2 mayo 2024
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2 mayo 2024

Desabastecimiento en el Reino Unido

Los nuevos acuerdos comerciales y migratorios impuestos por el Brexit provocan la escasez de productos y mano de obra

Varias ciudades del Reino Unido están sufriendo la falta de productos en supermercados, de combustible en las gasolineras y de trabajadores en varios sectores. Es una de las consecuencias del Brexit, la salida del Reino Unido como país miembro de la Unión Europea (UE), que se hizo efectiva a principios de este año.

En 2016, el Reino Unido votó en referéndum a favor de salir de la Unión Europea. Inmediatamente se pusieron en marcha las negociaciones para definir el Acuerdo de Retirada y uno de los aspectos clave fue el comercio. Hasta ahora, el Reino Unido formaba parte del mercado común que comparten todos los miembros de la UE y que proporciona ciertas ventajas comerciales: tarifas e impuestos comunes, facilidades a la hora de exportar o transportar mercancías entre países, el uso de una misma moneda…

Tras el Brexit, la Unión Europea y el gobierno británico debían volver a escribir las normas comerciales que regulan todas estas cuestiones. Por eso, negocios y empresas tanto británicos como del resto de Europa han tenido que adaptarse a las nuevas leyes, que establecen nuevos impuestos y reglas sobre el comercio.

Efectos en diferentes sectores económicos

Esta nueva situación tiene efectos en diferentes aspectos de la vida diaria. Los camiones de mercancías procedentes de la UE ya no pueden cruzar libremente la frontera con el Reino Unido, los trámites en la aduana se alargan y la entrega de productos se retrasa. Como consecuencia, y sumado al paro de producción derivado de la pandemia, este verano se vieron imágenes de estantes vacíos en algunos supermercados del país.

La escasez de alimentos y el retraso en el transporte altera el ritmo de producción de algunos productos, pero además también puede provocar una subida de precios ante la falta de oferta.

El Brexit también ha afectado al mercado laboral. Las nuevas leyes migratorias hacen más difícil entrar en el país y conseguir un trabajo, por lo que la llegada de trabajadores extranjeros se ha reducido considerablemente. Estos migrantes solían realizar los trabajos menos cualificados y ahora falta gente para llevarlos a cabo. Por ejemplo, para trabajar en el campo o conducir camiones de mercancías.

Precisamente, la falta de conductores ha perjudicado la venta y exportación de productos británicos. Por ejemplo, en algunas granjas del Reino Unido están tirando la leche de las vacas porque no disponen de camiones cisterna para transportarla y se estropea. También ha afectado la distribución de gasolina: al oír sobre la escasez de combustible, muchos británicos se han lanzado a repostar sus vehículos y eso ha provocado que las gasolineras hayan quedado desabastecidas en las principales ciudades inglesas.

El gobierno británico ha anunciado que entregará más de 10.000 visados de trabajo temporales para dar respuesta a la falta de mano de obra en el país. Esta decisión va en contra de las políticas del primer ministro Boris Johnson, que siempre ha defendido que el Reino Unido no debería depender de trabajadores extranjeros, pero ha tenido que ceder ante la situación de necesidad.

Brexit: cinco años de separación

El 23 de junio de 2016 se celebró un referéndum en el Reino Unido: se preguntó a la población si quería seguir formando parte de la Unión Europea o no. Un 51,9% de la población británica votó a favor de salir de la Unión Europea. Fue un resultado muy ajustado que provocó protestas en varias ciudades, pero finalmente se llevó a cabo el resultado.

Las negociaciones entre el gobierno británico y los representantes de la Unión Europea no han sido fáciles: han sido años de negociaciones en las que cada parte buscaba proteger sus intereses y los de su población. Por ejemplo, la UE quería proteger los derechos de los ciudadanos europeos que trabajan y viven en el Reino Unido, mientras que el gobierno británico quería tener mayor control sobre la entrada de extranjeros en el país.

Una de las cuestiones más complejas ha sido el acuerdo comercial y su aplicación en la frontera de Irlanda del Norte. Con el Brexit, esta frontera ha pasado de separar dos países miembros (Irlanda y Reino Unido) a ser el límite entre la Unión Europea y un país extranjero. En este caso, las normas para cruzar la frontera y comerciar son más estrictas y eso podía provocar tensiones y hacer resurgir el conflicto en esta región.Finalmente se llegó a una solución intermedia: Irlanda del Norte (región del Reino Unido) mantendrá la frontera con Irlanda según las regulaciones de la UE, pero cuando los productos vayan de Irlanda del Norte a Gran Bretaña se impondrán controles suplementarios.

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