2 diciembre 2024
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2 diciembre 2024

El diálogo como receta para mejorar la economía

Empresarios y trabajadores suelen tener intereses contrapuestos, pero los modelos de “concertación social” tratan de construir un terreno común

Pere Rusiñol (Alternativas Económicas)

En economía, no todas las decisiones que se toman benefician a todo el mundo. Como en muchos otros terrenos, lo que conviene a unos puede perjudicar a otros, con lo que suele darse una confrontación entre los intereses de unos y otros. 

Uno de los conflictos más intensos de los últimos siglos es el que enfrenta a empresarios y trabajadores. En teoría, todos están interesados en que las empresas vayan bien, puesto que de ello depende tanto el salario como los beneficios. 

Sin embargo, normalmente surgen intereses opuestos porque los trabajadores desean que suban los salarios y mejoren sus condiciones de trabajo, mientras que los empresarios aspiran a aumentar los beneficios. Ambos objetivos pueden ser en ocasiones contradictorios entre sí: si uno se sale con la suya, será en detrimento del otro.

Esta tensión no solo se da dentro de las empresas, sino que muy a menudo se extiende también al conjunto de la economía y a la política, que es la que aprueba las leyes que organizan una sociedad. Las leyes no suelen ser neutrales: aunque en teoría buscan el bien común, inevitablemente benefician los intereses de unos colectivos y perjudican los de otros.

Sindicatos y patronal

Para tener más fuerza en la defensa de sus intereses respectivos, tanto dentro de las empresas como en la orientación de las leyes que se aprueben, los trabajadores se organizan en sindicatos, mientras que los empresarios conforman la patronal.

El derecho a formar parte de un sindicato es fundamental en democracia y en España está reconocido en la Constitución. En las empresas se organizan elecciones sindicales, de forma que los propios trabajadores eligen a sus representantes, que son los que forman el comité de empresa.

El comité de empresa es el organismo que negociará con la dirección todos los asuntos relacionados con los trabajadores, tanto en casos particulares como en cuestiones que les afecten a todos. Los principales sindicatos en España son Comisiones Obreras (CCOO) y la Unión General de Trabajadores (UGT), pero hay muchos otros.

Por su parte, la gran organización en España que reúne a los empresarios y defiende sus intereses es la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), pero existen también otras patronales sectoriales o territoriales. 

En los últimos años han ganado peso las organizaciones patronales específicas de las pequeñas y medianas empresas (pymes) o de los autónomos. Todos son empresarios, pero los retos cotidianos de las grandes empresas y de las pymes o de los autónomos son muy distintos entre sí.

Históricamente, hasta mediados del siglo XX, en los modelos «liberales«, que en teoría se organizan a partir de la “libertad”, se dejaba que la economía funcionara sin apenas reglas ni intervención del gobierno bajo el principio de «dejar hacer». En este esquema, los sindicatos estaban muy mal vistos e incluso eran perseguidos. 

Sin embargo, estas condiciones tan favorables a los empresarios y desfavorables para los trabajadores comportaba mucha tensión social: las disputas solían resolverse con huelgas, violencia y represión, por lo que las sociedades vivían en tensión permanente.

Un nuevo modelo para reconstruir Europa tras la guerra

Al acabar la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), Europa estaba devastada y para la reconstrucción se utilizó un modelo distinto para involucrar tanto a empresarios como a trabajadores. Se creó un “terreno de juego” que fomentara el diálogo e implicara a todas las partes: sindicatos, patronales y también el propio gobierno. 

Este modelo se conoce como «concertación social» y en él se busca encauzar el conflicto típico de las relaciones laborales a través de un marco de diálogo y de reconocimiento mutuo

Cada empresa cuenta con un convenio colectivo, pactado por la empresa y los sindicatos, que establece las condiciones de trabajo, así como los derechos y obligaciones de unos y otros. Este debe ser coherente con los convenios territoriales y del sector, así como con el Estatuto de los Trabajadores, que es la norma legal en España que regula los derechos de los trabajadores.

En España, estas normas afectan a todos los trabajadores: con independencia de que estén afiliados a los sindicatos o no, todos se benefician de las mejoras que estos consiguen. En otros modelos, los logros de los sindicatos solo se aplican entre sus miembros. 

En los modelos de «concertación social» se promueve el diálogo social más allá de las empresas para buscar consensos cuestiones cruciales para la sociedad. Uno de los ejemplos más importantes es el de las pensiones, que se financian con las aportaciones que hacen empresarios y trabajadores a través de las «cotizaciones sociales«.

El marco de “concertación social” que en España se ocupa del modelo de pensiones y de su viabilidad es el Pacto de Toledo, que incluye a los sindicatos, la patronal, el gobierno y los principales partidos políticos. El organismo permanente de encuentro entre estos sectores con intereses en teoría contrapuestos es el Consejo Económico y Social (CES).

Democracia económica

En algunos países, este espíritu de cooperación para tener en cuenta los intereses de todos llega incluso a contar con la presencia de los representantes de los trabajadores en los Consejos de Administración, que es el organismo que toma las grandes decisiones en las empresas y nombra a los directivos. 

Alemania es uno de los casos más destacados de la participación de los sindicatos en la gestión de la empresa, una opción defendida por los promotores de la «democracia económica». En España, esta posibilidad está reconocida en la Constitución, pero no se ha desarrollado.

Los países que se rigen por la concertación social y dan prioridad al diálogo social han logrado en general combinar el crecimiento económico con mejores índices de igualdad, de cohesión social y, por tanto, de más seguridad y menos conflictos.

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