16 noviembre 2024
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16 noviembre 2024

20 años de la Guerra de Irak

Estados Unidos lideró un ataque militar con la excusa de que Irak poseía armas de destrucción masiva, una acusación que se demostró que era falsa

Esta semana se cumplen 20 años del inicio de la Guerra de Irak, un conflicto que empezó el 20 de marzo de 2003 con la invasión de este país por parte de Estados Unidos, que lideraba una coalición de ejércitos occidentales. La guerra duró casi 9 años, hasta la retirada de las tropas estadounidenses en diciembre de 2011.

El entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, creó una alianza militar con Tony Blair, primer ministro del Reino Unido, que fue el principal país aliado en el conflicto. También obtuvo el apoyo de Australia, Corea del Sur, Dinamarca, Polonia, España y algunos países latinoamericanos como Nicaragua y Honduras, que enviaron tropas sobre el terreno.

El principal motivo para justificar la invasión de Irak fue que este país disponía de armas de destrucción masiva (ADM) y que esto suponía un peligro para la seguridad mundial. Las ADM son armas que pueden matar a un gran número de personas de forma indiscriminada y que tienen graves efectos sobre el medio ambiente. Este tipo de armamento incluye las armas nucleares, las biológicas y las químicas.

Otro de los argumentos para justificar la guerra fue derrocar el régimen de Sadam Husein, que había gobernado en dictadura durante más de 20 años (1979-2003). A finales de 2003, el ejército estadounidense capturó a Sadam, que fue juzgado por un tribunal iraquí y sentenciado a muerte en 2006 por crímenes de lesa humanidad.

Sadam Husein ya se había enfrentado a Estados Unidos en 1991 durante la Guerra del Golfo, un conflicto para controlar Kuwait, un pequeño país con grandes reservas de petróleo. En ese sentido, muchos analistas políticos e historiadores señalan que el verdadero motivo de la Guerra de Irak era hacerse con la producción de petróleo en esta región, una de las más ricas del mundo.

Por último, los servicios de inteligencia estadounidenses también vinculaban a Sadam Husein con el grupo terrorista Al Qaeda, responsable de los atentados del 11-S: una serie de ataques terroristas en Estados Unidos en los que murieron cerca de 3.000 personas. No obstante, nunca se encontraron pruebas que demostraran el vínculo entre ambos.

La mentira de las armas de destrucción masiva

Años después de la guerra, se ha demostrado que Irak no tenía armas de destrucción masiva ni ningún programa de desarrollo de armamento químico o nuclear. De hecho, meses antes de la invasión, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) había inspeccionado las instalaciones iraquíes y no había encontrado ninguna prueba. 

No obstante, eso no impidió que Estados Unidos y el resto de países aliados iniciaran el ataque. El argumento de las ADM se repitió desde todas las instituciones y a través de todos los medios para crear temor entre la población y conseguir el apoyo de la opinión pública

Ninguno de los líderes políticos que lideraron la ofensiva, como George W. Bush o Tony Blair, han sido juzgados por llevar a cabo una guerra que se justificó con argumentos falsos. El propio Bush reconoció en una entrevista en 2008 que el mayor error de su mandato fue creer que realmente existían estas armas en Irak, basándose en los informes de los servicios de inteligencia.

Las armas de destrucción masiva se consideran uno de los mayores peligros para el futuro de la humanidad, por eso existen diferentes tratados y convenciones que prohíben la posesión y desarrollo de este tipo de armamento. El más conocido es el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), impulsado por las Naciones Unidas (ONU) en 1970 y firmado por 191 Estados

El problema de este tratado es que tiene excepciones. Los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU sí que pueden poseer armas nucleares (aunque se supone que no pueden desarrollar más): Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y China. Esta situación de privilegio hace que otros países cuestionen la validez de este tratado.

Las consecuencias de la guerra

El gobierno estadounidense creía que la operación militar duraría unas semanas, pero terminó alargándose durante años. Las consecuencias han sido miles de muertos, la destrucción de las infraestructuras, una grave crisis económica y una gran inestabilidad política que impiden que el país pueda funcionar con normalidad.

En Irak hubo más de 100.000 muertos en ocho años de guerra, según Iraq Body Count, una iniciativa que registra las muertes violentas que se han producido en el país desde la invasión de 2003. Hasta hoy, más de 300.000 personas han muerto, incluyendo civiles y soldados.

Los Estados Unidos vendieron la Guerra de Irak como una operación para terminar con la dictadura de Sadam Husein y llevar la democracia al país. Sin embargo, después de la ejecución del dictador en 2006, diferentes grupos políticos y religiosos se han enfrentado para hacerse con el poder. La retirada de las tropas estadounidenses dejó un vacío de poder que ha favorecido la inestabilidad política, igual que sucedió en Afganistán en 2021.

Esta inestabilidad tiene efectos sobre la economía. La inflación de los precios ha aumentado los índices de pobreza: una cuarta parte de los iraquíes vive por debajo del umbral de la pobreza, según datos oficiales. Una parte importante de la población no puede permitirse cubrir las necesidades más básicas (alimentos, electricidad) y eso ha provocado manifestaciones de protesta en los últimos meses.

Además, la corrupción ha impedido que las ayudas de cooperación (miles de millones de dólares procedentes de fondos internacionales) lleguen realmente a la población y sirvan para reconstruir escuelas, hospitales, carreteras y redes de saneamiento que se destruyeron durante la guerra. Los jóvenes solo ven como opción de futuro irse del país.

Por otro lado, más de 4.000 soldados norteamericanos murieron durante el conflicto. La guerra de Irak se convirtió en uno de los principales problemas del gobierno de George W. Bush, que terminó su mandato como uno de los presidentes más impopulares de la historia de Estados Unidos.

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