Una paciente con leucemia que recibió un trasplante de células madre ha conseguido eliminar el virus de su cuerpo
Una mujer de Estados Unidos ha conseguido curarse del VIH, el virus que provoca la enfermedad del sida, después de recibir un trasplante de células madre de una persona con resistencia natural al virus.
De este modo, se ha convertido en la primera mujer y la tercera persona del mundo en superar el VIH, puesto que antes ya se había registrado el caso de dos hombres que también se habían curado gracias a un trasplante de células madre, un tipo de célula con la capacidad de generar las diferentes células del cuerpo humano.
La mujer, conocida como “Paciente de Nueva York” para mantener su anonimato, fue diagnosticada primero con VIH y después con leucemia, un tipo de cáncer que afecta a la sangre. Para tratar la leucemia, recibió células madre de un familiar con una mutación genética que las hace resistentes al virus.
La diferencia con los dos casos anteriores es que, en esta ocasión, la Paciente de Nueva York también recibió células madre de un cordón umbilical para complementar las células adultas. Las células del cordón umbilical no requieren el mismo nivel de compatibilidad que las células adultas y, además, tienen mayor capacidad para regenerarse.
Tras el trasplante, la mujer pudo dejar el tratamiento de antirretrovirales. Durante 14 meses, los médicos no han encontrado niveles detectables de VIH en su cuerpo, lo que significaría que está curada del virus.
La investigación ha sido realizada por un equipo del Hospital Universitario Johns Hopkins, una de las universidades de medicina más prestigiosas del mundo. Los médicos creen que la terapia con cordón umbilical puede representar un paso definitivo en la lucha contra el VIH.
Sin embargo, el trasplante de células madre es una operación quirúrgica muy compleja que conlleva riesgos, por eso solo los pacientes con enfermedades más graves pueden someterse a este tipo de procedimiento. Por otro lado, se trata de una operación que requiere de los recursos e instalaciones médicas más avanzados, por lo que los pacientes en países y regiones pobres no tendrían acceso.
Sida: una lucha desigual
Más de 37 millones de personas vivían con VIH en todo el mundo en 2020, de las cuales 28 millones tenían acceso a antirretrovirales (un 75%), según los datos de ONU Sida, un programa creado por las Naciones Unidas para luchar contra el sida a nivel global. Ese año, se calcula que hubo 1,5 millones de contagios y que 680.000 personas murieron por enfermedades relacionadas con el sida.
La terapia antirretroviral permite detener la evolución del virus VIH y salvar vidas, pero no todo el mundo tiene acceso a este tratamiento. El sida sigue siendo un grave problema de salud pública en los países con menos recursos, especialmente en el continente africano.
De los 37,7 millones de personas con VIH que hay en el mundo, dos terceras partes viven en África, según denuncia la Organización Mundial de la Salud (OMS), que también señala que la información es clave para frenar los contagios y detener la discriminación.
Por otro lado, ONU Sida alerta de que la pandemia de covid ha agravado todavía más la enfermedad: la covid-19 ha obligado a interrumpir los servicios de prevención y tratamiento, a suspender los programas de sensibilización y de información, además de reducir la capacidad médica en muchos países.
Según el nuevo informe de ONU Sida, en los próximos diez años 7,7 millones de personas podrían morir si no se destinan más recursos para reducir la desigualdad y combatir la epidemia del sida en los países más pobres.
Mitos y desinformación: la otra lucha contra el sida
A pesar de que cada vez tenemos más información a nuestro alcance, no siempre es fácil distinguir entre la información veraz y la desinformación, que se basa en creencias e ideas preconcebidas. Esta desinformación también afecta al sida y a las personas portadoras del VIH.
Tener el virus VIH no significa tener sida, una de las confusiones más comunes sobre esta infección. El síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) es la enfermedad que causa el virus VIH cuando se ha desarrollado por completo y la infección se ha extendido por todo el cuerpo. En esta fase final, el sistema inmunitario no tiene fuerzas para defenderse de otras enfermedades.
En ese sentido, si una persona con VIH sigue el tratamiento médico adecuado, no tiene por qué padecer sida. Si la infección se diagnostica temprano, el virus difícilmente progresará hasta desarrollar la enfermedad.
Por otro lado, el VIH se transmite pero no se contagia: no existe riesgo de contagio en acciones cotidianas como estrechar la mano, utilizar el mismo baño o beber del mismo vaso.
El virus VIH solo se transmite por el intercambio directo de cuatro fluidos: sangre, semen, flujo vaginal y leche materna. Estas transmisiones pueden producirse por transfusión sanguínea o al compartir agujas y jeringas, por tener relaciones sexuales sin protección o durante la lactancia (cuando una madre amamanta a su bebé).
Informarse y difundir la información veraz es fundamental combatir las falsas creencias y estereotipos, que son el origen de las actitudes discriminatorias.