Salud mental / Noticia UD

La experiencia de las personas autistas dentro del colectivo LGTBQIA+

Las personas con TEA que también representan diversidad sexual pueden ser más fácilmente víctimas de maltrato, discriminación e incomprensión 

Foto de fauxels/Pexels
Foto de fauxels/Pexels

Las personas autistas que forman parte del colectivo LGTBQIA+ viven una realidad marcada por la convergencia de dos espectros: el del autismo y el del género o la diversidad sexual. Esta intersección genera experiencias únicas que a menudo escapan a la percepción convencional o neurotípica.

Las personas autistas viven el género, como construcción social, de manera diferente, ya que tienen una percepción particular de estos constructos y, a menudo, no se sienten influenciadas de la misma manera que las personas neurotípicas.

Un ejemplo destacado de esta singularidad es el concepto de “autigénero”, que describe una identidad de género que solo se puede entender dentro del contexto del autismo. En estos casos, el género de la persona está tan profundamente influenciado por el hecho de ser autista que no se puede desvincular de su identidad neurodivergente. Esto pone de manifiesto cómo el autismo modela la forma en que una persona experimenta y comprende su propio género, creando identidades únicas y diversas.

La relación entre el autismo y las disidencias sexuales y de género

Varios estudios han mostrado una mayor prevalencia de diversidad sexual y de género entre las personas autistas en comparación con la población general. Los datos muestran que las personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) tienen hasta 7,59 veces más probabilidades de expresar variación de género que las personas neurotípicas. Esto incluye una mayor probabilidad de ser personas trans, no binarias o de identificarse con otras identidades de género no normativas. Este patrón también se observa en personas con TDAH, aunque en menor medida.

En cuanto a la sexualidad, las personas autistas presentan una diversidad destacada. Los estudios indican que adolescentes y adultos con TEA tienen tasas más altas de atracción hacia el mismo sexo, interés bisexual y sentimientos de asexualidad en comparación con grupos neurotípicos. Esto es especialmente evidente en las mujeres con TEA, que tienen entre tres y cuatro veces más probabilidades de identificarse como bisexuales y muestran una mayor tendencia a no identificarse con el sexo asignado al nacer o con una orientación heterosexual.

La resistencia a las normas sociales, a menudo asociada al autismo, también puede influir en cómo se viven las identidades de género. Las personas autistas suelen rechazar los constructos sociales, incluidos los estereotipos de género, lo que les permite explorar sus identidades sin las mismas limitaciones que las personas neurotípicas. Esto no quiere decir que todas las experiencias de género de las personas autistas estén vinculadas a su autismo, sino que este puede ser un elemento influyente en su percepción y expresión del género.

Derechos e inclusión de las personas autistas dentro del colectivo LGTBQIA+

Cuando los espectros del autismo y de la diversidad sexual y de género se encuentran, aumenta la vulnerabilidad al maltrato, la discriminación y la incomprensión. Esta doble marginación –por ser neurodivergentes y por pertenecer al colectivo LGTBQIA+– subraya la necesidad de garantizar sus derechos y promover su inclusión en todos los ámbitos de la sociedad.

Una de las claves para lograr esta inclusión es la educación. Los programas de educación sexual deben ser adaptados para abordar las necesidades específicas de las personas autistas, proporcionándoles las herramientas necesarias para desarrollar relaciones saludables y reducir los riesgos sexuales. Estos programas deben ser respetuosos con la diversidad sexual y de género y evitar reforzar estereotipos o normas sociales binarias que puedan invalidar sus identidades.

Además, los profesionales que trabajan con personas autistas, como logopedas, terapeutas ocupacionales, educadores y profesionales de la salud mental, deben ser conscientes de la intersección entre el autismo y las identidades LGTBQIA+. Esto incluye evitar presiones para ajustarse a comportamientos sociales “apropiados” que puedan negar o ignorar la diversidad de género o sexualidad. La validación de sus identidades y el acompañamiento respetuoso son fundamentales para prevenir daños emocionales y psicológicos.

Este artículo forma parte de la Unidad Didática ‘Autismo y empoderamiento‘, elaborada en colaboración con la Federació Catalana Autisme.

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