27 abril 2024
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27 abril 2024

Ramadán, el mes sagrado de los musulmanes

Este periodo de ayuno y crecimiento espiritual se extiende entre 29 y 30 días y constituye uno de los cinco pilares del Islam

Desde el pasado 10 de marzo hasta el próximo 9 de abril de 2024, millones de musulmanes en todo el mundo celebran el Ramadán, una de las fiestas más importantes del Islam que coincide con el noveno mes del calendario islámico.

Durante estos días, los musulmanes practicantes realizan el ayuno: no pueden comer ni beber desde la salida del sol hasta que anochece. La ruptura del ayuno al final de cada día es un momento muy especial para ellos, pues familiares y amigos se reúnen para compartir comidas y oraciones

El propósito principal del ayuno es cultivar la empatía hacia los menos afortunados. Esta práctica les permite tener una sensación de pobreza y entender mejor a aquellos que no tienen acceso a comida ni a bebida.

No obstante, es una prueba física y psicológica muy dura, sobre todo cuando coincide con el verano y hay más horas de sol. Por ese motivo, niños, ancianos, enfermos y personas que están de viaje no están obligados a seguirlo. Los días que no se ayuna pueden compensarse durante el resto del año, seguidos o por separado.

Durante el Ramadán, los creyentes también tienen que abstenerse de otras actividades como fumar o mantener relaciones sexuales

Es un mes de intensa adoración y reflexión, en el que los musulmantes se dedican a fortalecer su relación con Alá, el Dios musulmán. Muchos se comprometen a leer o recitar todo el Corán durante estos días, con el objetivo de reforzar su comprensión y conexión con las enseñanzas sagradas del Islam

Los pilares del Islam

La religión musulmana o Islam surgió en la península arábica durante el siglo VII, cuando el profeta Mahoma se dedicó a predicar las enseñanzas de Alá. Los principios y valores del Islam se recogen en el Corán, un libro sagrado que explica las vivencias y conocimientos de Mahoma. En él, se recopilan los cinco pilares que todo musulmán debe cumplir.

La shahada o testimonio es el principal precepto del Islam. Es una forma de ejercer la fe, reconociendo que Alá es el único dios que existe y que Mahoma es su profeta. Según el Corán, es la afirmación básica de la fe islámica y es un requisito para aquellos que desean convertirse a esta religión.

El salat u oración es el segundo pilar. Todos los musulmanes deben rezar cinco veces al día mirando hacia La Meca, la ciudad donde Mahoma empezó a divulgar la religión de Alá. Estas oraciones son una forma de comunicarse con Dios y expresar gratitud, alabanza, súplica y arrepentimiento. 

El zakat o caridad obliga a los musulmanes a dar limosna a los más pobres de la comunidad, ya sea con dinero o en especie (alimentos, productos básicos, materiales…). Se considera un acto de purificación de la riqueza y una forma de redistribuirla en la sociedad. 

El ayuno o sawm es el cuarto pilar. Se realiza durante el noveno mes del calendario musulmán (no coincide con el calendario occidental). Se conoce como Ramadán y sirve para purificar el cuerpo y acercarse espiritualmente a Dios.

Por último, el Hajj o la peregrinación a la Meca es algo que los musulmanes deben hacer al menos una vez en la vida, aunque siempre en función de su posibilidades económicas y de sus responsabilidades. La Meca, en Arabia Saudí, se considera el centro espiritual del Islam. Allí se encuentra la Kaaba, un edificio con forma de cubo de piedra revestido de seda negra que está adornado con inscripciones islámicas doradas. 

Ramadán en guerra

El Ramadán es un mes sagrado para los musulmanes en todo el mundo. Sin embargo, cuando hay guerra o conflictos en curso durante este período, la experiencia puede ser muy desafiante y compleja para las comunidades musulmanas.

En las zonas afectadas por la guerra, el acceso a alimentos y agua puede ser limitado debido a las interrupciones en la distribución de comida o la falta de acceso a fuentes de agua potable. Esto puede hacer que el ayuno durante el Ramadán sea aún más difícil para las personas que enfrentan escasez de recursos básicos.

Además, en medio de conflictos armados, los creyentes pueden enfrentar inseguridad, violencia y desplazamiento forzado. Estas condiciones pueden afectar la capacidad de las personas para realizar las prácticas religiosas de manera segura y tranquila. Como por ejemplo, orar en las mezquitas.

Esta situación es la que viven miles de personas en Gaza, donde la guerra y la grave crisis humanitaria está dificultando la celebración del Ramadán. A la escasez de comida que afrontan los palestinos, se le suman los últimos ataques de Israel contra la población que vive en el extremo sur de la franja.

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