7 octubre 2024
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7 octubre 2024

COP28: acuerdo final contra los combustibles fósiles

Los países participantes de la Cumbre del Clima han acordado llevar a cabo una transición para dejar atrás el carbón, el petróleo y el gas

Los representantes de los casi 200 países reunidos en la Cumbre del Clima 2023 (COP28) han llegado a un acuerdo para llevar a cabo una transición para poner fin a los combustibles fósiles. Tras varios días de negociaciones, el texto final hace referencia directa al petróleo, el gas y el carbón, grandes responsables de la crisis climática

Se trata de un avance histórico, pues durante las últimas cumbres celebradas los combustibles fósiles nunca habían formado parte de los acuerdos climáticos finales. En la COP27, el acuerdo fue muy decepcionante porque tampoco se establecieron límites a las emisiones contaminantes ni se impuso el abandono de estos recursos energéticos.

Este año también había dudas, especialmente porque la mayoría de ingresos de Emiratos Árabes, el país anfitrión de la COP, proceden precisamente de la industria del petróleo y el gas. A esto se sumaba que el presidente del evento, Al Jaber, era al mismo tiempo director general de una empresa petrolera y gasística muy importante del país. 

Finalmente ha llegado el momento de dar un paso más allá. Los países han pactado dejar atrás los combustibles fósiles en los sistemas energéticos, de manera justa, ordenada y equitativa. Para ello, proponen acelerar la adopción de medidas en los próximos años con un objetivo clave: lograr emisiones netas cero para 2050.

Aun así, el texto final no ha estado exento de críticas después de su publicación. Sobre todo las quejas han venido por parte de los ecologistas, que consideran que lo acordado es insuficiente por no incluir de manera más explícita la eliminación progresiva de los combustibles fósiles.

Más allá de esto, los países también se han comprometido a seguir trabajando en el Acuerdo de París, para que la temperatura no se eleve por encima de 1,5 grados centígrados.

Combustibles fósiles

Los combustibles fósiles son una fuente de energía que procede de la descomposición de materia orgánica de animales, plantas y microorganismos. Son recursos no renovables, ya que su formación requiere de largos períodos de tiempo y se consumen mucho más rápidamente de lo que se forman. 

Los principales tipos de combustibles fósiles son el carbón (se forma a partir de la descomposición de materia vegetal), el petróleo (líquido formado por la descomposición de microorganismos marinos y plantas terrestres) y el gas (compuesto principalmente por metano se encuentra en yacimientos subterráneos). 

El principal problema de estos recursos es que cuando se queman para obtener energía, el proceso libera dióxido de carbono (CO2) y otros gases de efecto invernadero a la atmósfera. Estas emisiones contribuyen negativamente al cambio climático al atrapar el calor en la atmósfera, provocando lo que conocemos como calentamiento global

Por eso la Organización de las Naciones Unidas lleva años alertando que los combustibles fósiles son uno de los principales responsables de la crisis climática que atraviesa la Tierra. Según la ONU, estos comprenden el 80% de la demanda actual de energía primaria a nivel mundial.

Si continúan las tendencias actuales, las emisiones superarán enormemente la cantidad de carbono que se puede emitir si lo que queremos es limitar el aumento de la temperatura. Es fundamental que se pongan límites a los combustibles fósiles y sus emisiones si no queremos peores consecuencias climáticas para el planeta. 

Consecuencias

Las emisiones contaminantes tienen consecuencias en nuestro día a día y estas son cada vez más evidentes: olas de calor extremo, temperaturas cálidas incluso en invierno, incendios frecuentes, fenómenos climatológicos extremos como sequías e inundaciones… Todo está relacionado con los combustibles fósiles. 

Entonces, ¿por qué seguimos utilizando estas fuentes de energía? Debemos tener en cuenta que los combustibles fósiles son la base de la economía de muchos países del mundo. Esto implica que la industria del carbón, el petróleo y el gas reportan grandes beneficios a multitud de territorios aunque sean perjudiciales para nuestro planeta

Por esta razón, hacer la transición energética es la solución para reducir la emisiones, pero no está al alcance de todos los países. Utilizar fuentes de energía renovables (eólica, solar, hidráulica) requiere de una gran inversión económica para transformar toda la red eléctrica y el sistema de producción.

No todos los gobiernos y empresas pueden (o quieren) hacer este esfuerzo. Estas reticencias a dejar atrás los combustibles fósiles y su energía están presentes cada año en la Cumbre del Clima (COP). Por ejemplo, países altamente dependientes del petróleo como Arabia Saudí e Irak han mostrado su oposición al acuerdo conseguido este año. 

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