19 abril 2024
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19 abril 2024

¿Qué está pasando con las criptomonedas?

La bancarrota de FTX, una de las criptoempresas más importantes, deja sin ahorros a miles de inversores y pone en duda la validez de estas divisas

Las criptomonedas o monedas virtuales han ocupado los titulares de los últimos meses, por diferentes motivos. En algunos casos han alcanzado un valor histórico en la bolsa, donde cada criptomoneda valía miles de dólares, pero en otros se han desplomado y han puesto al descubierto la volatilidad de este tipo de divisa, que solo existe en el mundo virtual.

Es lo que ha sucedido con la plataforma de criptomonedas FTX, que a mediados de noviembre se declaró en bancarrota debido a la falta de liquidez, es decir, que no disponía de suficiente dinero en efectivo para pagar a todos los inversores. 

FTX era una de las criptoempresas más populares: además de tener su propia criptomoneda, llamada FTX Token o FTT, había creado otras empresas y en los últimos meses había atraído numerosas inversiones, desde particulares que invirtieron sus ahorros hasta grandes compañías o entidades financieras. La empresa llegó a estar valorada en 32.000 millones de dólares (más de 28.000 millones de euros) a principios de 2022.

No obstante, la situación económica global de los últimos meses ha cambiado. La guerra en Ucrania, la crisis energética y la falta de materias en algunos sectores ha afectado la economía de muchos países, además de provocar una subida de precios generalizada. Como consecuencia, algunos inversores empezaron a retirar su dinero de FTX para hacer frente a sus gastos. 

El problema es que FTX había invertido ese dinero y otro que no tenía (a través de préstamos bancarios) en operaciones financieras muy arriesgadas. Los rumores sobre la falta de liquidez provocaron que otros inversores quisieran retirar también su dinero… Hasta que FTX admitió que no tenía suficiente dinero para pagar a todo el mundo. 

A partir de ese momento, el valor de FTX se desplomó y afectó también a otras criptomonedas como Bitcoin, que hace un año marcaba un récord de cotización en bolsa. Dos semanas más tarde, la plataforma de criptomonedas BlockFi (que tenía acuerdos de financiación con FTX) también se ha declarado en bancarrota.

¿Cómo funciona el proceso de bancarrota?

FTX tenía su sede en las Bahamas, un pequeño archipiélago en el Caribe que además es un paraíso fiscal: el gobierno bahameño ofrece grandes incentivos a las empresas para trasladar ahí su sede fiscal pagando muy pocos impuestos, aunque su actividad se desarrolle en otros países. 

Ante la situación de quiebra, las autoridades de Bahamas han congelado los activos del Grupo FTX, lo que significa que no pueden hacer ningún movimiento bancario, trasladar dinero ni realizar ninguna compra o venta entre sus empresas.

El fundador de FTX, Sam Bankman-Fried, dimitió tras el anuncio de bancarrota y asegura que también ha perdido todo su dinero. La plataforma ha nombrado un nuevo equipo directivo para gestionar todo el proceso: ver cuánto dinero se puede recuperar vendiendo las empresas y activos de FTX para compensar a los inversores, que han sufrido pérdidas de miles de millones de dólares.

El primer paso ha sido declararse en bancarrota y acogerse al capítulo 11 de la Ley de Quiebras de Estados Unidos, donde FTX tiene la mayoría de empresas y trabajadores. Esta ley permite que las empresas sigan funcionando mientras se reorganizan y estudian cómo pagar las deudas a sus acreedores. 

La petición de declararse en bancarrota se presenta ante un tribunal de quiebras, una especie de juzgado especializado en asuntos económicos y financieros. El tribunal deberá analizar las cuentas, los ingresos y gastos, los contratos y préstamos… para decidir si la empresa actuó de forma responsable y fue víctima de factores externos, o bien si fue negligente y puso en riesgo el dinero de los inversores para conseguir un beneficio.

El riesgo de las criptomonedas

Sam Bankman-Fried era conocido como el “rey de las criptomonedas”. A pesar de su juventud (tiene 30 años), se había hecho famoso por crear una de las plataformas de criptomonedas más pujantes del mundo.

Además de pequeños inversores, Bankman-Fried había convencido a grandes empresas y personajes famosos para invertir en las monedas virtuales. Incluso había iniciado una campaña a favor de la regulación de las criptomonedas, aunque algunos señalan que era solo una estrategia para transmitir confianza a los inversores y conseguir su dinero.

El hecho es que las criptomonedas no están emitidas por ninguna institución financiera, es decir, que su valor no está asegurado por las reservas de dinero que haya en un banco. En ese sentido, las autoridades advierten sobre la volatilidad de estas divisas, ya que su valor depende solo de la demanda de los inversores: puede subir como la espuma o desplomarse sin garantías en muy poco tiempo.

Contar con el aval de un banco central o autoridad monetaria permite que estas instituciones intervengan en momentos de crisis económica para proteger a los inversores, sobre todo a los más pequeños. 

No obstante, otros señalan que estas instituciones tampoco han sido capaces de evitar grandes crisis económicas como la de 2008 y que suelen favorecer el rescate de bancos y empresas antes que ayudar a los pequeños usuarios. En ese sentido, el negocio de las criptomonedas otorga todo el poder a los inversores, sin el control de las grandes instituciones monetarias.

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