24 diciembre 2024
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24 diciembre 2024

Sigue la búsqueda del periodista y el indigenista desaparecidos en Brasil

Dom Phillips y Bruno Pereira desaparecieron mientras investigaban los peligros que amenazan a los indígenas de la selva amazónica

Las autoridades de Brasil siguen buscando al periodista británico Dom Phillips y el experto en pueblos indígenas Bruno Pereira, que desaparecieron el 5 de junio cerca de San Rafael, un pequeño municipio en el estado brasileño de Amazonas. Varios efectivos de la policía brasileña y organizaciones locales les buscan desde hace más de una semana.

Phillips y Pereira realizaban una investigación sobre la población nativa en el Valle del Javari, una de las reservas indígenas más importantes y grandes del Brasil, en la frontera con Perú. Ambos ya habían trabajado juntos y habían recibido amenazas por defender los derechos de los indígenas.

En los últimos días han surgido informaciones contradictorias sobre el caso. Por un lado, las familias han recibido datos de fuentes diplomáticas que indican el hallazgo de dos cuerpos en una zona cercana a donde desaparecieron Phillips y Pereira. Estas informaciones han sido divulgadas por el diario británico The Guardian, donde Phillips trabajaba como colaborador, y la televisión Globo, una de las más populares de Brasil.

Sin embargo, la policía brasileña y la comisión encargada de la investigación han negado estas informaciones. Sí que han encontrado algunos objetos personales de las víctimas en la zona de búsqueda.

Organizaciones medioambientales y de derechos humanos como Greenpeace o Amnistía Internacional han exigido al gobierno brasileño que destine todos los recursos posibles para encontrar a los dos hombres. El caso ha captado la atención de medios internacionales e incluso de artistas como la banda irlandesa U2, quienes han hecho un llamamiento en redes sociales para avanzar en la investigación.

El Valle del Javari es una de las zonas más remotas de la Amazonía brasileña, pero Pereira la conocía bien gracias a su trabajo con los pueblos indígenas. Sin embargo, también se trata de un lugar muy recorrido por las mafias del narcotráfico que llevan la cocaína de Perú hacia Europa.

Indígenas: pueblos amenazados

La población indígena en la Amazonía ha disminuido en las últimas décadas, debido a factores como la contaminación y la deforestación de la selva, pero también por la globalización y la crisis económica: muchos se han trasladado a las grandes ciudades para encontrar trabajo y subsistir.

En el territorio indígena del Valle del Javari permanecen poco más de 6.300 personas, según datos de Terras Indígenas no Brasil, una organización que defiende los derechos de los indígenas y denuncia las amenazas a las que se enfrentan. Allí se encuentran también varios pueblos aislados, que viven al margen de la sociedad y no tienen contacto con nadie fuera de la comunidad.

La explotación de recursos naturales es la actividad que más perjudica a las comunidades nativas, ya que supone la destrucción del entorno natural que también es su hogar: desde la tala de madera hasta la exploración minera, pasando por la destrucción de bosques para plantar cultivos de soja o caña de azúcar.

Algunas de estas actividades se realizan de forma ilegal, pero otras cuentan con el aval del gobierno brasileño, que ha dado alas a la industria agrícola y ganadera en detrimento de la naturaleza y las comunidades nativas. Esto provocó fuertes protestas en Brasilia, la capital del Brasil, a principios de este año.

Las organizaciones ecologistas denuncian también la corrupción detrás de estas actividades. Además de sobornar a las autoridades para poder explotar la selva sin límites, a menudo las grandes empresas contratan a delincuentes para amenazar y acosar a los indígenas de estos territorios. Y muchos han sido asesinados.

La desaparición de la Amazonía

La Amazonía es la selva tropical más grande del mundo: tiene cerca de 7 millones de km² (casi el tamaño de Australia) y se extiende por varios países de Sudamérica. Además de acoger a miles de especies, también tiene una función fundamental en la lucha contra el cambio climático.

Sin embargo, en los últimos años, la Amazonía ha perdido una parte muy grande de su superficie debido a la deforestación. El año pasado fue el peor de los últimos 15 años en cuanto a pérdida de masa forestal, según datos oficiales del gobierno brasileño.

La mayoría de terrenos deforestados se destinan a la ganadería, una actividad que produce muchas emisiones de gases de efecto invernadero y que consume muchos recursos naturales y energéticos: tanto para alimentar el ganado como para procesar los productos alimentarios y transportarlos. Como consecuencia, ahora la selva emite más dióxido de carbono del que absorbe.

Entidades medioambientales y ecologistas señalan directamente al presidente brasileño, Jair Bolsonaro. Durante su mandato, la superficie de selva deforestada ha aumentado más del 50% en los últimos tres años. También han aumentado los incendios provocados y descontrolados y han dejado de aplicarse muchas leyes forestales que castigan la tala ilegal en zonas protegidas

Bolsonaro es conocido por su posición negacionista frente al cambio climático. Desde el inicio de su mandato en 2019, ha aprobado varias leyes para facilitar la actividad empresarial en territorio amazónico, limitar los derechos de la población indígena e intentar excluir a la población civil de las políticas medioambientales.

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