Actores, directores y espectadores reivindican la función del teatro como herramienta social y cultural en tiempos de pandemia
El 11 de marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaraba el coronavirus una pandemia mundial. Muchos países optaron por confinar a la población en sus casas y, a excepción de los servicios básicos, todo tipo de actividad tuvo que detenerse para centrar los esfuerzos en controlar la crisis sanitaria.
Esta situación ha afectado la economía de muchos sectores: la restauración, los comercios, la hostelería, el turismo… pero también otros ámbitos más culturales como el cine, los museos o el teatro.
Precisamente, el mundo del teatro ha sido uno de los más afectados por las restricciones y ha tenido que reinventarse para sobrevivir durante la cuarentena. Así, durante los meses de confinamiento, muchas compañías y actores han buscado alternativas para mantener su actividad y seguir ofreciendo espectáculo a las personas que estaban en sus casas.
Algunos vecinos pudieron disfrutar en directo de actuaciones teatrales improvisadas en los balcones o patios comunitarios, mientras que internet ha servido de plataforma para seguir viendo obras de teatro desde cualquier lugar del mundo y a cualquier hora. A pesar de que los teatros ya están abiertos, muchas obras se siguen retransmitiendo online.
Una vez restablecida la actividad económica, los teatros también han tenido que adaptarse a la nueva realidad: en la mayoría de países el aforo de público se ha limitado y los espectadores tienen la movilidad restringida, motivo por el cual muchos no pueden desplazarse hasta las salas. Al desarrollarse en espacios cerrados, las medidas de seguridad son muy estrictas para garantizar la salud de actores, trabajadores y espectadores.
Como consecuencia, algunos teatros han tenido que cerrar sus puertas, de forma temporal o definitiva, porque no les salía a cuenta mantenerse abiertos. Además, las compañías de teatro han dejado de montar nuevas producciones y muchos actores y actrices se han quedado sin trabajo.
En España, por ejemplo, Artistas Intérpretes Sociedad de Gestión (AISGE), una entidad que gestiona los derechos de trabajadores en el mundo del espectáculo, ha emitido un informe que indica que el 97% de los actores y bailarines se quedaron sin ingresos para subsistir a raíz de la pandemia, y que cerca del 70% se quedaron sin empleo.
Ante este escenario, el 27 de marzo se celebra el Día Mundial del Teatro. Impulsada por el Instituto Internacional del Teatro, esta jornada sirve para poner en valor la función social del teatro y promover las artes escénicas y el intercambio cultural entre actores, compañías e instituciones teatrales en todo el mundo.
El teatro es #CulturaSegura
Tras meses de confinamiento, gobiernos de todo el mundo relajaron las restricciones y las salas de teatro pudieron volver a abrir, aunque con limitaciones de aforo que en algunos casos reducían el público al 30% de espectadores.
El mundo de la cultura se organizó y lanzó la campaña Cultura Segura para atraer de nuevo al público. No solo el sector teatral sino también las salas de conciertos, museos, festivales y artistas de diferentes disciplinas se sumaron a la campaña para defender la cultura como bien esencial para la sociedad.
Al mismo tiempo surgieron otras iniciativas como Alerta Roja, que reclamaba el apoyo de las autoridades al sector cultural para hacer frente a la crisis económica. Actores como Hugo Silva, Clara Lago o Leonor Waitling mostraron su apoyo en las redes sociales.
El objetivo de este tipo de iniciativas es mostrar una imagen de responsabilidad durante la pandemia, para mantener la actividad cultural a la vez que se respetan todas las medidas sanitarias y de seguridad.
El teatro, terapia para la salud mental
Además de los trabajadores del sector teatral, muchas instituciones y entidades sociales han reivindicado también el valor de la cultura y el teatro como herramientas para sobrellevar los efectos de la pandemia sobre el estado anímico de las personas.
El confinamiento, las limitaciones de movilidad, la pérdida de trabajo, la imposibilidad de ver a familiares y amigos, el estrés y la angustia por no poder llevar la vida de antes… todas estas situaciones atípicas han alterado la vida de la gente y han tenido consecuencias sobre la salud mental de la población.
En este contexto, el teatro puede convertirse en una vía de escape y mejorar el estado de ánimo de las personas. Ver una obra de teatro nos hace pensar y reflexionar, o simplemente desconectar de la realidad y disfrutar de una buena historia. Al terminar, estaremos más dispuestos a hablar o comentar el espectáculo que hemos visto.
Según un estudio de Inmens, organización que trabaja con personas afectadas por trastornos de la conducta, las actividades relacionadas con el teatro ayudan a prevenir y tratar los problemas de salud mental.
Por un lado, el teatro sirve para mejorar la comunicación y puede transmitir mensajes positivos para fortalecer la autoestima de los pacientes. Además, también ayuda a disminuir la ansiedad y favorece la creatividad, lo que también beneficia el bienestar emocional.
En el caso de los niños, el teatro ha permitido realizar actividades lúdicas dentro de casa durante el confinamiento, algo esencial para su desarrollo emocional y cognitivo.