17 noviembre 2024
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17 noviembre 2024

Otras formas de violencia contra la mujer

La mutilación genital femenina, el matrimonio forzado o la explotación sexual también vulneran los derechos fundamentales de las mujeres

La mayoría de casos de violencia de género se producen dentro de la pareja, pero hay otras formas de violencia en las que las mujeres son las víctimas más vulnerables: la mutilación genital femenina, el matrimonio infantil o la explotación sexual son algunos ejemplos. 

Todas estas formas de violencia suponen una violación de los derechos fundamentales de las mujeres. Además, estos comportamientos abusivos y discriminatorios hacia las mujeres afectan negativamente a su salud física, mental, sexual y reproductiva.

Mutilación genital femenina

La mutilación genital femenina (MGF) hace referencia a cualquier procedimiento que suponga la extirpación parcial o total de los genitales externos femeninos, o algún otro tipo de lesión a estos órganos, por motivos no médicos. 

En la actualidad, más de 200 millones de niñas y mujeres en todo el mundo han sufrido la mutilación genital femenina, según datos del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). Esta práctica se lleva a cabo en 30 países de tres continentes distintos, pero la mitad de los casos se concentran en Egipto, Etiopía e Indonesia.

Las razones para justificar esta práctica son diferentes según el lugar. La mutilación genital femenina se realiza para controlar la sexualidad de las niñas, como parte de un ritual de iniciación que marca la transición de niña a mujer, o como requisito previo para el matrimonio, entre otros motivos.

La MGF tiene un impacto directo en la salud de las niñas, que pueden sufrir hemorragias, infecciones de orina y dolor intenso. En ocasiones puede provocar la muerte, ya que la intervención suele realizarse en entornos rurales, sin un mínimo de condiciones higiénicas y sanitarias. Además, esta forma de violencia dificulta el desarrollo personal de las víctimas, que tienen más probabilidades de abandonar los estudios

Matrimonio infantil

El matrimonio infantil es aquel en el que uno o ambos cónyuges son menores de edad. Esta práctica es otro gran reflejo de la desigualdad de género: a escala mundial, la tasa del matrimonio infantil de los niños varones equivale a tan solo una quinta parte de la de las niñas, según datos de UNICEF.

Durante la última década, el número de matrimonios infantiles a nivel mundial se ha reducido. En los últimos años se ha evitado el matrimonio forzado de alrededor de 25 millones de niñas. Sin embargo, esta práctica sigue siendo una realidad en muchos países: 12 millones de niñas menores de 18 años se siguen casando cada año, según recoge UNICEF. 

Los casos de matrimonio infantil también son un indicador de la pobreza y la desigualdad en el mundo. Esta práctica es mucho más habitual en África Occidental y Central, una región con pocos recursos y falta de acceso a la educación (sobre todo para las niñas), donde casi 4 de cada 10 mujeres jóvenes se casaron antes de los 18 años.

Las niñas que contraen matrimonio corren un mayor riesgo de sufrir violencia de género a manos de su pareja. Además, sus expectativas personales, económicas y de salud son peores que las de las niñas que no se casan.

Explotación sexual

La trata de blancas o tráfico de seres humanos supone la explotación y adquisición de personas a través de la fuerza, la estafa o el engaño. La finalidad de esta práctica puede ser variada: someter a las víctimas a trabajos forzados, obligarlas a realizar actos delictivos, extraer sus órganos…

Sin embargo, la principal finalidad de la trata en el mundo sigue siendo la explotación sexual. En este contexto, las mujeres son las víctimas más vulnerables, ya que suelen ser obligadas a prostituirse. Según el Informe Mundial sobre la Trata de Personas, el 65% de las víctimas de trata identificadas son mujeres y niñas

Las mujeres con mayor riesgo de sufrir explotación sexual son aquellas con necesidades económicas, que se encuentran en una situación migratoria irregular o que tienen antecedentes de conflictos familiares. Ante esta situación de vulnerabilidad, la víctima siente que no tiene otra alternativa y se somete al abuso.

La trata de mujeres para la explotación sexual atenta contra varios derechos fundamentales como el derecho a la vida, la libertad, la integridad física y moral, la libertad sexual y la dignidad humana

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Este artículo forma parte de una secuencia didáctica con actividades y tutorización periodística.

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