La invasión de Rusia ha provocado miles de muertos y millones de desplazados, mientras los combates continúan en el este de Ucrania
Hoy se cumplen tres meses del inicio de la guerra en Ucrania: el 24 de febrero de 2022, las tropas rusas iniciaron la invasión de Ucrania con ataques en diferentes partes del país. El conflicto ha captado la atención de gobiernos y medios de comunicación en todo el mundo y ha tenido repercusiones globales.
El objetivo del presidente ruso, Vladímir Putin, era derrocar el gobierno de Ucrania, liderado por el presidente Volodímir Zelenski, e instaurar un nuevo gobierno que fuera favorable a sus intereses. Sin embargo, Rusia no contaba con la resistencia del ejército y de la población ucranianos.
Ucrania ha contado con el apoyo de gran parte de la comunidad internacional, liderada por Estados Unidos y los países miembros de la Unión Europea. Estos países no han intervenido directamente en la guerra para evitar que el conflicto aumentara de dimensiones, pero sí que han proporcionado armas a Ucrania y han implantado sanciones económicas para perjudicar al gobierno ruso e intentar disuadirlo de los ataques.
Las tropas rusas han bombardeado hospitales y refugios de civiles, además de disparar a personas desarmadas, como demostraron las imágenes en el municipio de Bucha. Por ese motivo, el gobierno ucraniano pide que se investigue y juzgue al gobierno ruso por genocidio y crímenes de guerra.
De acuerdo con el último recuento del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, 3.838 personas han muerto durante el conflicto, mientras que 4.351 han resultado heridas. No obstante, las autoridades ucranianas creen que pueden ser muchas más.
A finales de marzo, el gobierno ruso renunció a ocupar todo el territorio de Ucrania y centró sus ataques en el Donbass, una región al este del país, en la frontera con Rusia. La mayoría de la población del Donbass es de origen ruso y tiene familiares con Rusia, pero ahora es la zona más castigada por la guerra.
La resistencia de Azovstal
Desde la desaparición de la Unión Soviética en 1991, Rusia (el país más grande y poderoso de esta federación) ha intentado mantener su influencia en el antiguo territorio soviético. Por eso quiere mantener a Ucrania como país aliado, aunque sea a la fuerza.
A nivel estratégico, a Rusia también le interesa controlar la costa del Mar Negro para dominar el transporte y comercio hacia el Mediterráneo. En 2014 ya invadió la península de Crimea, en territorio de Ucrania, y ahora ha atacado varias ciudades ucranianas en el sur para crear un corredor bajo dominio ruso.
La ciudad de Mariúpol ha sido una de las ciudades más bombardeadas y ha quedado prácticamente destruida. Las imágenes del ataque a la maternidad dieron la vuelta al mundo, así como el bombardeo al teatro de la ciudad, que estaba siendo utilizado como refugio y en el que se calcula que murieron unas 600 personas.
Antes de la guerra, Mariúpol era un importante centro de producción siderúrgica; ahora, las fábricas se han convertido en el símbolo de la resistencia ucraniana contra los ataques rusos. En las últimas semanas, un batallón ucraniano formado por combatientes de diferentes cuerpos (ejército, marines, policías y guardias fronterizos) se había hecho fuerte en la acería Azovstal, a las afueras de Mariúpol.
Después de semanas de combates, los más de 500 soldados ucranianos han acabado rindiéndose y se han entregado a las autoridades rusas. El gobierno de Zelenski espera poder intercambiarlos por prisioneros de guerra rusos, pero el gobierno ruso quiere juzgarlos en territorio ruso (donde se cree que tendrían menos garantías en su defensa).
En medio de la guerra, el objetivo de las organizaciones de derechos humanos es seguir el rastro de los prisioneros de guerra de ambos bandos para confirmar que se respetan sus derechos: garantizándoles el acceso a una defensa legal y a unas mínimas condiciones durante la detención (alimentación, atención sanitaria, contacto con familiares).
Crisis humanitaria
Además de la destrucción y la devastación, la guerra también ha provocado una grave crisis humanitaria en Ucrania: hay más de 14 millones de personas desplazadas, ya sea como refugiados en otros países o como desplazados internos dentro del territorio ucraniano.
El conflicto de Ucrania ha provocado que, por primera vez en la historia, el número de desplazamientos forzados haya superado los 100 millones de personas en todo el mundo, según datos de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados.
En las ciudades y regiones más afectadas, se ha paralizado toda actividad: negocios, escuelas, transporte público. Las familias ucranianas que no han huido del país se han trasladado al oeste, donde los combates no han llegado y la vida sigue a un ritmo más o menos normal, como relataba la periodista ucraniana Anna Romandash.
Desde el primer día, la guerra de Ucrania ha ocupado los titulares de los medios de comunicación internacionales. Centenares de periodistas de todo el mundo se han desplazado al centro de Europa para informar sobre el avance de la ofensiva rusa y las consecuencias de los combates.
Más allá de los intereses políticos y geoestratégicos, las historias de las víctimas narran en primera persona el horror de la guerra y cómo marcará el futuro de varias generaciones.