Los arrecifes de coral, al borde del colapso por el calentamiento global
Un informe global advierte que nuestro planeta ha sobrepasado su primer punto de inflexión climático debido al deterioro de estos ecosistemas
Los arrecifes de coral de aguas cálidas están sufriendo un deterioro tan profundo que su recuperación natural será extremadamente difícil, incluso si se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero. Es la conclusión a la que ha llegado un nuevo informe global, que advierte que nuestro planeta ha cruzado su primer punto de inflexión climático impulsado por el colapso de estos ecosistemas.
Los arrecifes son hábitats fundamentales para millones de especies marinas, pero también ofrecen trabajo y alimento a cientos de millones de personas en todo el mundo. El problema es que, desde hace unos años, estos ecosistemas están sufriendo un blanqueamiento generalizado por culpa del aumento de la temperatura de los océanos.
El blanqueamiento hace que los corales expulsen las algas que les proporcionan nutrientes y color, dejándolos débiles y vulnerables. Según el informe, más del 80% de los arrecifes en más de 80 países se han visto afectados por esta situación. El deterioro ha llevado a los investigadores a afirmar que los arrecifes han alcanzado un punto de no retorno (también llamado punto de inflexión).
En el caso de los corales, este punto sucede cuando la temperatura global supera entre 1 °C y 1,5 °C a los niveles preindustriales. Actualmente, la temperatura del planeta está cerca del 1,4 °C de calentamiento, lo que puede provocar daños irreversibles e incluso la destrucción masiva de estos ecosistemas en el futuro.
¿Por qué los arrecifes de coral son tan importantes para la vida marina y qué puede pasar si desaparecen?
Otros puntos de inflexión
El informe Global Tipping Points, elaborado por 160 científicos de 23 países, advierte que la crisis de los arrecifes no ocurre de manera aislada. Otros sistemas naturales, como la selva amazónica, los glaciares de Groenlandia y la Antártida, y las corrientes oceánicas, también muestran señales de acercarse a sus propios puntos de inflexión.
Si estos sistemas colapsan, los impactos se sufrirían en todo el mundo. Por ejemplo, la pérdida del bosque tropical del Amazonas reduciría la capacidad del planeta para absorber dióxido de carbono, empeorando el cambio climático y afectando la lluvia y la agricultura en muchas regiones.
Por su parte, el derretimiento de las capas de hielo elevaría el nivel del mar, lo que podría inundar ciudades costeras y poner en peligro la vida de los que viven allí. Por último, la alteración de las corrientes oceánicas podría cambiar los climas locales, provocando sequías, tormentas más fuertes o cambios en la temperatura del agua.
El informe señala que cada año aumenta el alcance y la magnitud de los impactos negativos del cambio climático. Sin embargo, los expertos también subrayan que todavía es posible revertir esta tendencia si se toman acciones inmediatas, como reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero.
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El estudio no se limita a advertir de estos peligros y ofrece una perspectiva más optimista, recordando que también existen puntos de inflexión positivos. Estos funcionan como una especie de “efecto dominó”: ocurren cuando un cambio inicial, por pequeño que sea, se multiplica, y hace que más personas, empresas o gobiernos adopten prácticas sostenibles.
Por ejemplo, si un país aumenta de forma masiva el uso de energías renovables o de vehículos eléctricos, otros podrían imitarlo, acelerando la reducción de emisiones contaminantes en todo el mundo. Ocurre lo mismo si una ciudad apuesta por el transporte público y amplía sus carriles bici: puede servir de inspiración para otras ciudades.
Estos puntos de inflexión también se pueden dar con nuestros hábitos de consumo personales. Si optamos por reducir el desperdicio de alimentos o elegir productos más sostenibles, podemos animar a personas de nuestro entorno a hacerlo. Cada gesto, por pequeño que sea, puede ayudar en la lucha contra el cambio climático.