Mujeres de todo el mundo, por el simple hecho de serlo, sufren violencia de carácter físico, sexual o psicológico
La violencia de género supone una violación de los derechos humanos y puede manifestarse de diferentes formas, tanto en la esfera privada como en público. Es una lacra que afecta a mujeres de todos los países y todas las edades, hasta el punto de que una tercera parte de las mujeres del planeta (más de 730 millones de personas) son víctimas de violencia física o sexual, según datos de las Naciones Unidas.
Esta situación de desigualdad ha empeorado en los últimos años. Un estudio publicado por la revista científica The Lancet en 2022 destaca que la violencia de género es un problema de salud pública global. El 27% de mujeres en todo el mundo han sido víctimas de violencia en pareja en algún momento de sus vidas. Esta es una cifra similar a la registrada en España en la Encuesta Europea de Violencia de Género (EEGV) realizada Eurostat en 2022.
Además, la violencia de género tiene una mayor incidencia en los países y regiones más pobres, como Oceanía, Asia Meridional y África Subsahariana.
“Violencia de género” es cualquier agresión contra una persona por causa de su género, sea hombre o mujer. Aunque no es lo mismo que la “violencia machista”, los medios de comunicación e incluso los gobiernos e instituciones suelen utilizar estos términos como sinónimos porque la gran mayoría de víctimas de la violencia de género son mujeres.
El 25 de noviembre se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, una jornada para concienciar sobre esta problemática, promover políticas que defiendan los derechos de las mujeres e impulsar modelos educativos que empoderen a las niñas, chicas y mujeres.
De la desigualdad a la violencia
Todas las agresiones que se ejercen contra las mujeres son consecuencia de una relación desigual entre hombres y mujeres, cuando estos adoptan una posición de dominación y abuso sobre la víctima. El caso más habitual de violencia de género es cuando la víctima es agredida por parte de su compañero sentimental.
El agresor puede ejercer la violencia contra su pareja de diferentes formas, ya sea mediante agresiones físicas o psicológicas. El caso más grave de violencia física es el feminicidio, palabra que define los asesinatos de mujeres por razones de género. Según los últimos datos de ONU Mujeres, más de un tercio de las mujeres asesinadas en todo el mundo murieron a manos de su pareja o expareja.
La violencia sexual se produce cuando se obliga a una mujer a participar en actos sexuales sin su consentimiento, ya sea forzadas por su pareja o por una persona distinta. Aproximadamente 15 millones de mujeres adolescentes (de entre 15 y 19 años) de todo el mundo han sufrido relaciones sexuales forzadas en algún momento de su vida, según datos de Unicef.
Existen diferentes formas de ejercer la violencia sexual, pero principalmente distinguimos entre la violación, que supone mantener sexo por la fueza, bajo amenaza o coacción; y el acoso sexual, que abarca tanto el contacto físico no consentido como violencia no física (comentarios sexuales, tocamientos, miradas agresivas…).
Las parejas sentimentales también pueden ejercer violencia psicológica y emocional: a través de amenazas e insultos, el agresor intenta aislar a la mujer de su entorno familiar y de sus amigos, para tener un mayor control sobre ella. El principal problema de este tipo de violencia es que suele ser invisible y muy difícil de detectar, hasta el punto de que a veces las propias víctimas no son conscientes de que están siendo manipuladas y justifican a su pareja.
Otro tipo de violencia que puede darse dentro de la pareja es la violencia económica, que busca controlar a las mujeres eliminando su independencia económica, controlando su dinero e impidiendo el acceso a sus cuentas.
Las consecuencias de este tipo de violencia van más allá de los daños físicos. Los estudios muestran que las mujeres que han sufrido este tipo de violencia tienen más posibilidades de sufrir depresión, abortos o infección por VIH.
Menos del 40% de las mujeres que experimentan violencia buscan algún tipo de ayuda. En la mayoría de los casos recurren a amigos y familiares, y muy pocas veces acuden a la policía. La falta de confianza en las autoridades y en la justicia se ha convertido en un nuevo tipo de violencia: la violencia institucional que ignora o resta gravedad a la violencia machista.
Violencia de género más allá de la pareja
Aunque la mayoría de casos de violencia machista se producen dentro de la pareja, hay otras formas de violencia en las que las mujeres son las víctimas más vulnerables y suponen una violación de sus derechos fundamentales.
La mutilación genital femenina corta, altera o lesiona de manera intencionada los órganos genitales femeninos por razones no médicas. La ONU calcula que alrededor del mundo más de 200 millones de mujeres y niñas han sufrido algún tipo de mutilación genital, que pone en peligro su salud y su integridad. En la mayoría de países esta práctica está prohibida, pero algunos siguen realizándola por motivos culturales y religiosos.
El matrimonio infantil es cualquier matrimonio en el que uno o ambos cónyuges son menores de edad. Las niñas tienen más probabilidades de casarse siendo menores, lo que supone un riesgo para su educación y formación, ya que casarse implica para ellas dejar de ir a la escuela. Además, estas niñas tienen más riesgo de sufrir otro tipo de violencias por parte de su pareja. En la actualidad, en el mundo hay 650 millones de niñas y mujeres que se casaron siendo menores de edad, según Unicef.
Por otro lado, las mujeres también tienen más posibilidades de ser víctimas de la trata o tráfico de seres humanos, que supone la explotación y adquisición de personas por la fuerza, la estafa o el engaño. El 72% de las víctimas de la trata son mujeres y niñas. Muchas de ellas acaban explotadas sexualmente a través de redes de prostitución.
Por último, con el desarrollo de internet y las redes sociales, las mujeres han tenido que enfrentarse a un nuevo tipo de violencia: la violencia digital o en línea, que se sirve de las plataformas sociales y los dispositivos digitales para acosar a las mujeres. Entre las formas más habituales está el ciberacoso o ciberbullying, que es el envío de mensajes intimidatorios o amenazantes a través de internet; el sexting, que es el envío de mensajes o fotos de contenido sexual explícito sin el consentimiento de la otra persona; o el doxing, que supone la publicación de información privada e identificativa de la víctima.
Origen del 25-N
Los orígenes del 25-N se remontan a mediados del siglo pasado, cuando el movimiento feminista cogió fuerza en toda América Latina. El 25 de noviembre de 1960, las hermanas Mirabal, tres activistas políticas de República Dominicana que protestaban contra la desigualdad y la violencia de género, fueron asesinadas por orden del dictador Rafael Leónidas Trujillo.
Años más tarde, en 1981, se celebró el Primer Encuentro Feminista de Latinoamérica y el Caribe, donde se designó el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer en memoria de las tres hermanas. Las Naciones Unidas tomaron la reivindicación y la convirtieron en un día mundial en 1999.