Los casos de gripe, covid-19 y virus respiratorio sincitial están colapsando los hospitales y centros de salud de países como España
El frío se ha instalado en Europa y, según advierte la Organización Mundial de la Salud, este ha venido acompañado de un aumento de la circulación de patógenos respiratorios por toda la región. Aproximadamente la mitad de los países europeos están experimentando niveles más altos de fiebre y tos, según los últimos datos de la OMS.
En concreto, están conviviendo y circulando tres virus con una manifestación clínica similar, es decir, que los signos y síntomas que experimentan las personas afectadas son muy parecidos. Hablamos de la gripe (especialmente la gripe A), el SARS-CoV-2 (covid) y el virus respiratorio sincitial (VRS).
Algunos de los síntomas más comunes son malestar general, fiebre, tos y mocos. Estos también pueden provocar dolor de garganta y dificultad para respirar.
El número de casos ha aumentado especialmente en lugares como España, donde los centros de salud se están colapsando debido al alto número de pacientes. La incidencia ha subido en las últimas semanas, coincidiendo con las fiestas de Navidad. Como consecuencia, las mascarillas volverán a ser obligatorias en los centros sanitarios y hospitales del país.
La coexistencia de estos tres virus ha hecho que el término “tridemia” se empiece a utilizar con frecuencia, especialmente en los medios de comunicación. Sin embargo, algunos especialistas médicos alertan que utilizar este concepto podría alarmar demasiado a la población.
Es el caso de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), que considera que este término puede dar la sensación de una coinfección de dos o más de estos virus y por lo tanto de mayor gravedad. La organización explica que hay muy pocos casos de coinfección.
Un virus que perdura
La pandemia del coronavirus llegó a su fin. En mayo de 2023, la OMS declaró que la emergencia internacional por la pandemia de la covid-19 había terminado. El anuncio se produjo más de tres años después de que la organización declarara la enfermedad del coronavirus como «emergencia sanitaria global», el nivel de alerta más alto.
Aunque la agencia de la ONU para la salud anunció que el SARS-CoV-2 ya no es una emergencia pública internacional, esto no significa que la covid-19 haya dejado de ser una amenaza. Como alertan los organismos de salud internacionales, el virus todavía existe y sigue provocando enfermedades graves.
Si bien las tasas de hospitalización son bajas en comparación con las mismas fechas del año pasado, la mitad de los países de Europa que reportan datos sobre hospitalización debido a este virus ahora están experimentando tendencias crecientes, según recoge la OMS. Algunos de los territorios más afectados son Chequia, Finlandia, Italia, Letonia y Eslovaquia.
Por eso la ONU sigue haciendo hincapié en la importancia de la vacunación tanto de la covid como de la gripe. Especialmente en los grupos de alto riesgo, como las personas mayores, aquellas con enfermedades crónicas y los trabajadores médicos. Vacunarse ayuda a protegernos a nosotros mismos ante la enfermedad, pero también a toda la sociedad.
Fenómeno pospandémico
Lo que está pasando ahora en Europa con los casos de gripe, covid-19 y virus respiratorio sincitial ya ocurrió en otros lugares hace un año. Fue en noviembre de 2022 cuando la Organización Panamericana de la Salud (OPS) alertó que Estados Unidos y algunos países de Latinoamérica estaban sufriendo la propagación de estas infecciones respiratorias.
En Estados Unidos, los más afectados fueron los menores de edad. Los hospitales tuvieron dificultades para atender a todos los pacientes debido a la gran cantidad de niños que llegaban con problemas respiratorios. Hubo un aumento drástico del virus respiratorio sincitial (VRS), una infección que obstruye las vías respiratorias y la causa más común de bronquiolitis y neumonía en menores de 1 año.
Los especialistas médicos explican que esto se trata de un fenómeno pospandémico. Durante la pandemia del coronavirus, la atención médica global se centró en el control de esta infección y se implementaron prácticas como el distanciamiento social y el uso de mascarillas.
Esto no solo ayudó a reducir la transmisión de la covid-19, sino también de otros virus respiratorios. Sin embargo, con la disminución de estas medidas en algunos lugares y el retorno a patrones de interacción más habituales, como las reuniones sociales con familias y amigos, se ha facilitado la propagación de estas infecciones.
Otro de los factores que puede haber contribuido es la baja inmunidad de la población, en especial de los niños. Gracias a las medidas de prevención del coronavirus, como la distancia de seguridad y el confinamiento, los menores no tuvieron la exposición habitual a patógenos, lo que normalmente les permite ir generando defensas.