29 marzo 2024
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29 marzo 2024

¿Adiós a las mascarillas?

Varios países rebajan las restricciones y retiran el uso obligatorio de mascarillas tras dos años de pandemia

Hace ya más de dos años que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaraba el coronavirus SARS-CoV-2 una pandemia de alcance global. En aquel momento, gobiernos de todo el mundo adoptaron medidas muy estrictas para intentar detener la propagación del virus: confinamiento domiciliario, cierre de negocios y locales, cancelación del curso escolar o el uso obligatorio de mascarilla fuera del propio hogar.

El desarrollo de las vacunas ha permitido frenar la pandemia, pero el uso de mascarillas se había mantenido como medida de prevención para evitar nuevos brotes. No obstante, en los últimos meses, varios gobiernos han empezado a retirar las mascarillas en diferentes casos.

El gobierno de Reino Unido retiró el uso obligatorio de mascarilla en enero, tras haber superado una ola de la variante ómicron y de reducirse los contagios de covid. El gobierno británico también eliminó el requisito del pasaporte covid para entrar en el país.

En Francia, el uso de mascarilla en interiores se retiró en marzo, aunque se mantiene en lugares como centros sanitarios, farmacias, residencias de personas mayores o en el transporte público. Lo mismo sucede en España, que aplicó las mismas medidas un mes después.

Estados Unidos es el país con más casos de contagio y fallecidos por covid. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), que son la autoridad sanitaria en Estados Unidos, habían ampliado hasta mayo el uso de mascarillas en transportes: aviones, trenes, autobuses y taxis, además de estaciones y aeropuertos.

Sin embargo, una jueza de Florida acaba de tumbar esta medida al considerar que el CDC se ha excedido en sus funciones y que la obligación de llevar mascarilla es ilegal. Aunque es una jueza federal, su decisión puede tumbar la normativa del gobierno en todo el país, por lo que ahora ya no es obligatorio cubrirse la cara en los transportes.

En América Latina, el uso de mascarillas se ha adaptado a la situación sanitaria en cada país. En Nicaragua nunca han sido obligatorias; en países como México, Argentina, Chile o Uruguay está permitido quitársela en espacios abiertos; mientras que en Bolivia sigue siendo obligatoria en todos los espacios.

El síndrome de la cara vacía

La retirada de las mascarillas era una noticia muy esperada por todos. No obstante, el uso obligatorio de cubrebocas durante tanto tiempo también ha tenido efectos psicológicos sobre las personas, en especial entre los más jóvenes.

El llamado “síndrome de la cara vacía” hace referencia al sentimiento de inseguridad o vergüenza que sienten algunas personas cuando tienen que quitarse la mascarilla y mostrar su cara en público. 

Este síndrome afecta sobre todo a los adolescentes ya que, para ellos, el aspecto físico tiene una gran importancia. Por otro lado, en esta etapa del crecimiento y el desarrollo también se producen cambios como el acné, el vello facial o la ortodoncia que la mascarilla ayudaba a ocultar.

En ese sentido, después de dos años llevando la mascarilla en espacios públicos, quitársela es casi como darse a conocer por primera vez ante personas con quienes coincidimos habitualmente pero que, en cambio, nunca han visto nuestra cara. Es el caso de muchos adolescentes que se han conocido en el instituto con la mascarilla puesta.

Contaminación por mascarillas

La pandemia de covid ha provocado un gran aumento en el uso de material quirúrgico desechable, como guantes, mascarillas o equipos de protección individual (EPI). Estos residuos no son reciclables, por lo que terminan en vertederos o incineradoras.

Estos materiales han aumentado gravemente la cantidad de residuos plásticos en todo el planeta. En los peores meses de la pandemia, se usaban 129.000 millones de mascarillas y 65.000 millones de guantes cada mes en todo el mundo, según un estudio de la Sociedad Americana de Química (ACS). 

Lamentablemente, muchos de estos residuos han terminado en entornos naturales: en las calles de las ciudades pero también en bosques, ríos, playas y sobre todo en los mares y océanos. Los animales marinos pueden tratar de ingerir estos residuos o verse atrapados, lo que puede provocar daños físicos o incluso su muerte.

La producción y gestión de estos materiales también contamina el medio ambiente. Por un lado, se necesitan muchos recursos y energía para fabricarlos; por otro lado, el transporte desde los países de producción (como China) hasta otros continentes genera grandes emisiones de gases de efecto invernadero. Por último, la mayoría de estos desechos se incinera, lo que también genera grandes emisiones de gases contaminantes.

Las Naciones Unidas piden a los gobiernos que mejoren los sistemas de gestión de residuos para evitar que mascarillas y guantes lleguen al mar. Al mismo tiempo, es importante cambiar nuestros hábitos de consumo y que las empresas apuesten por un modelo más sostenible y respetuoso con el medio ambiente, reduciendo el uso de plásticos y adoptando materiales biodegradables.

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