26 noviembre 2024
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26 noviembre 2024

Perú paraliza el transporte marítimo de Repsol

El gobierno peruano ha suspendido el transporte marítimo de petróleo tras el grave vertido de crudo que tuvo lugar a mediados de enero

El Gobierno del Perú ha prohibido a Repsol, una empresa dedicada a la extracción y producción de carburantes, que realice cualquier transporte de petróleo por medio de barcos a través de los mares del país. 

Las autoridades han tomado esta decisión después del grave vertido de petróleo que tuvo lugar el 15 enero en la refinería La Pampilla, a las afueras de Lima, la capital peruana. Entonces se derramaron más de 10.000 barriles de crudo en el mar del Perú, que han afectado unos 50 kilómetros de costa y se ha extendido por 12 kilómetros cuadrados de playas y mar.

El gobierno peruano acusa a Repsol de no haber actuado con suficiente rapidez y le reclama que limpie la contaminación provocada por el derrame. Además, la Pampilla tiene otros tres terminales marítimos donde se cargan los barcos de combustible, por lo que el gobierno teme que puedan producirse más accidentes.

Por su parte, Repsol ha emitido un comunicado en el que considera que paralizar la carga y descarga de barcos petroleros es una medida “desproporcionada e irrazonable”, pero se presta a colaborar con las autoridades. 

La refinería de La Pampilla abastece el 40% del mercado peruano de combustibles, por lo que paralizar el suministro puede afectar la actividad económica en varios sectores. El transporte y distribución de petróleo puede seguir haciéndose con camiones cisterna, pero su capacidad es mucho menor a la de los buques de transporte marítimo.

El gobierno ha declarado el estado de emergencia ambiental durante 90 días y ha iniciado una investigación por delito de contaminación ambiental. El juez que investiga el derrame ha prohibido salir del país a cuatro directivos de Repsol durante los próximos 18 meses, ya que podrían ser declarados responsables del derrame.

Desastre ecológico

El 15 de enero de 2022, el buque Mare Doricum estaba descargando crudo en una de las cuatro terminales de la refinería La Pampilla, cuando se produjo el derrame: debido a una subida inusual del nivel del mar, la plataforma se soltó y el petróleo acabó vertiéndose en el agua. 

Repsol asegura que el vertido fue provocado por un “fenómeno marítimo imprevisible”, consecuencia directa de una erupción volcánica en Tonga. Esta explosión en la otra punta del Pacífico produjo olas de grandes dimensiones que viajaron miles de kilómetros y llegaron hasta la costa oeste del continente americano.

El gobierno peruano dice que se vertieron cerca de 12.000 barriles de petróleo, mientras que Repsol calcula que fueron poco más de 10.300 barriles. 

Según la compañía petrolífera, el 35% del petróleo ya ha sido retirado del mar y las playas, y se espera que los trabajos de limpieza finalicen a finales de febrero. Sin embargo, el gobierno peruano ha tenido que enviar a cientos de militares y voluntarios para ayudar en las tareas de limpieza.

Las entidades ecologistas lamentan los efectos del vertido sobre el medio ambiente: todavía se desconoce la cantidad de peces, aves y otros animales marinos que han muerto como consecuencia de la mancha de petróleo, además de contaminar de forma irremediable el hábitat marino de estos animales.

Nuevo derrame en la Amazonía peruana

Menos de una semana después del desastre ecológico en la refinería La Pampilla, se produjo otro derrame de petróleo en la región peruana de Loreto, situada en plena selva amazónica.

En Loreto se han encontrado grandes reservas de petróleo y Repsol ha construido allí varios pozos para extraerlo. El crudo se transporta a través de largos oleoductos hasta las refinerías en la costa, donde es tratado para convertirlo en combustible que pueda ser utilizado.

La petrolera estatal Petroperú denunció que una de las tuberías que lleva el petróleo fue saboteada, aunque el derrame pudo controlarse rápidamente y el impacto medioambiental fue mínimo. Las autoridades consideran que es un corte intencionado, pero se desconoce la autoría.

La Amazonía peruana tiene importantes yacimientos de petróleo en el subsuelo, por eso las compañías petrolíferas tienen mucho interés en establecerse allí y construir instalaciones de prospección (explorar el terreno para descubrir minerales, petróleo, agua…). 

El problema es que la selva amazónica es uno de los lugares con mayor riqueza en biodiversidad, además de ser el hogar de numerosas comunidades indígenas que han visto cómo sus derechos y su hábitat se han visto afectados por la explotación de recursos energéticos.

En ese sentido, los cortes en los oleoductos son habituales yse han convertido en una forma de protesta de los habitantes indígenas de Loreto, que reclaman al gobierno peruano que defienda sus derechos ante los intereses económicos de las petroleras.

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