29 marzo 2024
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29 marzo 2024

Ucrania cambia el rumbo de la guerra

El ejército ucraniano ha llevado a cabo una contraofensiva y ha recuperado parte del territorio ocupado por los rusos

El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha informado en las últimas horas de que el ejército ucraniano ha recuperado una parte importante del territorio en el noreste del país, que hasta ahora estaba ocupado por las tropas rusas

El gobierno de Zelenski asegura que, desde que empezó el mes de septiembre, el ejército ucraniano ha recuperado unos 6.000 km2 en el este y el sur del país. Dentro de este territorio se encuentran ciudades como Izium y Kupyansk, que tienen un gran valor estratégico por sus conexiones.

El ejército ruso había establecido una base militar y logística en Kupyansk, por ejemplo, desde donde enviaban armamento y material de apoyo al resto de ciudades ocupadas. Por ese motivo, recuperar esta localidad supone también cortar el suministro a los batallones rusos en otras regiones.

Por su parte, el Kremlin (la sede del gobierno ruso) ha asegurado que el repliegue de las tropas rusas estaba planeado y que forma parte de la estrategia de guerra. No obstante, varios políticos y militares rusos han criticado públicamente esta retirada. Esto no suele ser habitual ya que, desde el inicio de la guerra, ha existido una fuerte censura contra los medios y la población para evitar cualquier crítica.

La contraofensiva del ejército ucraniano se produce 200 días después del inicio de la guerra, cuando el presidente de Rusia, Vladímir Putin, puso en marcha una operación militar para ocupar la región del Donbass, formada por las provincias de Lugansk y Donetsk.

Putin intentó justificar la ofensiva porque la población del Donbass mantiene vínculos históricos con Rusia: allí existe un movimiento separatista que reclama la independencia de Ucrania para acercarse al gobierno ruso. No obstante, el conflicto pronto se extendió por todo el país e incluso hubo ataques a Kyiv, la capital de Ucrania.

Algunos expertos consideran que esta nueva situación supone un punto de inflexión en la guerra. Ucrania cuenta con el apoyo de la Unión Europea y la comunidad internacional, que han emitido sanciones económicas contra Rusia, mientras que Estados Unidos ha enviado armamento militar a Zelenski para combatir al ejército ruso.

Sin embargo, Putin se niega a aceptar una derrota. La semana pasada, anunció un corte en el suministro de gas a través del gasoducto NordStream, uno de los más importantes del continente. Una forma de presión contra los países europeos que apoyan a Ucrania en la guerra.

La destrucción de la guerra 

A pesar de estar ahora liberadas, muchas ciudades y poblaciones han quedado destruidas por los combates y la ocupación rusa. Bloques de viviendas, edificios públicos, escuelas, hospitales, puentes y carreteras… todo ha quedado destruido por la guerra.

Las tareas de reconstrucción durarán años, por no hablar de los efectos sobre la salud mental y el impacto psicológico sobre la ciudadanía. Miles de personas en todo el país han perdido a familiares o seres queridos, o han visto cómo su casa quedaba en ruinas. Muchos se han acostumbrado a pasar la noche en el metro o en búnkeres para evitar los bombardeos.

También en el sur de Ucrania, muchas ciudades fueron bombardeadas y asediadas durante semanas. Rusia quería controlar las ciudades costeras para dominar el transporte y el comercio desde el Mar Negro hasta el Mediterráneo, ya que Ucrania es un importante productor de grano a nivel global y depende de los ingresos de esta actividad. 

Más de 7 millones de ucranianos han salido del país, según los últimos datos de las Naciones Unidas, y han sido acogidos como refugiados en varios países europeos. Esta situación contrasta con la de los migrantes de otros países y regiones, como Oriente Medio o África Subsahariana, que se encuentran con las fronteras de Europa cerradas.

El número de víctimas civiles en Ucrania supera las 14.000 personas: el último informe de Naciones Unidas habla de más de 5.700 muertos y cerca de 8.300 heridos. No obstante, estas son las víctimas confirmadas y se teme que las cifras reales sean muy superiores.

Fotoperiodismo: testigo del conflicto

El fotógrafo ucraniano Evgeny Maloletka ha ganado el Visa pour l’Image, uno de los premios de fotoperiodismo más importantes del mundo, por una serie de fotografías realizadas durante el asedio de Mariúpol, ciudad del sur de Ucrania.

Mariúpol fue una de las ciudades más afectadas por los ataques de las tropas rusas, que querían controlar la ciudad a toda costa para cerrar la salida al mar. Los bombardeos fueron continuos, día y noche, durante tres semanas. 

Estos ataques dejaron imágenes devastadoras, como el bombardeo de la maternidad, que obligó a desalojar a mujeres embarazadas y recién nacidos en medio de los escombros. Por otro lado, las organizaciones humanitarias denuncian el bombardeo del Teatro de Mariúpol, convertido en un refugio civil, donde se calcula que murieron 600 personas.

Maloletka y el camarógrafo Mstyslav Chernov, reporteros de la agencia Associated Press, entraron en Mariúpol el 23 de febrero pocas horas antes de que empezara la ofensiva rusa y estuvieron presentes durante todo el asedio a la ciudad.

Las fotografías de Maloletka muestran la cruda realidad de los niños muertos durante el bombardeo del Teatro, las mujeres embarazadas buscando un lugar seguro entre los escombros y la población cavando fosas comunes para enterrar a decenas de muertos. Imágenes que sirven para demostrar los crímenes de guerra y evitar que caigan en el olvido.

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