80 años de la muerte de Hitler, el dictador que marcó trágicamente el siglo XX
Adolf Hitler tuvo un papel clave en el estallido de la Segunda Guerra Mundial y en la planificación del Holocausto, convirtiéndose en una de las figuras con mayor impacto destructivo de la historia contemporánea
Adolf Hitler murió el 30 de abril de 1945. Se suicidó junto a su esposa Eva Braun en su búnker de Berlín, cuando supo que Alemania había perdido la guerra. Una semana después, la Segunda Guerra Mundial acabó en Europa y el régimen nazi colapsó. Hoy se cumplen 80 años de ese momento, una oportunidad para conocer mejor uno de los episodios más oscuros de la historia contemporánea.
Adolf Hitler fue un dictador alemán, líder del Partido Nazi y responsable del inicio de la Segunda Guerra Mundial y del Holocausto, donde millones de personas (principalmente judíos) fueron asesinadas. Hoy es recordado como uno de los personajes con más impacto destructivo del siglo XX.
Su ascenso político tuvo lugar en 1933, cuando se convirtió en canciller de Alemania. Poco a poco, el líder del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, también conocido como Partido Nazi, fue eliminando las instituciones democráticas hasta concentrar todo el poder en sus manos.
A través de la manipulación, la violencia y la propaganda, Hitler eliminó a sus adversarios políticos, prohibiendo los partidos de la oposición y controlando todos los aspectos de la vida de los alemanes: educación, medios de comunicación, arte, religión, ciencia… El nazismo instauró un régimen totalitario y dictatorial que ejercía un control social total.
Además, Hitler tenía una ambición expansionista: quería hacerse con el control de otros territorios para establecer la supremacía de Alemania en Europa. Esto lo llevó a invadir Polonia en 1939, ataque que provocó el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Alemania finalmente fue derrotada en 1945, un hecho que también supuso el fin del nazismo.

Hitler, la máxima expresión del totalitarismo
Ideología y Holocausto: ¿qué pensaba Hitler?
Hitler plasmó su ideología en su libro Mein Kampf [Mi lucha], que escribió desde la cárcel entre 1924 y 1926, y que posteriormente se convirtió en un éxito en ventas en Alemania. El político expuso todas sus ideas, así como los planes políticos que tenía para su país, los cuales pudo poner en práctica una vez se convirtió en canciller.
Hitler creía en la superioridad racial. Sostenía que los alemanes formaban parte de una supuesta “raza aria” superior, destinada a dominar el mundo. También afirmaba que Alemania necesitaba expandirse, principalmente hacia Polonia y la Unión Soviética, para obtener más territorios donde la “raza aria” pudiera crecer.
Defendía la idea de un régimen totalitario controlado por un líder único, conocido como Führer, que estaría encargado de guiar al pueblo. Además, consideraba al comunismo, representado por la Unión Soviética, como el principal enemigo ideológico que había que destruir.
Su ideología también se basaba en el odio a los judíos, a los que veía como los grandes enemigos de Alemania y a los que culpaba de todos los males (por ejemplo, de la crisis económica). El antisemitismo tenía para él un fundamento biológico: Hitler creía que los judíos eran una “raza inferior” que debía ser eliminada.
Este odio se materializó a partir de 1941, cuando el régimen nazi puso en marcha un plan para exterminar sistemáticamente a los judíos de Europa. Utilizaron campos de concentración y exterminio, donde millones de personas fueron sometidas a trabajos forzados y asesinadas en cámaras de gas. Este genocidio sistemático y organizado se conoce como Holocausto.
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Hitler murió hace 80 años, pero hablar en clase de su figura, su ideología y los horrores que cometió es una oportunidad para aprender más sobre este período histórico. No podemos olvidar lo que ocurrió en el pasado si queremos evitar que los episodios más oscuros de la historia se repitan.
La noticia también puede ayudarnos a reflexionar sobre los peligros de la intolerancia, el racismo y el autoritarismo en la sociedad actual. Lejos de eliminarse, las ideas extremistas basadas en el odio hacia las minorías están ganando cada vez más apoyo en diferentes partes del mundo.
En Alemania, por ejemplo, el movimiento neonazi no ha desaparecido del todo. Actualmente, existen grupos de extrema derecha que siguen defendiendo ideas políticas y sociales que Hitler puso sobre la mesa hace más de 90 años: odio, antisemitismo y xenofobia.
Actualmente, se puede visitar la casa en la que nació el dictador, aunque el espacio se quiere convertir en una comisaría para evitar que personas de extrema derecha vayan a rendirle homenaje. Algo parecido ocurre en el lugar donde se suicidó: hoy es un aparcamiento de coches donde simplemente hay una placa con información histórica.