20 abril 2024
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20 abril 2024

Agua: un recurso único

La escasez de agua afecta a todos los países del mundo y puede empeorar los efectos del cambio climático

El agua es un recurso indispensable para vivir. Es el elemento que define al planeta Tierra y permite que haya vida: los humanos la necesitamos para sobrevivir, al igual que los animales y las plantas, y los ecosistemas enteros dependen de ella para mantener su equilibrio.

Sin embargo, este recurso no es ilimitado: depende de las precipitaciones y de las reservas de agua que se acumulan en ríos, lagos y glaciares, y también en construcciones artificiales como embalses y pantanos. 

Ahora, debido al cambio climático, el patrón de las precipitaciones está cambiando y cada vez llueve menos en todo el mundo. La escasez de lluvias y la disminución de las reservas de agua dulce se está convirtiendo en un grave problema que afecta a millones de personas. 

Al mismo tiempo, la falta de agua hará que sea más difícil hacer frente a los efectos del cambio climático: la escasez de agua potable, deficiencias en el saneamiento, disminución de los cultivos y crisis alimentarias… Se sumarán a los períodos de sequías, inundaciones y otros fenómenos meteorológicos extremos que ponen en riesgo la población de regiones enteras.

Más de 2.000 millones de personas siguen sin tener acceso a agua potable. Cada 80 segundos muere un niño menor de cinco años por alguna enfermedad provocada por el agua contaminada. Cientos de millones se encuentran en situación de inseguridad alimentaria porque la falta de lluvias afecta los cultivos. Son datos de un informe de la Comisión Mundial sobre la Economía del Agua (GCEW, por sus siglas en inglés). 

Este informe se ha presentado días antes de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Agua, que empezará el 22 de marzo en Nueva York con motivo del Día Mundial del Agua. Es la primera reunión de la ONU dedicada exclusivamente al agua y el saneamiento en más de 40 años.

Saneamiento e higiene en África

Los peores efectos de la escasez de lluvias tienen lugar en las regiones en desarrollo, donde la falta de recursos pone en peligro la vida de la población. Así, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) alerta de que 190 millones de niños y niñas de 10 países africanos se encuentran en situación de riesgo debido a diferentes amenazas relacionadas con el agua.

En primer lugar, la falta de saneamiento, higiene y agua potable, servicios básicos para llevar una vida saludable y tener un crecimiento adecuado. En estos países, casi una tercera parte de los niños no tienen acceso a servicios básicos de agua en su hogar y dos terceras partes no disponen de servicios de saneamiento básico. Esto significa que no pueden lavarse las manos y que deben defecar al aire libre, lo que supone un foco de contaminación ambiental y propagación de enfermedades.

El saneamiento y la higiene permiten prevenir enfermedades y contagios en zonas donde la atención sanitaria no está garantizada, por eso la ONU y numerosas organizaciones reclaman más inversión para proporcionar acceso a agua potable en estas regiones.

Por otro lado, en África Occidental y Central, el cambio climático ha agravado los períodos de sequía, que ahora son más largos y con temperaturas más extremas. Esto afecta al ganado y a la producción de cultivos y puede derivar en graves crisis alimentarias. Además, las altas temperaturas contribuyen a la proliferación de patógenos y enfermedades.

Por último, se trata de una región donde existen varios conflictos armados que impiden mantener en condiciones las infraestructuras de saneamiento e higiene. Los ataques contra instalaciones de agua son una forma habitual de perjudicar a las comunidades y desplazar a la población.

Cambiar el modelo de consumo

La Comisión Mundial sobre la Economía del Agua (GCEW) está formada por científicos, políticos y economistas que estudian el ciclo del agua y buscan una forma más eficiente y sostenible de darle uso. El objetivo es contribuir a la “justicia hídrica”, un concepto que hace referencia a un reparto más justo de las fuentes de agua y los recursos hídricos entre países ricos y pobres.

Entre las medidas propuestas por la GCEW, se incluye la de aumentar el precio del agua en los países desarrollados para evitar el derroche, siempre teniendo en cuenta a la población más vulnerable y diferenciando los usos (no es lo mismo llenar una piscina para divertirse que regar un cultivo que puede dar alimentos). 

También propone recortar los más de 700.000 millones de dólares que se destinan cada año en subvenciones a la agricultura, que promueven un consumo de agua poco sostenible con el medio ambiente. El objetivo es apostar por sistemas de riego más efectivos y que gasten menos recursos hidrícos. 

Otra medida importante es proteger los sistemas naturales de almacenamiento de agua, como los acuíferos o los humedales, que juegan un papel fundamental en el suministro de agua dulce dentro de los ecosistemas pero han quedado muy afectados por el cambio climático y la actividad humana.

En algunos países, consumimos agua sin darnos cuenta: lavarnos las manos, ducharnos, cocinar, ir al baño, regar las plantas… Sin embargo, esta realidad está muy alejada de otras regiones del planeta donde el agua es un bien escaso o incluso inexistente. Ser conscientes de esta desigualdad puede ayudarnos a ser más cuidadosos y hacer un consumo de agua justo y responsable.

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