10 mayo 2024
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10 mayo 2024

Nuevo conflicto entre Israel y Palestina

El primer ministro israelí anunció que el país está “en guerra” con Gaza tras el ataque inesperado del grupo palestino Hamás

Israel ha declarado el “estado de guerra” después del ataque sorpresa que recibió el pasado 7 de octubre de Hamás, el grupo militante islamista que controla Gaza (territorio que pertenece a Palestina). Como respuesta, el ejército israelí lanzó su operación Espadas de Hierro, una oleada de ataques contra la franja de Gaza

Desde hace meses, la tensión entre Israel y Palestina iba en aumento, con un crecimiento de la violencia y un goteo constante de ataques. Sin embargo, la situación del pasado fin de semana ha provocado una de las mayores escaladas de los últimos años en el conflicto palestino-israelí

Durante la ofensiva, Hamás lanzó unos 5.000 proyectiles, envió militares armados que consiguieron penetrar el territorio israelí y capturó a varios rehenes en Israel. Aunque este grupo armado ya había lanzado ataques con anterioridad, nunca lo había hecho de manera tan coordinada. De hecho, pilló por sorpresa a los servicios de inteligencia israelíes.

La respuesta de Israel no tardó en llegar. Apenas seis horas después del inicio del ataque palestino, el Ejército israelí bombardeó la franja de Gaza. El primer ministro Benjamín Netanyahu ha declarado la guerra y ha prometido servir venganza contra Hamás, por lo que se espera que la violencia aumente considerablemente los próximos días. 

Los ataques han dejado ya miles de heridos y centenares de fallecidos de ambos lados, así como grandes desperfectos en calles y edificios en los dos territorios. Mientras, la comunidad internacional pide el cese de la violencia

El origen del conflicto

El conflicto entre Israel y Palestina empezó a mediados del siglo XX por motivos políticos y religiosos. 

Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), la comunidad judía fue víctima de un genocidio por parte del régimen nazi en Alemania, que promovía el antisemitismo (odio por la religión judía). En ese momento, millones de personas emigraron hacia Palestina, territorio que la religión judía consideraba una tierra prometida.

Durante años, la región tuvo un Estado árabe (Palestina) y un Estado judío (Israel). Sin embargo, la presión para la creación de un estado judío independiente fue creciendo, lo que llevó a la Declaración de Independencia de Israel en 1948. Esta decisión no gustó a los palestinos, que se negaron a ceder parte de su territorio.

Con el apoyo de otros países árabes de la zona (Líbano, Siria, Irak, Egipto), Palestina declaró la guerra al nuevo Estado de Israel. La Guerra Árabe-Israelí de 1948 terminó con la victoria de Israel, que además aprovechó para ampliar sus fronteras. Desde entonces, los ataques y la violencia han sido constantes. 

En la actualidad, Palestina está dividida en dos: Cisjordania y la Franja de Gaza, separadas por territorio israelí. Cisjordania está gobernada por la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y ha participado en varias negociaciones de paz con Israel, aunque sin éxito. Por su parte, Gaza está bajo el control de Hamás, una formación política que se niega a dialogar con Israel y que está considerada una organización terrorista por varios países. 

Israelíes y palestinos se disputan el control de este territorio. No obstante, la superioridad militar y económica de Israel, que cuenta con el apoyo de Estados Unidos, le ha permitido imponerse contra Palestina. Esto ha forzado un éxodo masivo de palestinos, la mayoría de los cuales viven en campos de refugiados.

Crisis humanitaria

Aunque Palestina ha sido reconocida como Estado por la mayoría de países de las Naciones Unidas (ONU), carece del reconocimiento formal de potencias tan influyentes como Estados Unidos o la Unión Europea. Además, la guerra y el bloqueo impulsado por Israel afectan directamente a su desarrollo económico.

Israel bloquea la entrada de cualquier suministro en Gaza, incluido el agua potable y la electricidad. En los últimos años, el gobierno israelí ha construido asentamientos ilegales en zonas que no le pertenecen, ha expulsado por la fuerza a miles de familias palestinas y ha demolido sus casas. Todo con el objetivo de hacerse con el control del territorio palestino.

Todo este bloqueo ha sumido a la franja en una crisis humanitaria crónica: el 38% de los habitantes vive en situación de pobreza, el 54% padece inseguridad alimentaria y más del 75% son beneficiarios de ayuda, según datos de Amnistía Internacional. 

Las organizaciones humanitarias denuncian que estas prácticas suponen una violación de los derechos humanos y la ONU ha declarado que la ocupación israelí es ilegal. Expertos independientes del organismo denuncian que la situación puede ser considerada apartheid (segregación de un grupo humano por razones étnicas, culturales o sociales).

En los últimos años, los enfrentamientos armados han sido muy habituales, aunque de forma muy desigual. Desde 2008 han muerto más de 6.400 palestinos por la violencia en Palestina, frente a los 308 israelíes, según datos de las Naciones Unidas. 

Ha habido numerosos esfuerzos para resolver el conflicto, incluidas iniciativas de paz internacionales, pero ninguno ha logrado una mejora de la situación. El aumento de ataques en los últimos días dificulta aún más la posibilidad de encontrar una solución pacífica y duradera.

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