3 mayo 2024
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3 mayo 2024

¿Se pueden regular los contenidos creados por la inteligencia artificial?

La Comisión Europea insta a las plataformas digitales a identificar los contenidos multimedia generados por IA para combatir la desinformación

La inteligencia artificial (IA) está llenando los titulares de los medios de comunicación. La llegada de ChatGPT, la competencia de Google Bard, las múltiples utilidades que ofrecen estas herramientas… El auge de la IA ha generado muchas expectativas, pero también muchas dudas, especialmente en el ámbito de la información y la comunicación.

Tal es la preocupación que la Comisión Europea está debatiendo cómo hay que regular esta tecnología dentro de la Unión Europea (UE). El organismo quiere que las plataformas digitales se comprometan a seguir unos principios básicos que garanticen que la inteligencia artificial protegerá los derechos y libertades de los ciudadanos europeos

Herramientas como ChatGPT son capaces de crear contenidos muy realistas en cuestión de segundos, aunque estos textos puedan estar cargados de información falsa. Lo mismo ocurre con otras herramientas de IA que pueden crear fotos, vídeos y audios que nunca han ocurrido en la realidad.

Por eso, la Comisión Europea ha propuesto que plataformas como Facebook, YouTube, Google o TikTok etiqueten el contenido generado con inteligencia artificial, dejando claro que estos han sido creados por una máquina. El objetivo es reforzar la lucha contra la desinformación, protegiendo a los usuarios en línea de posible información falsa.

De momento, la identificación de este contenido es simplemente una recomendación. Sin embargo, la lucha contra la desinformación se convertirá en una obligación legal a partir del 25 de agosto de 2023 con la Ley de Servicios Digitales. Esta nueva norma pretende controlar las prácticas de los gigantes tecnológicos en la generación de contenidos en Internet.

Un entorno en línea seguro y responsable

En los últimos años, las plataformas digitales como Amazon o Google han adquirido una posición dominante en los mercados. Este poder se ha traducido en una gran capacidad de influencia: según el Parlamento Europeo, estas empresas pueden influir negativamente en la democracia, los derechos fundamentales, las sociedades y la economía, entre otros.

Por esta razón, la Unión Europea lleva años tratando de regular y controlar la actividad de estos servicios digitales en su territorio. En 2018, se creó el Código de buenas prácticas en materia de desinformación, un documento firmado por varias empresas tecnológicas donde estas se comprometen a combatir la desinformación en línea.

En 2022, este código volvió a ser ratificado: un total de 34 empresas firmaron el documento que incluye, entre otras recomendaciones, dejar de publicitar páginas que difunden noticias falsas. Hace unas semanas, la red social Twitter anunció que se retiraba de este documento y dejaba de participar activamente en estas directrices.

La Comisión Europea advirtió a la plataforma liderada por Elon Musk que estas propuestas, hasta ahora voluntarias, pasarán a ser obligatorias a partir de agosto, cuando se incorporen nuevas obligaciones a la Ley de Servicios Digitales. De esta manera, Twitter tendrá que incorporar medidas para combatir la desinformación de la misma forma que lo harán el resto de plataformas.

Esta ley pretende crear un entorno en línea seguro y responsable. Para ello, las plataformas digitales que operan en la UE tendrán que cumplir una serie de obligaciones, como eliminar contenido ilegal y perjudicial para luchar contra la desinformación. Además, la ley pretende promover la transparencia y la protección de los usuarios en línea.

Luchar contra la desinformación

Cuando hablamos de desinformación nos referimos a la información falsa o manipulada que se difunde intencionadamente con el objetivo de engañar, influir o generar confusión en el público. Esta puede presentarse de diferentes formas: noticias falsas, teorías de la conspiración, rumores, propagando política… 

Con el auge de las redes sociales y de Internet, la desinformación se ha transformado. Estas plataformas tienen una serie de características que hacen que la información falsa se difunda de una manera muy diferente a como se hacía anteriormente con el periodismo tradicional.

Las redes sociales han permitido que la desinformación se difunda a una velocidad y alcance sin precedentes. A través de estas plataformas, la información falsa puede propagarse muy rápido y alcanzar a un gran número de personas en poco tiempo. Esto hace que sea muy difícil controlar la difusión de estos contenidos.

Además, las herramientas digitales han democratizado la creación y difusión de contenidos. Antes de su aparición, los medios de comunicación tradicionales eran los encargados de crear y difundir el contenido informativo. Sin embargo, hoy en día cualquiera puede hacerlo con cierta facilidad, pudiendo compartir información falsa rápidamente.

Para combatir la desinformación es imprescindible fomentar la alfabetización mediática, que permitirá a la población consumir la información de forma crítica. Además, es fundamental que se apliquen medidas para promover la transparencia y responsabilidad de las plataformas digitales.

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