La NASA ha lanzado una nave al espacio para comprobar si sería capaz de desviar un asteroide en caso de necesidad para proteger a la Tierra
La Agencia Espacial de Estados Unidos (NASA) ha puesto en marcha un proyecto espacial que parece más propio de un guion de Hollywood que de un experimento científico. El objetivo es salvar la Tierra de una posible amenaza espacial.
Se trata de la misión DART: Double Asteroid Redirection Test [Prueba de Doble Redireccionamiento de Asteroide], un sistema de defensa creado para prevenir el eventual impacto de un asteroide cuya trayectoria podría coincidir con la de nuestro planeta. En ese sentido, la nave DART funciona colisionando contra el asteroide para intentar desviarlo de su trayectoria.
La NASA ha explicado que el asteroide seleccionado para realizar la prueba, bautizado como Dimorphos, tiene 163 metros de diámetro (más grande que un campo de fútbol) pero no es una amenaza real porque su trayectoria no coincide con la de la Tierra.
En cambio, el campo de asteroides donde se llevará a cabo la misión representa el campo de pruebas perfecto para comprobar si, en medio del espacio y en condiciones de gravedad cero, estallar una nave contra un cuerpo celeste puede hacerle cambiar de rumbo. Gracias a los gigantes telescopios astronómicos, los científicos comprobarán si el asteroide se ha desviado tras el impacto.
DART llegará a su destino en otoño de 2022, ya que el asteroide objetivo se encuentra a 9,6 millones de kilómetros de la Tierra.
La nave utilizará paneles solares para generar energía y activar los sistemas de propulsión en su recorrido, alcanzando una velocidad de 6,6 kilómetros por segundo (casi 24.000 kilómetros por hora).
El peligro de los asteroides
Dimorphos forma parte de un sistema de asteroides binario, es decir, que está formado por dos cuerpos celestes: Dimorphos es el más pequeño y orbita alrededor de otro cuerpo más grande, Didymos, de unos 780 metros de diámetro.
La nave DART tiene forma de cubo (2 metros x 2 metros x 2,6 metros) y pesa unos 600 kilos. Cuando el aparato choque contra Dimorphos, los científicos creen que la órbita del asteroide se desviará mínimamente, pero eso será suficiente para esquivar la Tierra si se realiza con suficiente antelación.
Los asteroides, meteoritos y cometas son restos de planetas y otros cuerpos celestes de cuando se formó el Sistema Solar, hace billones de años. Estos objetos más pequeños son arrastrados por la gravedad de otros planetas y van vagando por el espacio.
Si un asteroide impactara contra la tierra, podría provocar una devastación equivalente a varias bombas nucleares. Dependiendo de su tamaño, podría producir terremotos y tsunamis, destruir todo un continente o incluso poner fin a la vida en la Tierra.
Los científicos creen que hay unos 25.000 grandes asteroides en el Sistema Solar, aunque solo se ha identificado una tercera parte. Según las observaciones y cálculos de trayectorias de la NASA, a día de hoy no se ha detectado ningún asteroide que en los próximos 100 años pudiera impactar contra la Tierra y que suponga una amenaza por su tamaño.
Aunque las probabilidades sean muy pequeñas, las agencias espaciales de todo el mundo trabajan para desarrollar tecnologías y prototipos de naves que sirvan para defender a la tierra de una amenaza de este tipo.
¿El espacio al alcance de todos?
El lanzamiento de la nave DART se ha hecho a bordo de un cohete Falcon 9 de SpaceX, una empresa aeroespacial privada propiedad del magnate Elon Musk que construye desde naves espaciales hasta sistemas de satélites.
Las colaboraciones entre agencias espaciales e iniciativas privadas son cada vez más habituales y demuestran que la exploración espacial ha dejado de ser una actividad puramente científica, en manos de gobiernos e instituciones, para convertirse en un negocio con diferentes aplicaciones.
El turismo espacial ha sido uno de los primeros proyectos desarrollados por la industria aeroespacial privada. Este año, tres compañías diferentes han presentado sus propuestas para viajar al espacio: Virgin Galactic, Blue Origin y la propia SpaceX. Aunque pasar tan solo unas horas en el espacio no está al alcance de todos los bolsillos: la plaza más barata cuesta 200.000 euros.
Por otro lado, en octubre se empezó a grabar la primera película en el espacio. El director de cine ruso Klim Shipenko y la actriz Julia Peresil se entrenaron durante meses y viajaron a la Estación Espacial Internacional para grabar parte de la historia en el espacio, sin gravedad.