23 diciembre 2024
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23 diciembre 2024

Los jóvenes se manifiestan por la vivienda

Miles de personas han participado en una manifestación en Madrid para denunciar la especulación inmobiliaria y exigir límites a los precios del alquiler

El pasado domingo 13 de octubre, miles de personas salieron a la calle en Madrid para reivindicar que la vivienda es un derecho y no un negocio. Según los datos de la Delegación del Gobierno, hasta 22.000 personas participaron en la manifestación; según los organizadores de la marcha, las cifras llegaron a 150.000.

Los asistentes protestaron por la actual crisis de la vivienda, que ha disparado los precios del alquiler y está provocando que comprar un piso sea prácticamente inalcanzable, especialmente para los jóvenes. Esta situación ha llevado a que el 66% de las personas de entre 18 y 34 años en España sigan viviendo con sus padres

El Sindicato de Inquilinas e Inquilinos de Madrid, organizador de la protesta, denuncia que la especulación del mercado inmobiliario y la proliferación de pisos turísticos en zonas tensionadas están agravando aún más el problema, desplazando a los residentes locales y elevando los precios de manera descontrolada.

También denuncia la inacción y falta de respuesta por parte de las administraciones tanto centrales como locales. En este sentido, exigen la dimisión de la ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez, y piden que se lleven a cabo una serie de medidas urgentes para poner fin a esta crisis.

Entre ellas, la imposición de topes a los precios del alquiler, la ampliación del parque público de viviendas destinadas al alquiler social y la suspensión inmediata de las licencias a pisos turísticos en zonas tensionadas.

Jóvenes y vivienda digna

El artículo 47 de la Constitución Española establece que “todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada”. Sin embargo, la situación actual está lejos de hacer efectivo este derecho para una gran parte de la población. 

La crisis de la vivienda está haciendo que cada vez sea más complicado tener un lugar “digno y adecuado” donde vivir. Uno de los sectores más perjudicados por esta situación son los jóvenes, que se enfrentan a enormes dificultades para emanciparse y acceder a una vivienda propia o en alquiler.

Los jóvenes se encuentran con dos problemas principales. Por un lado, el alto costo de la vivienda, que está alcanzando precios desorbitados. Para hacernos una idea, la plataforma Idealista señala que el alquiler en Madrid está en su máximo histórico: en septiembre, el precio medio de las ofertas era de 20,4 euros por metro cuadrado, lo que supone que un piso de unos 75 metros cuadrados se alquila por 1.530 euros.

Por otro lado, la juventud se enfrenta al estancamiento de sus salarios y la precariedad laboral. Según datos recopilados por el diario El País, entre 2015 y 2023, el precio de la vivienda en España aumentó un 47% y el alquiler un 58%. Sin embargo, los ingresos de los hogares solo subieron un 35%, y los salarios de los trabajadores apenas crecieron un 17%.

A pesar de que el derecho a una vivienda digna está reconocido constitucionalmente, muchas personas jóvenes se ven obligadas a vivir en condiciones precarias, en pisos compartidos o habitaciones diminutas, por las que tienen que seguir pagando precios abusivos. Otros ni siquiera consiguen dejar de vivir con sus padres.

Causas de la crisis

Las causas que explican la crisis de la vivienda en España son múltiples: hay una combinación de factores que han contribuido a la escalada de los precios. 

En primer lugar, las grandes ciudades y zonas turísticas de España, como Madrid, Barcelona, Islas Baleares o Málaga, han visto un fuerte incremento en la demanda de vivienda. Esto se debe a la llegada de jóvenes de otras provincias en busca de empleo y oportunidades, pero también al auge del turismo.

Mientras la demanda crece, la oferta no lo hace: en comparación al “boom inmobiliario” de principios de los 2000, ahora se construyen muchas menos viviendas. Esto también presiona los precios: cuanta menos oferta hay, mayor es la competencia entre los compradores o inquilinos, lo que provoca que los propietarios puedan pedir precios más altos

Asimismo, los inversores y las grandes corporaciones han encontrado en el sector inmobiliario un espacio rentable para la especulación, comprando propiedades para revenderlas o alquilarlas a precios más altos. Esto también contribuye a la inflación de los precios del mercado.

Tampoco podemos olvidar el impacto de los pisos turísticos. El auge de plataformas como Airbnb ha convertido viviendas que antes estaban destinadas al alquiler de vecinos residentes en alojamientos turísticos de corta estancia, lo que ha reducido aún más la oferta de vivienda habitual.

La transformación de edificios enteros en alojamientos turísticos ha generado un aumento del coste de la vida en esos barrios, así como la gentrificación, obligando a muchos vecinos de toda la vida a mudarse a zonas más asequibles en la periferia.

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