22 diciembre 2024
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22 diciembre 2024

Esperanza: un paso más en la lucha contra el sida

Una mujer argentina consigue eliminar el virus VIH de su cuerpo sin tratamiento médico, lo que abre la puerta a nuevos estudios para encontrar una cura

Los científicos han hecho público el caso de una mujer argentina que, sin seguir ningún tratamiento médico ni quirúrgico, ha conseguido eliminar de su cuerpo cualquier rastro de VIH, el virus que causa el sida. Por eso, y para mantener su anonimato, la comunidad científica se refiere a ella como “paciente Esperanza”, que es también el nombre de la ciudad donde vive en Argentina.

La paciente Esperanza fue diagnosticada con VIH en 2013 pero no se sometió al tratamiento de antirretrovirales (TAR), que permite a las personas con VIH mantener el virus a raya y evitar que se desarrolle. Ahora, 8 años después, los científicos no han encontrado ningún rastro del virus tras analizar más de mil millones de células de Esperanza.

Este tipo de cura espontánea es muy raro y abre la puerta a que los científicos estudien sus células y sistema inmunitario, para descubrir qué características tienen e intentar reproducir cómo funcionan. 

Las personas que consiguen controlar el virus VIH sin medicación se conocen como “controladores de élite”. En estos casos, el virus sí que se ha introducido en las células del cuerpo pero, por algún motivo, no ha conseguido desarrollarse. En el caso de Esperanza, han descubierto que el virus VIH en sus células tiene defectos genéticos que lo incapacitan e impiden que se replique: ¿Por qué ha pasado eso? ¿El sistema inmunitario de Esperanza ha desactivado el virus? ¿Cómo lo ha hecho? 

Saber por qué o cómo se desactiva el virus del VIH es el objeto de investigación de varios equipos científicos en todo el mundo. Ahora, el objetivo es desarrollar medicamentos o vacunas que permitan replicar los mismos procedimientos en el sistema inmunológico de otros pacientes.

Los controladores de élite representan menos del 1% de las personas con VIH que hay en el mundo. El primer caso de cura espontánea se presentó en agosto de 2020: Loreen Willemberg, una mujer de 67 años que fue diagnosticada con VIH en 1992 y 30 años después ya no tenía el virus.

El paciente de Berlín 

Antes de conocer los casos de curación espontánea, las primeras personas que habían conseguido curarse del VIH fueron personas que se habían sometido a un trasplante de médula ósea. El primero fue Timothy Brown, un estadounidense residente en Berlín, a quien en un principio se llamó “paciente de Berlín” para proteger su intimidad.

El paciente de Berlín fue diagnosticado con VIH en 1995, pero gracias a los antirretrovirales consiguió llevar una vida normal durante años. Sin embargo, en 2006 le diagnosticaron leucemia, un tipo de cáncer que afecta la sangre y se origina en la médula ósea (el tejido blando en el centro de los huesos donde se forman las células sanguíneas).

Fue sometido a un trasplante de células madre para tratar el cáncer. Lo que los médicos no sabían entonces era que el donante de células madre tenía una mutación en los glóbulos blancos, los que se encargan del sistema inmunitario, que hacía que sus células fueran resistentes al VIH.

Tras el trasplante, las células del donante sustituyeron a las de Brown, de modo que el VIH ya no podía seguir infectando y acabó desapareciendo, sin necesidad de seguir ningún tratamiento ni de tomar medicación. Así fue cómo el paciente de Berlín se convirtió en la primera persona en curarse del VIH en todo el mundo. Después llegaron otros casos, como el paciente de Londres y el paciente de Dusseldorf, ambos trasplantados de médula ósea.

El problema es que el trasplante de células madre es una operación compleja y de alto riesgo, que solo se lleva a cabo con pacientes graves y que no puede realizarse con cualquier persona portadora del VIH. Por eso los científicos estudian cómo replicar la mutación, manipulando el ADN de las células de los pacientes para realizar un autotrasplante.

El sida en el mundo

Cerca de 37 millones de personas vivían con VIH en todo el mundo en 2020, de las cuales 28 millones tenían acceso a la terapia antirretroviral (un 75%), según los datos de ONU Sida, un programa creado por las Naciones Unidas para luchar contra el sida. Se calcula que 680.000 personas murieron el mismo año por enfermedades relacionadas con el sida. 

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El síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) es la enfermedad que causa el virus VIH cuando se ha desarrollado por completo y la infección se ha extendido por todas las células del cuerpo. En esta fase final, el virus ha destruido el sistema inmunitario, por lo que el cuerpo no tiene fuerzas para defenderse de otras enfermedades.

Los antirretrovirales permiten detener la evolución del virus y salvar vidas, pero no todo el mundo tiene acceso a este tratamiento. El sida sigue siendo un grave problema de salud pública en los países y regiones con menos recursos, especialmente en el continente africano

De los 37 millones de personas con VIH que hay en el mundo, dos terceras partes viven en África, según denuncia la Organización Mundial de la Salud (OMS), que también señala que la información es básica para frenar los contagios y detener la discriminación.

Por eso, aunque la investigación médica es esencial para encontrar una cura contra el sida, el primer paso es invertir en las zonas más afectadas, proporcionando los tratamientos antirretrovirales necesarios para para prevenir más infecciones y combatir la epidemia y los prejuicios.

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