meteorológico. Durante la segunda ola de calor en España, se calcula que más de 500 personas murieron por causas relacionadas con el calor extremo. Y la gran mayoría eran personas mayores, las más vulnerables.
¿El calor mata? No de forma directa, pero sí que puede incidir en algunas funciones básicas de nuestro cuerpo (como la respiración o el flujo sanguíneo) o bien agravar enfermedades preexistentes, que empeoran con el calor.
Algunos síntomas habituales durante las olas de calor son la insolación, la deshidratación o los calambres. En algunos casos, las altas temperaturas también pueden provocar golpes de calor, que suceden cuando la temperatura del cuerpo supera los 40ºC y es difícil enfriarlo para que la temperatura corporal baje.
Los golpes de calor son muy peligrosos porque pueden causar daños en órganos internos como el corazón, el cerebro o los riñones, o incluso afectar la movilidad. También pueden generar confusión, náuseas y mareos, y hacer que estemos más cansados y apáticos.
Para combatir los efectos de una ola de calor es importante mantenerse hidratados, evitar salir de casa al mediodía y primeras horas de la tarde, no realizar esfuerzos en las horas de más calor y evitar la exposición prolongada al sol.
Además, las olas de calor son más peligrosas para la gente con menos recursos, que no pueden permitirse tener aire acondicionado o consumir la energía necesaria para refrescar su casa. En este sentido, las personas sin hogar son las que tienen un riesgo más elevado de sufrir los efectos del calor sobre la salud.
Más olas de calor en el futuro
La Organización Meteorológica Mundial ha advertido de que las olas de calor serán más frecuentes y continuarán al menos hasta el año 2060. Esto se debe a los efectos del cambio climático, agravados por la actividad humana. Desde el inicio de la Revolución Industrial (S.XVIII), la quema de combustibles fósiles para viajar, transportar productos o generar energía ha hecho aumentar la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Estos gases mantienen el calor para que haya vida en la Tierra, pero en exceso tienen graves consecuencias. Este fenómeno se ha acelerado en el último siglo, hasta el punto de que el calentamiento global se ha disparado y ha provocado un verdadero cambio climático. El clima ha cambiado en todas las regiones del planeta: las temperaturas aumentan, el nivel del mar sube, los polos se deshacen, las sequías son más prolongadas, los desastres naturales son más intensos y frecuentes… Lo mismo sucede con las olas de calor, que cada vez serán más largas y con temperaturas más altas, con el peligro añadido de los incendios forestales. Las consecuencias del cambio climático ya están en marcha y durarán décadas o siglos… lo único que podemos hacer es reaccionar para que los efectos no sean cada vez peores.