Un nuevo informe de Naciones Unidas confirma varios actos de tortura, violaciones, asesinatos intencionados y traslado forzado de menores
Las autoridades rusas han cometido numerosas violaciones de los derechos humanos y de las leyes humanitarias en diferentes regiones de Ucrania desde que empezó la guerra hace un año. Estos hechos pueden considerarse crímenes de guerra, según ha confirmado en un informe la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El informe ha sido elaborado por la Comisión Internacional Independiente de Investigación sobre Ucrania, un comité formado por la ONU una semana después del inicio del conflicto para investigar los presuntos abusos de poder y violaciones de derechos humanos.
Los crímenes de guerra incluyen asesinatos intencionados de civiles, detenciones ilegales, torturas, violaciones y otros actos de violencia sexual, además del traslado y deportación de menores ucranianos a territorio ruso. El texto también denuncia los ataques sobre infraestructuras civiles y energéticas, algo prohibido por las leyes internacionales porque se consideran elementos esenciales para la población, incluso en medio de una guerra.
El bombardeo de zonas pobladas, incluida la capital, Kyiv, se hizo de forma “indiscriminada y desproporcionada” y demuestra un “menosprecio por el sufrimiento de los civiles”, según los investigadores. Estos ataques con explosivos han sido una de las principales causas de muerte entre la población, que el último recuento de la ONU cifra en 8.200 víctimas mortales.
Los crímenes de guerra incluyen la deportación de 16.000 niños y niñas menores de edad que, según datos del gobierno ucraniano, fueron trasladados a la fuerza desde orfanatos e instituciones de Ucrania hasta Rusia. El gobierno ruso ha acelerado los trámites para que algunos de ellos sean adoptados por familias rusas, mientras que otros han sido enviados a “campos de reeducación” para convertirlos en ciudadanos rusos.
En octubre, la Comisión de Investigación de la ONU ya presentó un primer informe en el que denunciaba los crímenes de guerra en Ucrania. Después de visitar el país y recopilar testimonios y pruebas, los integrantes de la misión concluyeron que se habían cometido ejecuciones extrajudiciales donde las víctimas tenían las manos atadas y no podían defenderse. También documentaron numerosos casos de agresiones sexuales contra menores.
¿Quién juzga los crímenes de guerra?
El Tribunal Penal Internacional (TPI) es un tribunal con sede en La Haya (Países Bajos). Fue creado en 1998 para juzgar los crímenes cometidos en contextos de guerra que violan los derechos humanos y las leyes humanitarias. Estas leyes incluyen una serie de normas que deben respetarse para garantizar un trato humanitario a la población civil, incluso en medio de los ataques.
El TPI juzga a los responsables de los crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad y genocidio. En los últimos años ha condenado a militares y políticos implicados en conflictos como la guerra de los Balcanes (1990-2001), la guerra del Congo (1998-2003) o el conflicto armado en Uganda, que empezó en 1986 y todavía hoy continúa.
Después de la matanza de civiles en Bucha, una cuarentena de países pidieron al TPI que iniciara una investigación de los crímenes en Ucrania. Hace pocos días, el tribunal emitió una orden de arresto internacional contra el presidente ruso, Vladímir Putin, por deportar a la fuerza niños ucranianos hacia Rusia.
En cualquier caso, es poco probable que Putin llegue a ser juzgado por la guerra de Ucrania, ya que Rusia no es uno de los 123 países firmantes del Estatuto de Roma, el texto legal que regula la actividad del TPI. Esto significa que el gobierno ruso no reconoce la autoridad de este tribunal ni tampoco sus sentencias. Solo si hubiera un cambio de gobierno en Rusia, las nuevas autoridades podrían deportarlo a La Haya para ser juzgado.
Crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad y genocidio
Los crímenes de guerra son ataques dirigidos de forma intencionada contra la población civil, que no participa en los combates, y contra infraestructuras que no deberían ser objetivos militares, como hospitales, escuelas, edificios de viviendas o centrales energéticas, necesarias para garantizar el funcionamiento de las ciudades.
Cuando estos ataques se producen de forma sistemática y repetida contra la población, entonces se consideran crímenes de lesa humanidad. El objetivo es causar sufrimiento a los civiles como una forma más de agresión. De acuerdo con el Estatuto de Roma, estos crímenes incluyen desde asesinatos hasta violencia sexual, esclavitud o desaparición forzada.
El genocidio es uno de los crímenes de guerra más graves y tiene como objetivo destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso. Este concepto fue creado en 1944 por Raphael Lemkin, un profesor judío que tuvo que huir de la persecución nazi en Polonia durante la Segunda Guerra Mundial.
El traslado por la fuerza de menores de un grupo a otro está considerado un acto de genocidio según el Estatuto de Roma, de ahí que el gobierno ucraniano pida que la ONU acuse a Rusia de genocidio. Por su parte, Rusia también acusa a Ucrania de cometer genocidio contra la población prorrusa en el Donbass; de hecho, este fue uno de los argumentos de Putin para iniciar la guerra.