Las migraciones internacionales entre países siguen creciendo debido a los conflictos armados, la pobreza y los desastres naturales
El número de migrantes internacionales que dejaron su hogar y su país para buscar una nueva vida ascendió a 281 millones en 2020, según el último informe de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Esta cifra superó a los 272 millones del año pasado y marcó un nuevo récord en los movimientos migratorios.
La migración es el movimiento de personas fuera de su lugar de residencia habitual a una nueva residencia, ya sea a través de una frontera internacional o dentro de un mismo país, según la definición de la OIM.
La mayoría de las personas migran a otros países por razones relacionadas con el trabajo, la familia o los estudios. Sin embargo, otras se ven obligadas a abandonar sus hogares por situaciones más peligrosas, como los conflictos armados, la pobreza o los desastres. En muchos casos, esta huida supone la muerte de los migrantes.
En lo que va de año, 4.418 personas han fallecido en el proceso migratorio hacia un destino internacional, según datos de la OIM, aunque podrían ser muchas más porque no hay un registro oficial de todos los movimientos. Desde 2014, más de 45.000 personas han muerto intentando llegar a un nuevo país, siendo la ruta del Mediterráneo central la más peligrosa y mortífera.
Entre los migrantes también hay refugiados que han huido de sus hogares para escapar de las guerras, la violencia y la persecución. La cifra de refugiados también alcanzó niveles récord en 2020, con 26,4 millones de refugiados en todo el mundo. Aunque representan un porcentaje pequeño del total de migrantes, los refugiados son los que más apoyo y asistencia necesitan para sobrevivir.
De dónde vienen y hacia dónde van
En la actualidad existen diferentes rutas migratorias en el mundo. Estas suelen unir los países en vías de desarrollo, con menos recursos y condiciones de vida más vulnerables, con países con economías más grandes, hacia donde los migrantes quieren desplazarse para buscar una nueva oportunidad.
Una de las regiones que más migrantes recibe es Europa: este continente se ha convertido en el lugar de destino para millones de personas procedentes de Oriente Medio y el norte de África. Se calcula que en 2020 vivían más de 40 millones de migrantes internacionales en países del continente europeo: esto incluye tanto a las personas desplazadas por motivos de trabajo o estudios, como a los refugiados que huyen de la guerra en otros países.
Uno de los principales focos de migración hacia Europa ha sido el conflicto de Siria, que ha dejado a más de 5 millones de refugiados y 6,6 millones de desplazados internos, según datos de ACNUR. La situación también es preocupante en Irak y Yemen, donde los conflictos armados están obligando a millones de personas a dejar sus hogares.
La población en los países del norte de África es la que más emigra a otras regiones del mundo. En cambio, la mayoría de desplazamientos en el resto de países africanos ocurren a nivel regional, es decir, dentro del mismo continente. Según datos de la OIM, el año pasado hubo 21 millones de migrantes internacionales africanos viviendo en otro país africano.
América es otra de las regiones con más flujos migratorios. La violencia presente en países de Centroamérica ha provocado un aumento de los desplazamientos hacia América del Norte y Estados Unidos se ha convertido en uno de los países que más migrantes recibe.
En Latinoamérica preocupa especialmente la situación de Venezuela, donde la actual crisis económica y política ha creado una de las mayores crisis migratorias del mundo. Más de 5 millones de venezolanos han abandonado el país hacia otros países de América Latina y el Caribe.
Los conflictos armados y la inestabilidad política o social suelen ser las principales razones que obligan a los inmigrantes a dejar sus hogares. Sin embargo, en los últimos años también han aumentado las migraciones ocasionadas por el impacto del cambio climático.
Entre 2008 y 2020, las sequías y las temperaturas extremas causaron más de 3,5 millones de nuevos desplazamientos. El aumento de la temperatura del planeta y la posible subida del nivel del mar también amenazan la habitabilidad de algunos territorios.
Covid-19: restricciones y vulnerabilidad
Con la aparición de la pandemia de covid-19, gobiernos de todo el mundo implementaron restricciones para frenar la propagación del virus. Algunas de estas medidas afectaron directamente a la migración, como el cierre de fronteras, las cuarentenas o la cancelación de vuelos nacionales e internacionales.
De esta manera, el coronavirus se habría convertido en un obstáculo para millones de personas que querían migrar el año pasado y finalmente no pudieron hacerlo. Según las estimaciones de la OIM, hubo 2 millones de migrantes menos de lo que se esperaba en 2020.
El coronavirus también afectó a muchos trabajadores migrantes con trabajos precarios, peor pagados y sin condiciones de seguridad que les protegieran frente al contagio. Otros perdieron su empleo y no pudieron regresar a sus países de origen debido al cierre de fronteras, dejándolos sin ingresos ni personas a quien recurrir.
Por otro lado, miles de migrantes se encontraron de repente atascados en las rutas migratorias, sin poder avanzar ni retroceder. Otros estuvieron retenidos durante meses en campos de refugiados. Además, las solicitudes de asilo y la concesión de visados se vieron paralizadas durante los meses más duros de la pandemia.
Migraciones y desinformación
En ocasiones, los medios de comunicación retratan a los migrantes de forma negativa y errónea. Este tipo de desinformación fomenta la intolerancia, la discriminación, el racismo y la xenofobia hacia quienes buscan nuevas oportunidades fuera de su país de origen.
Durante la pandemia de covid-19, el problema de la desinformación se ha intensificado. Por ejemplo, se llegó a culpar falsamente a los migrantes de introducir o propagar el virus. Los rumores y noticias falsas han alimentado los discursos de odio de diferentes partidos y formaciones de extrema derecha en todo el mundo.
Es importante que los medios no legitimen este tipo de discursos contra las personas migrantes e informen responsablemente sobre la migración, ofreciendo el contexto necesario para entender el tema.