2 diciembre 2024
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2 diciembre 2024

Haití, el país más pobre de América

Se cumple un mes del terremoto que asoló el país caribeño, que todavía no se había recuperado del grave seísmo de 2010 

El 14 de agosto, un terremoto de magnitud 7,2 sacudió Haití, un país situado en el Caribe, con consecuencias devastadoras. El seísmo dejó más de 2.240 muertos, además de cientos de desaparecidos y miles de personas que han tenido que abandonar sus hogares derruidos y desplazarse a otros lugares del país. Más de medio millón de niños también se han visto afectados, según datos de la UNICEF. 

El terremoto ha empeorado la situación de un país ya de por sí muy empobrecido, que todavía no se había recuperado de la devastación del terremoto registrado en 2010, uno de los peores desastres naturales de la historia. 

El 12 de enero de 2010 se registró un terremoto de 7 grados con el epicentro muy cercano a Puerto Príncipe, la capital del país. Las consecuencias fueron catastróficas: más de 316.000 muertos, 350.000 heridos y 1,5 millones de personas sin hogar.

Once años después, otro terremoto ha vuelto a poner a la población haitiana en una situación de extrema vulnerabilidad. Este desastre natural ha tenido un fuerte impacto en las cosechas y las infraestructuras básicas, en un país con unos servicios sanitarios muy pobres y en un contexto, además, marcado por la pandemia de covid-19. 

Según las cifras oficiales, más de 52.000 vivendas fueron destruidas y 77.000 están muy dañadas, muchos hospitales han sido destruidos y al menos 287 colegios han quedado dañados. 

Pobreza, violencia y desastres naturales 

Haití es el país más pobre de América y uno de los más pobres del mundo. Con más de 11 millones de habitantes, un 60% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza, según datos del Banco Mundial. Además de los altos índices de desempleo (70%), en Haití se vive una grave escasez de alimentos y combustible

Según las Naciones Unidas, 4,4 millones de haitianos sufría inseguridad alimentaria antes del terremoto, lo que significa que no tienen acceso a los alimentos y nutrientes necesarios para llevar una dieta saludable. Esta situación se ha visto agravada tras el desastre. 

Además, la mayoría de la población no tiene acceso a agua potable y saneamiento, elementos indispensables para luchar contra la transmisión de enfermedades y epidemias como el cólera (que causó graves estragos en 2010) o la propia covid-19. Haití es también uno de los últimos países donde se ha iniciado la vacunación contra la covid.  

En Haití, dos quintas partes de la población dependen de la agricultura de subsistencia y, por lo tanto, son muy vulnerables a los continuos desastres naturales que azotan la isla. Además de los dos terremotos de 2010 y 2021, Haití sufrió los efectos del huracán Matthew en 2016 y del huracán Laura en 2020.

Por su situación al oeste del océano Atlántico, la isla es muy vulnerable ante las catástrofes naturales. El principal problema es la falla de Enriquillo, que comienza en el lago del mismo nombre y pasa por el sur de la isla, cerca de la frontera entre República Dominicana y Haití. Además, la isla también se ve afectada frecuentemente por tormentas y huracanes. 

Ocupaciones, dictaduras e inestabilidad 

Haití ocupa la mitad occidental de la isla caribeña de La Española, situada entre Cuba y Puerto Rico. La otra mitad de la isla constituye el territorio de República Dominicana. 

El país estuvo bajo dominio español hasta 1697, cuando pasó a manos francesas. Más tarde se inició un movimiento independentista, conocido como la Revolución Haitiana, liderado por los descendientes de los esclavos negros que llegaron a la isla   en los barcos de los colonizadores europeos.

El político y militar François D. Toussaint Louverture (1743-1803), hijo de esclavos originarios de Benín pero nacido en la isla de La Española, se inspiró en los valores liberales de la Revolución Francesa (1789) para liderar la revuelta de los esclavos en Haití. Aunque fue capturado y trasladado a Francia, donde murió, su espíritu lideró la independencia que se proclamó en 1804. 

Haití fue la primera república negra independiente. Tras declarar su soberanía, tuvo que hacer frente al bloqueo comercial de Francia y de otros países que no veían con buenos ojos al nuevo gobierno, porque se había rebelado contra el poder dominante.

Durante el último siglo, la población de Haití ha sufrido varias dictaduras, la más larga en manos de la familia Duvalier, que gobernó con mano de hierro entre 1957 y 1986. Desde entonces ha habido diferentes gobiernos que no han conseguido aportar la estabilidad necesaria para que el país pueda recuperarse de los desastres naturales. 

Haití ha tenido más de 20 gobiernos en 35 años y es uno de los países más inseguros del mundo, con numerosas bandas armadas en las calles. En junio fueron asesinadas 150 personas y otras 200 fueron secuestradas en los entornos de Puerto Príncipe, según un informe del Centro de Análisis e Investigación en Derechos Humanos (CARDH). 

Esta situación se ha visto agravada por el magnicidio del presidente Jovenel Moïse a principios de julio. Su mandato estuvo marcado por la crisis económica, la corrupción y las protestas, pero aun así Moïse pretendía alargar su mandato un año más de lo establecido por la constitución. Su muerte se produjo a dos meses de las elecciones presidenciales, previstas para el 26 de septiembre. 

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