Acción contra el Hambre hace balance de la actuación sobre el terreno cuando se cumple un año del conflicto
El 24 de febrero comenzó la guerra en Ucrania, un conflicto iniciado por Rusia y que ha desencadenado una grave crisis humanitaria. Las imágenes de los refugiados huyendo de los ataques nos ha traído recuerdos de la Segunda Guerra Mundial. Tras un año de conflicto, el final de la guerra no parece cercano, y la situación de muchas personas refugiadas sigue siendo incierta.
Desde el mismo momento en que empezó la guerra, la organización Acción contra el Hambre (ACH) se puso en marcha con una estrategia de intervención humanitaria. Solo seis días después, el 2 de marzo, sus equipos de emergencias se habían desplegado en Ucrania y en los tres principales países de tránsito de refugiados: Polonia, Rumanía y Moldavia. De hecho, fueron una de las primeras organizaciones en llegar a la zona de conflicto.
Un año más tarde han hecho balance de las acciones llevadas a cabo en la zona. Tal y como explican desde Acción contra el Hambre, el conflicto ha tenido un impacto significativo en la población civil, especialmente en las zonas de conflicto en el este de Ucrania.
La falta de acceso a alimentos, agua, atención médica y otros servicios básicos ha afectado la vida diaria de muchas personas, y los desplazamientos forzados han dejado a muchas familias en situación de vulnerabilidad.
Cubrir necesidades básicas
Los equipos de emergencia de Acción contra el Hambre se desplegaron rápidamente en la zona de conflicto y en los países vecinos. Su objetivo inicial fue asegurar las necesidades básicas para reducir la vulnerabilidad y garantizar la protección de las personas refugiadas que cruzaban la frontera.
Estos equipos llegaron a la frontera entre Moldavia y Ucrania pocos días después del inicio del conflicto. Allí trataron de cubrir las primeras necesidades básicas, repartiendo comidas calientes, kits de higiene y limpieza, además de otros servicios como la instalación de letrinas, puntos de carga de teléfonos móviles o reparto de mantas, entre otros. En tan solo tres meses, atendieron a más de 25.000 personas.
El equipo multidisciplinar de ACH está compuesto por expertos en seguridad alimentaria y medios de vida, financiera, logística, expertos en agua y saneamiento y nutrición y salud, entre otros perfiles de gestión de emergencias. Siempre trabajan de la mano de organizaciones humanitarias locales, lo que permite identificar mejor los puntos donde llevar a cabo sus campañas. En Ucrania, identificaron la frontera moldava como un punto de necesidad urgente y desde allí trabajaron para dar ayuda a las personas refugiadas.
Además de los primeros pasos para distribuir alimentos y kits de higiene, la organización también ha implementado en la zona otros proyectos para apoyar a las personas afectadas por el conflicto. Por ejemplo, han establecido espacios para la lactancia materna y centros de distribución de alimentos en varias ciudades del país.
Un año después del inicio del conflicto, Acción contra el Hambre sigue brindando apoyo a las personas refugiadas ucranianas y a las familias moldavas más vulnerables en el punto de Palanca, en la frontera de Moldavia.
La organización ha habilitado espacios para la lactancia materna para garantizar espacios seguros y una buena nutrición de madres refugiadas y sus hijos e hijas menores de 5 años. Además, gestionan un Centro de Dignidad en Chisináu y un Centro de Distribución en Balti, donde las personas refugiadas pueden recoger alimentos de forma gratuita.
En total, en este primer año de guerra en Ucrania se ha prestado ayuda con comidas calientes, kits de higiene y otros servicios a más de 480.000 personas en Ucrania, más de 20.000 refugiados en ucranianos en Polonia, 56.000 refugiados en Rumania y más de 100.000 refugiados en Moldavia.
Conflictos e inseguridad alimentaria
Tal y como explica Pedro Javaloyes, responsable de Comunicación y Marca de ACH, la guerra de Ucrania es “una emergencia que se ha convertido en una misión más de Acción contra el Hambre”. Por su parte, Manuel Sánchez Montero, director de Incidencia y Relaciones Institucionales, destaca el impacto de esta guerra en la crisis alimentaria global y recuerda que 850 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria, a causa de diferentes razones.
Según Sánchez, en estos casos se da un “círculo vicioso” que afecta especialmente a los más jóvenes. “Cuando hay actividades bélicas, mucha población no puede adquirir alimentos, y en muchos contextos la violencia es la única actividad que da dinero. Muchos jóvenes solo ven la salida de engrosar filas de combatientes”, explica.
Actualmente, la mayoría de proyectos en los que participa la organización están relacionados con los conflictos armados. Solo en 2021, los conflictos fueron el principal motor de la inseguridad alimentaria aguda en 24 países. En total, 139 millones de personas sufrieron hambre por culpa de las guerras, 40 millones de personas más que en 2020. El hambre y los conflictos son causa y efecto del aumento de personas refugiadas: 6 de cada 10 personas con hambre vive en países en conflicto.
Para concienciar sobre esta realidad, este año la campaña de sensibilización de Carrera contra el Hambre se centra en los países en conflicto, incluyendo Ucrania. Acción contra el Hambre anima a las escuelas a participar en esta iniciativa solidaria y apoyar la lucha contra el hambre en estos países afectados por conflictos.