La nueva técnica utiliza un robot quirúrgico para realizar el trasplante y podría revolucionar la forma de operar
El Hospital de la Vall d’Hebron (Barcelona) ha hecho historia al llevar a cabo el primer trasplante de pulmón completamente robótico. La nueva técnica se realiza con la ayuda de un robot médico controlado por un cirujano y utiliza una nueva vía de acceso para sacar e introducir los órganos en el cuerpo del paciente, por lo que es menos invasiva y permite reducir el tiempo de recuperación.
Hasta ahora, los trasplantes de pulmón requerían una incisión de 30 centímetros de lado a lado del tórax para sacar uno o los dos pulmones enfermos e introducir los nuevos. Al ser una herida tan grande, costaba de cicatrizar y era el origen de infecciones que dificultaban el proceso de recuperación.
El equipo de cirujanos de la Vall d’Hebron ha descubierto una nueva vía de acceso a través de la xifoides, la parte inferior del hueso esternón, que está hecha de cartílago. Los médicos realizan una incisión de 8 centímetros en esta parte cartilaginosa para introducir el nuevo órgano (antes tenía que introducirse entre el agujero de las costillas, un espacio que es menos elástico y de más difícil acceso).
Por otro lado, con el uso del robot quirúrgico, las incisiones también son más pequeñas: los brazos robóticos se introducen por orificios de menos de dos centímetros. La operación ha durado cinco horas, un tiempo similar al procedimiento tradicional.
En cualquier trasplante, el paciente recibe una medicación muy fuerte que deprime el sistema inmunológico para que el cuerpo no rechace los órganos nuevos. El problema es que esto también aumenta el riesgo de sufrir una infección, ya que nuestro cuerpo está con las defensas bajas. De ahí la importancia de reducir el tamaño de las incisiones y la posibilidad de que se infecten.
El paciente de esta operación pionera era un hombre de 65 años con fibrosis quística, una enfermedad degenerativa grave que afecta a los pulmones y el sistema digestivo. Este trastorno hace que la mucosidad se acumule en los pulmones y cada vez sea más difícil respirar; en los casos más graves puede ser mortal y el trasplante de pulmón es el único tratamiento posible.
El robot Da Vinci
La operación se hizo con Da Vinci, un sistema de cirugía robótica desarrollado en Estados Unidos. La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) aprobó el uso de esta tecnología en el año 2000 y, desde entonces, se ha utilizado en más de 8,5 millones de operaciones de diferentes especialidades. Se calcula que hay cerca de 7.000 robots Da Vinci en hospitales de todo el mundo.
El robot está formado por una estructura central que incorpora diferentes brazos robóticos, cada uno destinado a una función específica: hacer incisiones, aguantar los órganos y tejidos con pinzas, absorber líquidos… como si fueran el brazo y la mano de un cirujano, pero en mayor número y con mayor precisión.
No obstante, el robot no puede funcionar sin un profesional médico que guíe sus pasos: el cirujano o cirujana está sentado frente a una consola, a través de la cual dirige los movimientos de los brazos robóticos, y una pantalla por la que ve el interior del cuerpo y los órganos.
En el caso del trasplante pulmonar de la Vall d’Hebron, el robot Da Vinci ha utilizado cuatro brazos: uno se encarga de separar el corazón del pulmón, para que no dificulte la entrada y salida de los órganos; otros dos brazos sujetan las herramientas quirúrgicas (bisturíes, pinzas), mientras que el último incorpora una cámara para ver el interior del cuerpo durante la operación.
Otra de las ventajas de Da Vinci es que reduce los temblores o movimientos involuntarios de los cirujanos y previene el cansancio postural en las intervenciones largas. Los trasplantes de pulmón pueden durar entre 4-8 horas si solo se sustituye un pulmón, y entre 6-12 horas si se sustituyen los dos.
El futuro de los trasplantes
La historia de los trasplantes es casi tan antigua como la propia historia de la medicina. El Sushruta Samhita, un tratado médico indio del siglo VII a.C., ya habla sobre el injerto de tejidos para recomponer partes dañadas del cuerpo humano. Y las leyendas católicas dicen que, en el siglo III, los santos Cosme y Damián lograron trasplantar una pierna gangrenada.
Lo más probable es que los pacientes de estas operaciones de la antigüedad no sobrevivieran debido a la falta de recursos técnicos y condiciones higiénicas, la incompatibilidad de grupos sanguíneos (que no se descubrieron hasta principios del siglo XX) o por el rechazo inmunológico, una de las principales causas de los trasplantes fallidos.
Los médicos de la época moderna empezaron experimentando con animales. En 1837 se realizó el primer trasplante de córnea en una gacela, mientras que el mismo procedimiento con un ser humano no se llevó a cabo hasta 1905.
El primer trasplante de órganos humanos completado con éxito se hizo en 1954: se trasplantó un riñón en el que donante y receptor eran gemelos y compartían características genéticas, por lo que no se produjo rechazo inmunológico. Este caso permitió ampliar el conocimiento sobre los trasplantes y mejorar las técnicas de extracción e implantación.
En los últimos años se han desarrollado nuevos medicamentos y técnicas que mejoran las probabilidades de éxito de los trasplantes. La imlifidasa, por ejemplo, es un nuevo fármaco que elimina los anticuerpos incluso en los sistemas inmunitarios más activos y permite realizar trasplantes en personas que hasta ahora se consideraban “inoperables”.
Por otro lado, hospitales y laboratorios de todo el mundo investigan la viabilidad de los xenotrasplantes: trasplantes con órganos procedentes de animales. Esta técnica permitiría compensar la falta de donantes que afecta a miles de pacientes en listas de espera, aunque también plantea dudas éticas y morales sobre el uso de órganos animales en seres humanos.