18 noviembre 2024
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18 noviembre 2024

¿Los edulcorantes son saludables?

La Organización Mundial de la Salud desaconseja tomar estos endulzantes porque pueden tener efectos indeseados en nuestra salud

Más allá del azúcar tradicional, existen otros elementos que aportan dulzor a los alimentos y las bebidas: es lo que se conoce como edulcorantes. Durante mucho tiempo se ha creído que estos endulzantes podían ser un sustituto saludable del azúcar, evitando sus efectos negativos como las enfermedades dentales, la obesidad, la diabetes o el colesterol. 

Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado que no es aconsejable tomar edulcorantes como la sacarina, la sucralosa y la estevia, entre otros. Tras analizar los datos disponibles, la organización afirma que estos endulzantes no ofrecen ningún tipo de beneficio a largo plazo en la reducción de la grasa corporal

Asimismo, el estudio de la OMS alerta que el consumo de edulcorantes puede tener efectos indeseables a largo plazo en nuestra salud, al igual que el azúcar tradicional. Los edulcorantes pueden provocar un mayor riesgo de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares e incluso mortalidad en adultos. 

Estas sustancias están presentes en multitud de alimentos y bebidas ultraprocesados que podemos encontrar en todos los supermercados, como refrescos o bollería industrial. Pero además los edulcorantes también se venden solos, para que los consumidores los puedan añadir a alimentos y bebidas; por ejemplo, la sacarina que le ponemos al café. 

La OMS recomienda tanto a adultos como a niños dejar de utilizar edulcorantes en su dieta y reducir el consumo de azúcares. Y recuerdan que lo más importante es llevar a cabo una alimentación variada, equilibrada y saludable, priorizando los alimentos frescos y evitando al máximo los ultraprocesados. 

Sobrepeso, un riesgo para la salud infantil

Según la OMS, la obesidad infantil es uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI. Se trata de una problemática global, pues afecta a todos los países del mundo. Sin embargo, tiene una mayor incidencia en lugares de bajos y medianos ingresos, donde la población tiene más dificultades para tener una alimentación equilibrada y saludable

La organización define el sobrepeso y la obesidad como ''una acumulación anormal o excesiva de grasa que presenta un riesgo para la salud''. Entre los componentes que aumentan la posibilidad de desarrollar sobrepeso se encuentran los azúcares, presentes en muchos alimentos y bebidas.

En la actualidad, los niños y las niñas son uno de los sectores de población más expuestos a los alimentos ricos en grasas y azúcares, como la bollería industrial, las galletas, las golosinas, los refrescos o los zumos azucarados. El consumo excesivo de estos alimentos, sumados a una baja actividad física, pueden provocar problemas de salud.

Según los últimos datos de la OMS, aproximadamente uno de cada tres niños en edad de ir a la escuela primaria padece obesidad o sobrepeso en Europa. Basándose en las tendencias actuales, la organización prevé que para 2035 un total de 17 millones de niños y 11 millones de niñas de 5 a 19 años tendrán obesidad en el continente. 

El principal problema es que las personas con sobrepeso y obesidad tienen más probabilidades de desarrollar ciertas enfermedades perjudiciales para la salud, como la diabetes tipo 2 o enfermedades cardiovasculares (principalmente cardiopatías y accidentes cerebrovasculares). 

El sabor natural de los alimentos

El consumo desmesurado de alimentos azucarados (tanto endulzados con azúcar natural como con edulcorantes artificiales) se ha convertido en una preocupación creciente, especialmente entre los niños y las niñas. Además de las consecuencias negativas para su salud, el consumo de estos productos puede influir directamente en su capacidad para apreciar y reconocer los sabores naturales de los alimentos. 

El problema de los productos como los dulces procesados o los refrescos es que sus altos niveles de azúcares añadidos hacen que tengan sabores artificiales y muy intensos, que no se parecen al sabor natural de los alimentos. Pensemos por ejemplo en el sabor de un zumo de naranja natural recién exprimido frente al de un brick comprado en el supermercado.  

Millones de niños y niñas del mundo consumen regularmente este tipo de productos, por lo que su paladar se está acostumbrado a estos sabores. Como consecuencia, es probable que desarrollen una preferencia por los sabores dulces e intensos, encontrando los alimentos no azucarados, como frutas y verduras, menos atractivos y sabrosos.

Por eso es importante reducir el consumo excesivo de estos alimentos ultraprocesados y con mucho azúcar, promoviendo la inclusión de alimentos saludables en la dieta desde edades tempranas. Tener acceso a una amplia variedad de frutas, verduras y cereales permitirá a los más jóvenes experimentar diferentes sabores y texturas.

Además, es fundamental proporcionar información sobre los efectos negativos del consumo excesivo de alimentos azucarados y la importancia de una dieta equilibrada. Esto les ayudará a comprender la importancia de elegir opciones más saludables.

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