23 noviembre 2024
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23 noviembre 2024

40 años de ‘Tron’, la película que anunció la era digital en el cine

Este filme de ciencia ficción fue el primero en utilizar gráficos animados por computador para crear secuencias y anticipó la realidad virtual y el metaverso

Hoy en día es habitual que las películas tengan imágenes generadas por ordenador. Las películas del universo Marvel, entre otros muchos otros títulos de éxito, basan su estética en las imágenes digitales y contribuyen a la creación de la idea de multiverso. Pero hace 40 años, estos conceptos eran poco más que ciencia ficción. Hasta que en 1982 se estrenó una extraña película que cambiaría la historia del cine: Tron, de Steven Lisberger, fue el primer filme en utilizar gráficos animados por computador (CGI) para crear una secuencia de 15 minutos. 

Con esta innovación, y sin saberlo, Tron abría la puerta a la digitalización del cine, un fenómeno que eclosionaría algo más de una década más tarde con la llegada de películas como Matrix, Toy Story o El señor de los anillos. Tron, además, también fue el primer filme que trató de representar lo que se conocería como ciberespacio, anticipando la idea del metaverso. 

Anticipar el futuro tecnológico 

En 1982 el cine era analógico y los efectos especiales se realizaban de forma más o menos artesanal. Los ordenadores eran grandes equipos que ocupaban habitaciones enteras, y los únicos videojuegos que existían eran los primitivos juegos de arcade. Por aquellas fechas, unos todavía desconocidos Steve Jobs y Bill Gates desarrollaban las primeras innovaciones tecnológicas con las que se darían a conocer sus respectivas compañías, Apple y Microsoft.  

En este contexto se desarrolló Tron, una película que fue capaz de anticipar cuestiones como la inteligencia artificial, la identidad digital, la privacidad y los datos personales o el dominio de la gran tecnología. 

La película nos presenta a un programador de videojuegos llamado Flynn (interpretado por Jeff Bridges), que trabajaba para la empresa Encom hasta que fue engañado por un ejecutivo que le robó su trabajo. Junto con dos empleados de Encom, Flynn consigue acceder a los datos del sistema informático de la empresa para buscar pruebas de que los videojuegos son suyos. Pero cuando trata de piratear el acceso a Encom, Flynn es digitalizado por una Inteligencia Artificial que lo transporta a un mundo cibernético, donde deberá participar en un combate de videojuegos para poder recuperar su propiedad intelectual y regresar al mundo real.

Su director, Steven Lisberger, junto a la coguionista Bonnie MacBird, visitaron el Centro de Investigación de Palo Alto (PARC) y se inspiraron en los ingenieros informáticos que allí desarrollaban innovaciones como el mouse o los iconos de escritorio, para dar forma al protagonista del filme. 

Inicialmente, Lisberger quiso desarrollar la película de forma independiente y con la ayuda de emergentes empresas informáticas. Finalmente tuvo que llamar a la puerta de diferentes estudios de cine, hasta que consiguió despertar el interés de Disney, que finalmente produciría la película. De esta manera, Disney, que en aquel momento atravesaba una crisis creativa, se convertía en un estudio pionero en el uso de estas tecnologías. 

Animación tradicional y CGI

En realidad, Tron combina la acción en vivo con técnicas rotoscópicas de animación tradicional y la entonces muy primitiva tecnología CGI (Computer Generated Imagery). Así, por ejemplo, para crear el circuito brillante tan característico de la película se usó una técnica llamada “animación de luz de fondo”, que consistía en pintar a mano cada fotograma.

Pero lo más innovador de Tron fue el uso del CGI para crear una secuencia de hasta 15 minutos, algo nunca visto hasta aquel momento. Antes de esta película, los gráficos por computador se habían usado únicamente para crear fragmentos breves, como, por ejemplo, la animación del ojo de un robot en la película Almas de metal (Westworld, Michael Crichton, 1973).

Los efectos especiales se agregaron en la fase de postproducción, por lo que los actores tuvieron que filmar las escenas en escenarios vacíos y pintados de blanco y negro. Actualmente, para la técnica del croma se utiliza un fondo de color verde. 

A pesar del enorme esfuerzo que supuso la producción de Tron y de lo innovador de sus efectos, la película fue descalificada del Oscar a los mejores efectos especiales porqué se consideró que usar computadoras era hacer trampa. Tampoco fue un gran éxito en taquilla, superada ese año por otros grandes éxitos del cine como ET, El extraterrestre, En busca del arca perdida, Blade Runner y Poltergeist, películas que también destacan por el uso de efectos especiales.

Sin embargo, con el tiempo Tron se ha convertido en una película de culto, no solo por su anticipación del multiverso y la realidad virtual, sino también por haber anunciado una nueva era digital en el cine. De hecho, el propio John Lasseter, fundador de los estudios Pixar, asegura que, sin Tron, su popular película de animación digital Toy Story jamás habría existido.  
En 2010, Joseph Kosinski dirigió una secuela de la película, titulada Tron: Legacy, en la que se seguía la pista del protagonista del filme original a través de un sofisticado mundo cibernético. Este año, coincidiendo con el 40 aniversario de Tron, el festival de cine fantástico de Sitges ya ha anunciado que rendirá un homenaje a este film.

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