27 abril 2024
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27 abril 2024

Carne cultivada en laboratorio

Estados Unidos ha aprobado la producción y venta de carne de pollo sintética, un alimento creado a partir de las células madres de este animal

La carne cultivada, también conocida como carne creada en laboratorio, ha sido autorizada para la venta en Estados Unidos. Se trata de una medida histórica dentro de la industria alimentaria, aprobada por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos  (FDA, por sus siglas en inglés).

En los últimos años, se ha popularizado la imitación o sustitución de la carne en productos creados con proteínas vegetales y otros ingredientes. Pensemos por ejemplo en los filetes de seitán (preparado alimenticio a base de gluten de trigo) o las hamburguesas de tofu (producto a base de soja).

Sin embargo, lo que se ha aprobado en Estados Unidos es muy diferente. En este caso, se ha aprobado la comercialización de carne de pollo sintética. A diferencia de la carne convencional, que proviene de la cría y sacrificio de animales, la carne cultivada se produce en laboratorios a partir de células madres de animales reales.

Las dos empresas estadounidenses que han recibido esta autorización por parte de la FDA han sido Upside Foods y Good Meat. Sin embargo, habrá que esperar para poder comprar esta carne en los supermercados del país. La carne cultivada primero se venderá en restaurantes de lujo, pues se trata de un producto muy caro de producir

Estados Unidos no es el único que ha aprobado la venta de este producto. En 2020, Singapur se convirtió en el primer país que autorizó la carne cultivada para su consumo. La Agencia de Alimentos de Singapur (SFA, por sus siglas en inglés) confirmó entonces que el pollo sintético de la empresa Eat Just cumplía con los controles de calidad alimentaria.

La carne sintética se considera una alternativa ética y sostenible a la carne convencional por dos razones principales. Por un lado, no se sacrifica a ningún animal para producir el alimento, evitando el sufrimiento animal. Por otro, se reduce drásticamente el impacto ambiental de la industria de la carne, una de las más contaminantes en la actualidad. 

El impacto de la industria cárnica

La industria de la carne tiene un impacto significativo en varios aspectos como el medioambiente, la salud humana y el bienestar animal. En términos ambientales, la cría de animales para producir carne es una de las principales causas de deforestación, ya que se necesitan grandes extensiones de tierra para criar el ganado y cultivar alimentos para ellos. En concreto, el 80% de la deforestación mundial es resultado de la expansión agrícola, según datos de GreenPeace. 

A la deforestación se sume el problema de las emisiones contaminantes: en su último informe, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura  (FAO, por sus siglas en inglés) estimó que la ganadería produce un 14,5% de los gases de efecto invernadero de las actividades humanas a escala mundial.

Además, la industria cárnica utiliza una cantidad considerable de agua. La producción de un kilogramo de carne vacuna implica la utilización de 15.400 litros de agua de media, según datos de la FAO. El agua no solo se utiliza para alimentar a los animales, sino también para limpiar las instalaciones en las que viven. 

Desde el punto de vista sanitario, el consumo excesivo de carne, especialmente de carnes procesadas y rojas, se ha asociado con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, obesidad, diabetes tipo 2 y algunos tipos de cáncer. Además, la cría intensiva de animales puede aumentar la propagación de enfermedades infecciosas, como la gripe aviar.

Por último, no podemos olvidar que el consumo de carne está asociado directamente con el malestar animal. La producción de carne a menudo implica que los animales se críen en condiciones de hacinamiento en lugares como las macrogranjas, lo que les puede producir estrés y sufrimiento

Riesgos de la carne cultivada 

Los impactos negativos de la industria cárnica han llevado a un aumento en la demanda de alternativas más sostenibles, como los alimentos creados con proteínas vegetales. Las personas que consumen este tipo de productos no solo buscan reducir el impacto ambiental, sino también dejar de contribuir a la cría y el sacrificio de animales

En este sentido, la carne cultivada puede convertirse en una alternativa ética y sostenible a la carne convencional. Sin embargo, esta carne creada en laboratorios también tiene sus propios riesgos.

La carne sintética se crea mediante la obtención de células madre de un animal vivo, las cuales se cultivan en laboratorios para su crecimiento. Posteriormente estas células se unen con otras células musculares, formando un tejido muscular. Por último, este se somete a un proceso de maduración durante el cual se mejora el sabor y la textura de la carne artificial. 

El problema es que existen diferentes riesgos sanitarios asociados a este proceso. Un informe realizado por la FAO y las Naciones Unidas (OMS) ha determinado que existen fuentes potenciales de peligros asociados a la salud que pueden ocurrir durante la obtención de células, su crecimiento y producción, y el posterior procesado de alimentos.

Hablamos por ejemplo del riesgo de contaminación microbiológica a través de bacterias o patógenos, lo que puede ocasionar intoxicaciones alimentarias e incluso causar infecciones más graves. Por eso los organismos internacionales insisten en que los controles de calidad y seguridad rigurosos son fundamentales antes de aprobar la venta de estos alimentos. 

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