Todos los turistas que quieran entrar en el centro histórico de la ciudad italiana tendrán que pagar cinco euros de tasa turística
Venecia ha puesto en marcha un plan para intentar controlar el turismo de masas. Desde el jueves pasado, el Ayuntamiento cobra una tasa de cinco euros a los turistas que quieran acceder a su centro histórico. Se trata de una medida pionera: ninguna otra ciudad del mundo cobra a sus turistas solo por visitarla.
Esta ciudad italiana lleva varios años proponiendo planes para mitigar las consecuencias medioambientales y urbanísticas del turismo.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) llegó a amenazar a la ciudad con añadirla en la lista de Patrimonio en peligro. Este listado está compuesto por varios lugares de interés que se ven amenazados por diferentes causas como los conflictos bélicos, el cambio climático o la inacción del gobierno.
El flujo constante de turistas está causando daños al patrimonio arquitectónico y cultural de Venecia. Además, la numerosa llegada de cruceros y el imparable aumento del nivel del mar como consecuencia del cambio climático están perjudicando a la ciudad, provocando que las mareas de la laguna crezcan.
La ciudad italiana ya había puesto en marcha, como otras ciudades europeas (por ejemplo, Barcelona), el impuesto por pernoctar en alojamientos dentro de la ciudad. Sin embargo, el Ayuntamiento considera que no es suficiente.
La implantación de la nueva tasa turística se dividirá en dos bloques: estará vigente hasta el 5 de mayo y después volverá a entrar en vigor los sábados y domingos de mayo y junio hasta el 14 de julio.
Impacto del turismo masivo
La nueva medida de esta ciudad italiana coincide con la reciente movilización en Canarias contra el turismo masivo. Decenas de miles de personas salieron el fin de semana pasado a las calles en las ocho islas de Canarias para pedir un giro en el modelo turístico de masas que sostiene al archipiélago.
Los manifestantes denuncian un modelo insostenible de turismo que provoca la saturación de los espacios naturales, la sobreexplotación de los acuíferos, el aumento desmedido del precio de la vivienda y la pobreza, así como la desigualdad social de los residentes. Además, este modelo está conduciendo a la gentrificación de las islas.
El turismo masivo ha sido un motor clave para el desarrollo económico de las Islas Canarias y a día de hoy genera muchos puestos de trabajo en sectores como la hostelería y el transporte. En total, el turismo supone un 35% del producto interior bruto de Canarias y cerca del 40% del empleo.
Pero, al mismo tiempo, esta forma de turismo a gran escala ha planteado desafíos importantes en términos de sostenibilidad ambiental, social y económica.
El número de visitantes que llegan a las islas cada año puede ser extremadamente alto, llegando a sobrecargar la infraestructura existente y generar congestión en lugares turísticos populares. Esto también tiene impactos negativos en el medio ambiente, como la contaminación, la erosión de los recursos naturales y la perturbación de los ecosistemas locales.
Otra forma de hacer turismo
La nueva tasa turística aprobada por el Ayuntamiento de Venecia no es la única medida que ha aprobado la ciudad en los últimos años. En 2017, la ciudad de los canales prohibió la creación de nuevos hoteles en el centro histórico. Este año se han limitado los grupos turísticos de más de 25 personas y los guías no podrán utilizar altavoces por el ruido que generan.
Otras ciudades europeas también han puesto en marcha un plan para tratar de controlar el turismo masivo. Ámsterdam, capital holandesa que tiene uno de los puertos más grandes de Europa, prohibió que los cruceros atraquen en el centro de la ciudad. Por su parte, Mallorca recibe un máximo de tres cruceros diarios en su puerto.
La presencia de #cruceros 🚢 puede aportar beneficios económicos 💰 a las ciudades. Pero este tipo de #turismo de masas también tiene consecuencias negativas ⛔️. Te lo explicamos 👇https://t.co/01RNktVfhH
— Junior Report (@JuniorReport_) July 26, 2023
El objetivo de estas medidas es diverso. Se quiere reducir la afluencia de turistas, frenar la contaminación, preservar el patrimonio cultural, mitigar el impacto ambiental, aliviar la presión sobre la infraestructura urbana y mejorar la calidad de vida de los residentes locales, entre otros.
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