El gobierno japonés tratará y verterá al mar el agua de la central nuclear de Fukushima, almacenada en los tanques desde el tsunami de 2011
Japón ha aprobado una ley para verter al mar el agua de la central nuclear de Fukushima, que en 2011 sufrió un accidente y ha estado inactiva desde entonces. Las autoridades han anunciado que antes tratarán el agua para eliminar la mayoría de elementos radiactivos.
El 11 de marzo de 2011, un terremoto en el océano Pacífico originó un tsunami que impactó contra la costa noreste de Japón, donde se encuentra la central de Fukushima. Las instalaciones quedaron inutilizadas y más de 150.000 personas tuvieron que ser evacuadas de la zona por riesgo de contaminación radioactiva. El tsunami provocó más de 20.000 muertos y desaparecidos.
Los trabajos para desmantelar la central de Fukushima se han alargado durante años debido al peligro que generan los materiales radiactivos, muy difíciles de tratar. Como consecuencia, el agua que habitualmente se utiliza para refrigerar los reactores nucleares se ha ido almacenando en tanques y acumulando residuos nucleares.
Los expertos calculan que estos tanques se llenarán a mitad de 2022, por eso necesitan encontrar un modo de liberar espacio para seguir desmontando la central. El objetivo es tratar el agua y eliminar los materiales radiactivos más peligrosos para que no supongan ningún riesgo para la salud humana. A continuación, esta agua se libera al mar, un procedimiento habitual en la industria nuclear.
El gobierno japonés ha asegurado que el proceso de descontaminación y vertido no supone ningún problema de seguridad y prevé que los trabajos empiecen en 2023. Además, cuenta con la aprobación del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA).
Sin embargo, la decisión ha provocado las críticas de varios grupos ecologistas y de la población de los municipios cercanos a Fukushima, que temen que estos vertidos puedan dañar el medio ambiente y las especies de la zona. También los gobiernos de países vecinos como China y Corea del Sur han mostrado su desacuerdo con la medida.
En algunos países todavía existen restricciones sobre la importación de alimentos producidos en la región de Fukushima, por miedo a que estén contaminados por radiactividad.
Energía nuclear: ¿solución o amenaza?
A causa de su clima y geografía, Japón no puede recurrir a las energías renovables como la energía eólica o la energía solar. El país tampoco dispone de grandes reservas de petróleo, gas natural o carbón. Como consecuencia, la energía nuclear se ha convertido en la solución del gobierno para dar respuesta a la gran demanda energética.
Japón es uno de los países con mayor número centrales nucleares en el mundo. En todo el país se reparten 60 reactores nucleares, aunque desde el accidente de Fukushima solo la mitad están funcionando, según datos de la Asociación Nuclear Mundial. El gobierno endureció las normas de seguridad para evitar futuros accidentes.
La energía nuclear se consigue mediante un proceso de fisión nuclear: los átomos de elementos como el uranio o el plutonio se bombardean para dividirlos en núcleos más pequeños. Durante este proceso de división se genera energía. Al final del proceso, hay una parte de residuos radioactivos que tienen que enterrarse en depósitos muy profundos y pueden durar miles de años. Este es uno de los mayores inconvenientes.
Para algunos, este inconveniente no es una razón de peso para prohibir la energía nuclear y creen que podría ser la solución al cambio climático, porque su producción no genera gases de efecto invernadero. Además, la tecnología nuclear tiene muchas aplicaciones en campos como la medicina, la industria o la exploración espacial.
Pero otros, como los activistas de Greenpeace, advierten de que las centrales nucleares pueden ser muy peligrosas para la salud de las personas y del planeta.
El peligro de la radiactividad
El accidente de Fukushima despertó los miedos a la energía nuclear. Los daños provocados por el tsunami de 2011 hicieron que la OIEA calificara el incidente con un 7 en la Escala Internacional de Accidentes Nucleares, la puntuación más elevada.
Tan solo un accidente nuclear había sido calificado con un 7 en el pasado: la explosión de la central de Chernóbil (Ucrania), considerada la mayor catástrofe nuclear de la historia.
El 26 de abril de 1986 explotó uno de los reactores de esta central, lo que liberó una gran cantidad de material radioactivo a la atmósfera. El incendio se alargó durante días y la nube radiactiva alcanzó varios países europeos. Aunque no existen cifras oficiales, se cree que cerca de 16.000 personas en diferentes países murieron por los efectos de la radiactividad.
La radiactividad nuclear puede suponer riesgos importantes para las personas y el medio ambiente. Cuando los elementos radioactivos entran en contacto con un organismo vivo pueden dañar las células y provocar enfermedades muy graves, incluso la muerte.
En el caso de las personas, pueden respirar las partículas radiactivas que se encuentran en el aire o bien ingerirlas a través de los alimentos, cuando las plantas o animales han estado en contacto con la fuente de radiactividad.