23 noviembre 2024
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23 noviembre 2024

Ola de violencia en Haití

El primer ministro Ariel Henry renunció a su cargo después de semanas de creciente presión y aumento del caos en el país caribeño

Haití está viviendo una de las peores crisis políticas, sociales y humanitarias de los últimos años. Las bandas armadas y la violencia en las calles han hecho que la vida cotidiana de la población haitiana sea cada vez más complicada. Una nación de 11 millones de habitantes, azotada por la escasez de alimentos, se enfrenta diariamente a la inseguridad.

La población sufre hambre, es víctima de una violencia generalizada y, por si fuera poco, ahora tampoco tiene un mandatario que controle la situación. El primer ministro Ariel Henry dimitió el pasado 11 de marzo, dejando al país en un vacío de poder.

Durante su renuncia al cargo, Henry hizo referencia a las más de 11 semanas que Haití lleva experimentando un aumento de los actos de violencia, con asesinatos, ataques, saqueos y destrucción de edificios. El primer ministro llegó al poder en 2021, tras el asesinato a manos de mercenarios del anterior presidente Jovenel Moïse.

El gobierno de Moïse estuvo marcado por la crisis económica, la corrupción y las protestas, pero aun así pretendía alargar su mandato un año más de lo que permitía la constitución. No obstante, fue asesinado dos meses antes de las elecciones. El cargo fue asumido por un presidente interino, Claude Joseph, que acabó dimitiendo en favor de Ariel Henry. 

Para algunas personas del país, el nombramiento de Henry sin previa consulta soberana planteó muchos interrogantes sobre la legitimidad de su liderazgo y sus decisiones políticas. Esto exacerbó la tensión en el país, que ya entonces era escenario de violencia e inseguridad. 

Todo esta situación se ha ido fraguando durante meses y finalmente  ha desatado el caos político y el incremento de la presencia de bandas armadas en Puerto Príncipe, la capital del país. Ahora mismo se estima que el 80% de la ciudad está controlada por grupos criminales.

Pobreza y desastres naturales

Haití es el país más pobre de América y uno de los más pobres de todo el mundo. Con más de 11 millones de habitantes, un 60% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza, según datos del Banco Mundial. 

En 2021, 4,3 millones de personas sufrían inseguridad alimentaria aguda, careciendo de acceso a alimentos básicos y enfrentando riesgos significativos de desnutrición. Algunos de los más perjudicados son los niños y niñas: cerca de 3 millones de menores necesitan ayuda humanitaria en Haití, según datos de Unicef

La falta de acceso a una educación de calidad, atención médica adecuada, servicios de agua potable y saneamiento, así como oportunidades económicas viables, agravan aún más la situación en el país. 

A la pobreza también se suman los desastres naturales. Haití es un país muy vulnerable a sufrir tormentas tropicales, huracanes, inundaciones y deslizamientos de tierra. Esto ocurre debido a su ubicación geográfica, su topografía montañosa y la falta de infraestructura adecuada. 

En los próximos años, se espera que la situación empeore como consecuencia del cambio climático: las temperaturas aumentan, las precipitaciones disminuyen y los fenómenos climáticos extremos se vuelven más frecuentes e intensos. La pobreza generalizada limita la capacidad de las comunidades para prepararse y recuperarse de estos desastres.

Violencia y dictadura

Durante el último siglo, la población de Haití ha vivido varios sistemas dictatoriales. El más largo estuvo en manos de la familia Duvalier, que estableció una brutal dictadura que se caracterizó por el uso de la violencia estatal para mantener el control sobre la población entre 1957 y 1986. 

Durante aquellos años, se cometieron numerosas violaciones de los derechos humanos, incluyendo detenciones arbitrarias, tortura y ejecuciones extrajudiciales. La caída de la dictadura Duvalier en 1986, sin embargo, no marcó el fin de la violencia y la inestabilidad política en Haití. 

El país ha sido testigo de una serie de golpes de Estado y conflictos internos. Haití ha tenido más de 20 gobiernos en 35 años y ninguno ha conseguido aportar la estabilidad necesaria. La falta de instituciones democráticas sólidas, la persistente pobreza y los desastres naturales han alimentado el caos en el país.

Al mismo tiempo, varios grupos armados y pandillas han surgido en las calles de Haití, a menudo vinculados a facciones políticas o involucrados en actividades criminales como el tráfico de drogas. Estos grupos han contribuido a la inseguridad generalizada que sufre la población haitiana desde hace años. 
En la mayoría de los casos, la violencia se traduce en víctimas mortales. En 2023, hubo 4.789 víctimas de homicidio en Haití, según el informe del Secretario General del Consejo de Seguridad de la ONU.

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