Las chicas empezaron a mostrar síntomas mientras estaban en clase y han tenido que ser hospitalizadas en diferentes ciudades del país
Varios casos de envenenamiento han afectado a más de mil niñas en diferentes ciudades de Irán, muchas de las cuales han tenido que recibir asistencia médica o incluso ser hospitalizadas. Los primeros casos se registraron en noviembre, pero hasta ahora el gobierno iraní no ha puesto en marcha una investigación para esclarecer los hechos.
El primer caso tuvo lugar en Qom, una ciudad con poco más de un millón de habitantes al norte del país. Las chicas de un colegio empezaron a percibir un olor extraño y algunas sintieron náuseas, tenían problemas para respirar y se encontraban mareadas. Una veintena fueron trasladadas al hospital con síntomas de haber sido envenenadas.
Desde entonces, se han registrado más de 1.100 casos en todo el país. En la última semana, decenas de niñas y adolescentes empezaron a sentirse mal mientras estaban en clase y tuvieron que ser ingresadas en el hospital. Las autoridades han hecho un recuento de los ataques, pero las organizaciones humanitarias creen que las cifras reales son mucho mayores.
Estos envenenamientos tienen un objetivo común: las escuelas e institutos para chicas. Por ese motivo, muchos creen que se trata de un ataque de islamistas radicales contrarios a la educación de las niñas y a los derechos de las mujeres en general.
Los ataques coinciden además con la llamada Revolución del Velo, una serie de protestas populares lideradas por mujeres que reclaman más derechos y libertades en el país. En ese sentido, las jóvenes han sido las principales víctimas de la represión por parte de las autoridades y del sector más conservador de la sociedad.
Otros expertos apuntan a una enfermedad psicogénica de masas, un tipo de trastorno que se propaga entre miembros de un mismo grupo social muy cohesionado. En este tipo de trastornos no hay una causa definida (un virus, una bacteria o un gas tóxico), sino que las personas afectadas empiezan a sentirse mal al mismo tiempo de forma involuntaria. La ansiedad o el pánico les hace sentir un dolor real, aunque los síntomas no lo sean.
Sin embargo, los padres de las chicas, profesores y activistas de organizaciones humanitarias niegan que sea una cuestión psicogénica y acusan al gobierno de intentar ocultar los envenenamientos.
La Revolución del Velo
Mahsa Amini era una joven iraní de 22 años que el pasado mes de septiembre fue detenida en Teherán por la policía de la moral, un cuerpo policial encargado de vigilar los espacios públicos y hacer cumplir las normas de moralidad del islam: llevar el velo, vestir ropa holgada, no llevar maquillaje…
Amini llevaba mal colocado el velo islámico y, por ese motivo, fue arrestada y llevada a comisaría. Murió al cabo de unos días en el hospital debido a las agresiones y torturas que había sufrido mientras estaba detenida. La noticia provocó una oleada de indignación entre la población, que salió en masa a las calles para protestar contra la represión del gobierno.
Durante las protestas, muchas mujeres quemaron sus velos como si fueran un símbolo de la opresión. El lema de las movilizaciones es “Mujer, vida, libertad”, pero los manifestantes no solo reclaman más derechos para las mujeres sino para toda la población en general, que vive bajo el control y la censura del régimen de los ayatolás.
Estos representantes religiosos tienen una visión muy estricta del islam, la religión musulmana, y aplican estos preceptos a todos los ámbitos de la sociedad: política, cultura, educación, relaciones sociales… El máximo líder político y religioso de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, tiene poder absoluto sobre el gobierno, las fuerzas de seguridad y los tribunales, y ha ordenado reprimir con violencia las protestas.
Más de 500 personas han muerto en los enfrentamientos con la policía y cerca de 20.000 han sido detenidas, según un informe publicado por la ONG iraní HRANA. Las autoridades han condenado a intelectuales, periodistas y activistas, pero también cantantes, actores y deportistas que han apoyado las revueltas. Varias personas han sido condenadas a muerte y ejecutadas, una pena que el régimen utiliza para infundir el miedo.
En las últimas horas, Jamenei ha indultado a 80.000 presos iraníes, incluidas las personas detenidas durante las protestas. Este gesto se interpreta como un intento de reducir el malestar social y aplacar las manifestaciones.
Ser mujer en Irán
El uso del velo es obligatorio en Irán. No obstante, en los últimos años, algunas iraníes han optado por llevar el velo menos ajustado o medio caído, mostrando parte de su cabello. Algunas incluso se atrevían a desafiar a las autoridades y quitárselo. Esto se producía sobre todo en las grandes ciudades, donde hay una mentalidad más abierta.
La policía de la moral fue creada en 2005 para controlar estos pequeños actos de rebelión. La mayoría de veces, las mujeres reciben un aviso o una multa, pero también pueden ser enviadas a un centro correccional donde se les enseña cómo pueden y deben vestirse en público. En los casos más graves pueden ir a la cárcel.
La Revolución Islámica de 1979 supuso un retroceso para la población femenina. El nuevo régimen religioso impuso los valores más estrictos del Corán y recortó los derechos de las mujeres, que de repente necesitaban el permiso de su padre o marido para poder estudiar, trabajar o viajar.
Sin embargo, las generaciones más jóvenes se resisten a mantener este modelo discriminatorio: quieren más libertades y poder vivir como los jóvenes de otros países que ven en internet y las redes sociales. Los jóvenes iraníes han sido los protagonistas de las protestas, pero se enfrentan a un gobierno ultraconservador que no está dispuesto a ceder en su ideología.