23 diciembre 2024
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23 diciembre 2024

¿Cómo afecta el azúcar a nuestra salud?

Un nuevo estudio relaciona el consumo excesivo de azúcares con un mayor riesgo de sufrir infartos y otras enfermedades cardiovasculares

El consumo excesivo de azúcar puede tener graves riesgos para nuestra salud, según una investigación de la Universidad de Oxford publicada en la revista BMC Medicine. Este macroestudio ha seguido la dieta de más de 110.000 personas en el Reino Unido durante un período de 10 años para analizar cómo influyen los alimentos en nuestra salud cardiovascular. 

Los datos de la investigación muestran que el consumo excesivo de azúcares libres puede aumentar el riesgo de sufrir un infarto o un ictus: si aumentamos el consumo de estos azúcares añadidos un 5%, hay un 6% más de riesgo de infarto y un 10% más de riesgo de ictus.

En un principio, el estudio pretendía buscar la relación entre el consumo de carbohidratos y las enfermedades cardiovasculares (ECV), que afectan al corazón y el riego sanguíneo. Los carbohidratos o hidratos de carbono son azúcares, almidones y fibras que se encuentran dentro de las células de los alimentos. Son un grupo de nutrientes básicos para proporcionar energía y tener una dieta saludable, siempre que se consuman de forma equilibrada.

En cambio, los azúcares libres son azúcares que se añaden de forma artificial a los alimentos, así como los azúcares que se encuentran en la miel o los zumos de frutas (cuando hacemos zumo, liberamos los azúcares intrínsecos de los alimentos y perdemos la fibra de la pulpa, que es muy nutritiva). 

Esto se debe a que los azúcares libres aumentan la concentración de triglicéridos, un tipo de grasa que circula por la sangre y puede acumularse en las arterias, aumentando el riesgo de enfermedades cardiovasculares. El estudio se ha realizado con adultos con una edad media de 55 años, por lo que los resultados no pueden aplicarse a niños y adolescentes.

Los datos también muestran que sustituir los azúcares libres por azúcares intrínsecos (los que se encuentran de forma natural en los alimentos) y consumir productos integrales (que aportan más fibra porque incorporan el grano de cereal entero, en lugar del refinado) tiene un efecto beneficioso para la salud.

La trampa del azúcar

Desde hace algún tiempo, el azúcar se ha convertido en un alimento muy controvertido por sus efectos perjudiciales para la salud. Por eso es importante conocer los diferentes tipos de azúcar y saber cómo nos afectan.

Los azúcares añadidos son los que se añaden a los alimentos para endulzarlos: a las galletas y dulces de pastelería, al café, al yogur, a los zumos… Hay que tener en cuenta que muchos alimentos (fruta, verduras, leche) ya cuentan con azúcares dentro de su estructura molecular y que lo más sano siempre es evitar una dosis extra de azúcar.

Los azúcares libres engloban estos azúcares añadidos más el azúcar que se encuentra de forma natural en alimentos como la miel, el sirope de arce u otras sustancias edulcorantes. Y aquí es donde surge la trampa: algunos fabricantes de alimentos no utilizan directamente azúcar sino que añaden miel o sirope a sus productos para endulzarlos. 

Esto les permite evitar la palabra “azúcar” entre los ingredientes o incluso utilizar fórmulas como “sin azúcares añadidos”, aunque en realidad estén añadiendo azúcar de forma indirecta a través de otros alimentos. 

Por otro lado, el azúcar se añade en muchos productos alimentarios que no son tan evidentes: salsas como el kétchup o la mayonesa, papillas para bebés, leches vegetales, galletas saladas, cerveza, patés, productos procesados como hamburguesas vegetales… Distinguirlos no es nada fácil, porque en la etiqueta no siempre se especifican los azúcares añadidos.

Los efectos del azúcar en la salud están documentados por numerosos estudios científicos: enfermedades dentales (caries, aumento de la placa dental), obesidad, diabetes, colesterol, grasa acumulada y enfermedades del corazón… Incluso puede crear adicción.

Aunque la sociedad está cada vez más sensibilizada, la industria alimentaria mueve mucho dinero y tiene una gran influencia sobre los gobiernos. Por eso todavía hay pocas leyes que regulen de forma estricta el uso de azúcares añadidos o que, al menos, obliguen a informar sobre su uso en los paquetes y envoltorios.

La moda del ‘real food’

La importancia de comer bien y los efectos de la dieta sobre nuestra salud hacen que cada vez más personas se preocupen por su alimentación. Esta tendencia ha dado lugar al real food o “comida real”, un movimiento que promueve el consumo de alimentos saludables, a la vez que se reducen los alimentos procesados.

Los alimentos procesados, como su nombre indica, han sido sometidos a procesos industriales antes de ponerlos a la venta. Dentro de este grupo de alimentos, no todos tienen el mismo valor nutricional

Las patatas fritas, los platos precocinados o la bollería se consideran alimentos ultraprocesados y no son saludables porque contienen un elevado contenido en grasas y azúcares añadidos. En cambio, la leche pasteurizada, los yogures o las verduras congeladas pasan por procesos que nos permiten conservarlos en buen estado durante más tiempo y tienen más nutrientes.

Lo más saludable para nuestro cuerpo siempre será comprar alimentos frescos y de temporada, que no hayan sido procesados ni congelados, porque así conservan todos sus nutrientes. El movimiento real food también defiende el consumo de productos de proximidad para contribuir con la economía local y reducir las emisiones contaminantes derivadas del transporte.

No obstante, esta moda alimentaria también ha recibido críticas. Muchos fabricantes, supermercados, restaurantes e incluso influencers utilizan la etiqueta “real food” como estrategia de venta para promocionarse, aunque en realidad sus productos no sean tan saludables ni naturales como los pintan.

Por otro lado, los nutricionistas señalan que el concepto real food no es ningún invento nuevo. En el fondo, es algo tan sencillo como alimentarse con sentido común: priorizar los alimentos frescos, cocinar con aceites de calidad y evitar al máximo los ultraprocesados. Lo que pasa es que, en plena era digital, utilizar un término en inglés y difundirlo a través de las redes sociales es la mejor forma de viralizarse y llegar al gran público.

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