La compañía tecnológica ha lanzado Google Bard, una herramienta de inteligencia artificial muy similar al famoso ChatGPT
Google lleva décadas liderando el mercado de las búsquedas en internet: los usuarios suelen elegir este buscador para encontrar respuestas en la web. Sin embargo, esta posición se ha visto recientemente amenazada por la llegada de herramientas de inteligencia artificial (IA) como ChatGPT, que ofrecen una respuesta rápida a cualquier búsqueda sin necesidad de acceder a Google.
Ahora, ante el éxito de ChatGPT en los últimos meses, la compañía tecnológica Google ha lanzado Bard con el objetivo de sumarse a la carrera por la inteligencia artificial. Google Bard es un sistema de IA conversacional, es decir, los usuarios pueden formular preguntas y la herramienta es capaz de responder. Sus funciones son muy similares a las de ChatGPT.
La principal diferencia entre ChatGPT, desarrollado por la compañía OpenAI, y Bard es que que la herramienta de Google utiliza información actualizada de la web para ofrecer las respuestas a los usuarios. Por su parte, ChatGPT solo puede responder acerca de cuestiones que hayan ocurrido antes de 2021.
La nueva herramienta de Google está basada en LaMDA (Language Model for Dialogue Applications), un modelo de lenguaje experimental diseñado por la compañía. A través de una gran cantidad de datos y algoritmos, la herramienta aprende cómo funciona el lenguaje humano y es capaz de imitarlo.
Google ha anunciado que Bard está actualmente disponible en 180 países del mundo, pero ninguno de ellos pertenece a la Unión Europea. Esta restricción en países de la UE podría estar relacionada con las regulaciones que el Parlamento Europeo quiere aprobar para que las herramientas de IA cumplan una serie de obligaciones.
Las posibilidades de la IA
Una de las principales ventajas de las herramientas de IA como ChatGPT o Bard es la capacidad que tienen para ofrecer respuestas coherentes y relevantes siguiendo nuestras directrices. Estos sistemas son capaces de brindar información precisa a los usuarios sobre una amplia variedad de temas.
Esto ha hecho que su uso suponga un gran potencial en muchos campos y profesiones diferentes. Por ejemplo, en el ámbito de la literatura, donde hoy en día la IA se está utilizando para crear obras literarias, como novelas o poemas, sin necesidad de que haya un escritor o escritora detrás.
Las herramientas de IA también pueden llegar a ser muy útiles en el campo de la investigación científica. Por ejemplo, puede ayudar a los y las científicas en la búsqueda de artículos especializados, proporcionar resúmenes de investigaciones previas y ayudar en la interpretación de datos.
Pero además, estas herramientas pueden ser utilizadas en actividades del día a día. ChatGPT es capaz de organizar nuestras próximas vacaciones, elaborar un menú semanal siguiendo una dieta mediterránea equilibrada o ayudarnos a realizar un trabajo para clase a través de ejemplos y explicaciones de conceptos complejos.
A pesar de las numerosas posibilidades que ofrecen estas herramientas, es importante recordar que siguen siendo sistemas que tienen sus limitaciones. Aunque son capaces de procesar grandes cantidades de información, sus capacidades para comprender por completo el contexto siguen siendo limitadas. Esto hace que, en ocasiones, la máquina cometa errores en sus respuestas.
Control y regulación en la Unión Europea
Tras el rápido crecimiento en el uso de ChatGPT, las preocupaciones legales no han parado de crecer. Expertos tecnológicos y gobiernos del mundo han expresado su preocupación acerca de la inteligencia artificial, poniendo sobre la mesa la posibilidad de que estas herramientas sean una amenaza para la seguridad y la privacidad de los usuarios.
Hace unos meses, la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) inició una investigación preliminar sobre el posible incumplimiento de la normativa de protección de datos por parte de ChatGPT. En Italia, la herramienta fue prohibida después de dictaminar que esta procesaba datos personales de los usuarios, violando las leyes de privacidad.
La situación se complicó tras la llegada de la IA a la política: bots que influyen en las elecciones, herramientas que analizan la opinión de los votantes, fotografías falsas de personajes políticos difundidas a través de la red…
Ahora algunos organismos están tomando decisiones al respecto, como el Parlamento Europeo, que ha propuesto una ley con el objetivo de regular la inteligencia artificial y garantizar un desarrollo ético de estas herramientas. En caso de que se aprobara la norma, los contenidos creados a través de IA deberán cumplir una serie de obligaciones.
Por ejemplo, será necesario informar que dichos textos, vídeos o imágenes se han creado mediante estas herramientas, para evitar la desinformación y abogar por la transparencia. Además, los desarrolladores deberán diseñar estos sistemas para evitar que se genere contenido ilegal.