28 marzo 2024
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28 marzo 2024

La violencia de género también afecta a las adolescentes

Las agresiones físicas y psicológicas afectan a las adolescentes en una etapa clave para su desarrollo personal

Carla empezó a salir con un chico de su clase cuando tenía 13 años. Al principio la relación iba bien, pero entonces empezaron los celos y enfados. Él quería controlar todo lo que ella hacía, cómo debía vestirse y con quién podía quedar. Ella tardó en darse cuenta de que todas estas actitudes también eran una forma de maltrato.

El testimonio de Carla forma parte del informe No es amor de la ONG Save The Children, en el que se analizan las causas y características de la violencia de género en la adolescencia.

El informe recopila datos de diferentes encuestas y estudios para analizar mejor la situación. La Macroencuesta de Violencia contra la Mujer 2019, por ejemplo, indica que las adolescentes de 16 y 17 años han sufrido violencia física por parte de parejas o exparejas (6,2%), violencia sexual (6,5%), violencia emocional (16,7%) y violencia psicológica o de control (24,9%).

La encuesta Percepción de la violencia de género en la adolescencia y la juventud elaborada por el Ministerio de Igualdad español señala que, en pleno 2021, uno de cada cinco chicos de entre 15 y 29 años considera que la violencia de género no existe y que es un “invento ideológico”.

Por otro lado, la mayoría de jóvenes identifica la violencia de género como violencia física y sexual, pero solo 1 de cada 3 adolescentes reconoce que la violencia psicológica y el control también forman parte de la violencia de género. En la misma encuesta, una tercera parte de los jóvenes considera “inevitable” o “aceptable” controlar los horarios de la pareja, evitar que vea a su familia o amistades, o incluso decirle qué puede hacer y qué no.

En la actualidad, la igualdad de género y la no discriminación están en el centro del debate. Son valores que se reivindican constantemente desde los medios de comunicación y en la vida pública, en manifestaciones y protestas. Y, sin embargo, sorprende ver que las actitudes y comportamientos machistas crecen entre los más jóvenes.

La adolescencia es una etapa clave en la formación de una persona. Es cuando construimos nuestra identidad y personalidad, cuando desarrollamos al máximo nuestras capacidades y, al mismo tiempo, somos más vulnerables a la presión social y de nuestro entorno más directo. Por eso es tan importante vivir una adolescencia libre de violencia y en la que nuestros derechos sean respetados.

Más allá de la violencia física

Se calcula que una tercera parte de las mujeres en todo el mundo han sufrido alguna vez violencia física o sexual, el tipo de violencia que generalmente se asocia a la violencia de género. Son datos de ONU Mujeres sobre la situación en 106 países, aunque no reflejan la realidad porque muchos casos se esconden y no están denunciados.

No obstante, la violencia física es solo la punta del iceberg del resto de violencias que sufren las niñas, las adolescentes y las mujeres, tal y como apunta el estudio de Save The Children.

Además de las violencias visibles, como las agresiones físicas y sexuales, están las violencias simbólicas, que son todas aquellas acciones y actitudes destinadas a controlar y humillar a la mujer. Por último, existe una violencia de género estructural, que es la violencia de género provocada por la desigualdad entre hombre y mujeres en las instituciones y organismos públicos, y que tiene efectos a nivel político, económico, cultural, médico, jurídico…

La violencia estructural es también la base de las actitudes machistas y discriminatorias: considerar a la mujer un ser inferior, que debe obedecer al hombre, que no puede decidir en la relación, que debe anteponer a su pareja ante su familia y amigos… Este tipo de creencias están muy arraigadas en la cultura y tradiciones y, por consiguiente, también en una parte de las generaciones más jóvenes.

Aun así, los más jóvenes también tienen la clave para cambiar estas actitudes y promover la igualdad de género en su día a día, defendiendo los derechos de las chicas y mujeres y promoviendo una sociedad más justa e igualitaria.

Violencia en el ámbito digital

Las nuevas tecnologías y las redes sociales están cada vez más presentes en la vida de los adolescentes y eso tiene consecuencias. Por un lado, se normalizan algunos usos de riesgo como compartir información personal, fotos o la ubicación, lo que puede poner a las personas en situación de vulnerabilidad. 

Por el otro, las redes permiten que el agresor pueda ejercer la violencia de género a distancia, ya sea a través del control o con insultos. Además, también dificultan poder romper con la relación de forma definitiva, ya que el agresor puede seguir acosando a la víctima por diversas plataformas o hacerle daño mediante el chantaje o la humillación.

Las redes sociales han dado pie a nuevas formas de violencia de género, como la cibermisoginia o la ciberviolencia simbólica, que perpetúan los comportamientos y actitudes machistas entre los internautas. Además, la proliferación de contenidos pornográficos en internet denigra la figura de la mujer y fomenta la desigualdad de género entre millones de usuarios.
El acoso sexual también se ha extendido al ámbito digital, un mundo en el que es muy difícil mantener la privacidad y en el que es muy fácil crear perfiles e identidades falsos. Por eso es tan importante mantener una actitud crítica, no compartir nuestra información con gente desconocida y saber separar entre la vida real y nuestra identidad digital.

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