18 diciembre 2024
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18 diciembre 2024

La mala gestión de la pandemia en Brasil

El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, ha sido acusado de crímenes contra la humanidad por las graves consecuencias de la pandemia en el país

El Senado de Brasil ha votado a favor de procesar al presidente del país, Jair Bolsonaro, por la mala gestión de la pandemia de coronavirus y las graves consecuencias que ello ha provocado. Si la acusación prospera, Bolsonaro podría ser juzgado por crímenes contra la humanidad.

Brasil es el país más grande de América Latina, con más de 212 millones de habitantes. A día de hoy, la covid-19 ha provocado más de 600.000 muertes y hay más de 21 millones de contagiados, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Es el segundo país del mundo más afectado por la pandemia, tan solo por detrás de Estados Unidos.

Una comisión de investigación del Senado brasileño ha redactado un informe de casi 1.300 páginas en el que se analizan las medidas llevadas a cabo para frenar la propagación del virus en Brasil. El texto declara que la “estrategia macabra” del gobierno brasileño causó 120.000 muertes que podrían haberse evitado.

La investigación se ha alargado durante seis meses. El informe acusa al gobierno de Bolsonaro de no haber actuado con suficiente urgencia, de retrasar la compra de vacunas y de promocionar medicamentos contra la covid cuya eficacia no estaba demostrada, entre otros delitos. También están implicados algunos ministros de Bolsonaro e incluso tres hijos del presidente que colaboran con él en el gobierno. 

Ahora, el fiscal general de Brasil, Augusto Aras, tiene un mes para decidir si llevar el caso adelante y formalizar las acusaciones, lo que daría inicio a un juicio contra el presidente brasileño. Aras es considerado uno de los hombres de confianza del presidente y fue nombrado fiscal general por el propio Bolsonaro, así que es poco probable que la acusación acabe prosperando.

De acuerdo con el informe del Senado, Bolsonaro está acusado de nueve delitos: además de ser responsable de crímenes contra la humanidad, también se le acusa de empleo irregular de fondos públicos, prevaricación y curanderismo, entre otros.

Un presidente negacionista en pandemia

Bolsonaro ha sido una figura polémica desde antes de que ganara las elecciones presidenciales en Brasil a finales de 2018. Durante la campaña electoral ya realizó numerosas declaraciones machistas, homófobas y racistas, y una vez en el cargo ha aprobado leyes muy controvertidas para facilitar el acceso a las armas, limitar los derechos de las comunidades indígenas en el Amazonas o denegar la indemnización a las víctimas de la dictadura militar de 1964.

Desde el inicio de la pandemia, Bolsonaro mostró una actitud negacionista frente al coronavirus, que describió como “una pequeña gripe”. El gobierno no ordenó ningún confinamiento ni se impusieron restricciones en la movilidad; tampoco se cancelaron las clases ni se cerraron los espacios públicos, negocios y centros comerciales, muy habituales en Brasil.

En mayo de 2020 Bolsonaro aprobó el uso de la cloroquina, un medicamento sin aval científico, para tratar a los enfermos de coronavirus. El presidente brasileño seguía los pasos de su homólogo en Estados Unidos, Donald Trump, también conocido por su negacionismo ante la pandemia.

El informe del Senado brasileño incluye documentos oficiales que demuestran que la vacunación se retrasó de forma deliberada para favorecer la llamada “inmunidad de grupo”, que se consigue cuando gran parte de los habitantes de un país se han contagiado y el virus pierde fuerza. El objetivo es perjudicar la economía lo mínimo posible, ya que los negocios se mantienen abiertos y no hay confinamiento, pero esto tiene consecuencias graves para la salud de las personas.

Tras conocerse las acusaciones, Bolsonaro las calificó como “una payasada” y se mofó de la investigación del Senado. Donald Trump mostró su apoyo al presidente brasileño.

El movimiento negacionista en el mundo

A pesar de los efectos visibles de la pandemia en todos los países del mundo, todavía hay personas que creen que el coronavirus y la covid-19 no existen o que sus efectos no son tan graves como para tener que vacunarse o imponer restricciones.

A mediados de 2020, cuando la pandemia ya era una realidad global y la OMS pedía a los países que actuaran para frenarla, algunos gobiernos todavía ponían en duda la gravedad de la crisis epidemiológica. Estados Unidos, Brasil o México se resistieron a tomar medidas al inicio de la pandemia y son tres de los países con mayor número de muertos por covid.

En Europa, el movimiento antivacunas ha tomado fuerza en países como Francia o Italia, donde los gobiernos han impuesto el pasaporte covid: los ciudadanos deben presentar un certificado de vacunación o una prueba de PCR negativa de las últimas 48 horas si quieren acceder a bares y restaurantes, conciertos, festivales o incluso para trabajar (en el caso de Italia).

En varios países, los negacionistas se han vinculado a los movimientos de extrema derecha, que utilizan argumentos populistas y teorías de la conspiración para desautorizar a los gobiernos y cuestionar las políticas de salud pública.

La desinformación y las fake news juegan un papel clave en la difusión de las teorías negacionistas. Jair Bolsonaro es muy consciente de la capacidad de internet y las redes sociales para difundir su mensaje, por eso cada semana retransmite un discurso a través de Facebook, la red social más utilizada en Brasil.

Sin embargo, esta semana Facebook ha decidido retirar su vídeo por considerar que incumplía las normas de rigor y objetividad de la plataforma.

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